Impulsados por una fuerte demanda por parte de los inversionistas que buscan altos retornos, los emisores soberanos y corporativos de América Latina han continuado registrando nuevos récords en el mercado internacional de bonos este año. Los compradores han sido atraídos por las razonables perspectivas de la región y los relativamente amplios niveles de liquidez global. A pesar del riesgo de renovados episodios de turbulencia, los emisores latinoamericanos seguirán usando los mercados de bonos el resto del año.
Datos de Dealogic indican que, aunque el número total de acuerdos cayó desde 70 a 65 entre el 1 de enero y el 15 de abril, el volumen total de bonos vendidos por emisores de la región saltó a US$ 57.600 millones, un alza desde
US$ 34.500 millones en el mismo período de 2013. Se espera que los tenedores de bonos y los prestatarios continúen aprovechando las oportunidades presentadas por las condiciones dominantes del mercado, caracterizadas por tasas aún bajas en los países de la OCDE y una relativa estabilidad macroeconómica en las principales economías del mundo.
Las dominantes condiciones financieras permitieron a los emisores extender la madurez de sus bonos. Según Dealogic, el vencimiento promedio de los bonos emitidos en este período era diez años y once meses, muy ceca del récord de doce años y once meses alcanzado en 2008. Al mismo tiempo, los spreads bajaron 249 puntos base (bps), el menor nivel desde el promedio mínimo histórico de 205 bps en 2008, antes de la crisis.
Transacciones importantes
El tamaño promedio de los acuerdos fue US$ 1.000 millones, pero eso está sesgado en parte por la emisión de
US$ 8.500 millones de Petrobras a comienzos de marzo, con vencimientos de entre tres y 30 años. El gigante petrolero pagó un bajo premio por este acuerdo comparado con sus bonos existentes, como parte de su estrategia de atraer una base más amplia de inversionistas, incluyendo aquellos que se han vuelto cautelosos ante los altos niveles de endeudamiento de la compañía para financiar su ambicioso plan de inversión quinquenal de
US$ 221 mil millones. En general, los emisores brasileños se han visto obligados a aumentar los rendimientos ofrecidos a los inversionistas por las crecientes preocupaciones sobre las perspectivas macroeconómicas a corto plazo del país en el contexto de una erosión de la disciplina fiscal.
En contraste, ha habido un creciente interés en los papeles mexicanos por las recientes reformas pro crecimiento y la desregulación en el sector energético. Un ejemplo fue el bono a 100 años por 1.000 millones de libras esterlinas (US$ 1.690 millones) vendido en marzo por el Estado. Este fue el mayor bono centenario denominado en libras por parte de un emisor emergente. También fue el primer bono soberano de México denominado en la moneda inglesa.