Liu Jianfeng comenzó su carrera como un reportero de investigación con ideas nobles sobre servir al interés
público. Luego de 20 años, incluso trabajar para algunas de las publicaciones más transparentes de China, se sentía cada vez más manipulado. También percibía el anhelo del público por un reporteo basado en hechos y no contaminado por la agenda del Estado. En medio de su búsqueda por una solución, el verano boreal pasado anunció en su microblog que se estaba convirtiendo en un periodista independiente.
Hace cinco años, una movida como esa habría sido imposible. Pero ahora, aprovechando su reputación como un reportero honesto, a través de su microblog en Sina Weibo, el Twitter de China, y en Taobao, un sitio de comercio electrónico, Liu recaudó 200 mil yuanes (US$ 30 mil).
Eso le ayudó a producir su primer reportaje de investigación extenso sobre una disputa de tierras entre aldeanos y su gobierno local en Shandong, una provincia del este. El informe, que está disponible en el blog de Liu, (aún) no le ha causado problemas. "Escribir con detalles es una manera de protegerme frente a acusaciones de negligencia", comenta.
El dominio de la propaganda
Desde su fundación en 1921, el Partido Comunista ha insistido en que los medios son su "garganta y lengua". Aunque los medios son más libres que en cualquier otro momento para reportear temas no políticos y más periodistas están tratando de abrir terreno incluso dentro de los medios estatales, estos aún deben inclinarse ante el departamento de propaganda del partido.
Pero los nuevos medios están debilitando los modelos tradicionales. Para las empresas con fines de lucro, esto significa aceptar una caída en los ingresos por publicidad. Para el partido, la batalla es sobre el control. A medida que los microblogs y otros medios divulgan noticias que desafían la línea del partido, los canales oficiales parecen cada vez más falsos, corruptos o ambos. Un mal logrado reportaje de China Central Television (CCTV), la cadena estatal, sobre el comercio sexual en la ciudad sureña de Dongguan, ha causado particular molestia. El 9 de febrero CCTV publicó su reporte, que incluía imágenes encubiertas de supuestas prostitutas en elegantes vestidos haciendo fila en un prostíbulo para ser seleccionadas.
A menudo estos "golpes noticiosos" son una mezcla de un nuevo tipo de periodismo semi-investigativo que sirve a una agenda partidista más amplia.
Pero el informe no logró causar impacto porque la mala reputación de la ciudad ya era muy conocida. Entonces, mientras el gobierno anunciaba una serie de severas medidas contra la industria sexual, la nota pareció demasiado oportuna.
En vez de la esperada protesta moral, los comentaristas en línea ridiculizaron a la cadena por coludirse con el Estado. "La gente que vende su alma siempre ha mirado en menos a la gente que vende su cuerpo", decía uno de los comentarios ampliamente difundido. A pesar de que los medios estatales no son tan blandos como lo fueron alguna vez, los periodistas de principios todavía tienen dificultades para encontrar un hogar para su trabajo. Desde la llegada de Internet, el gobierno se ha embarcado en un juego del gato y del ratón con los medios emergentes, permitiendo el surgimiento de algunas nuevas plataformas, pero estando listo para abalanzarse sobre aquellos que se vuelven demasiado populares.
Masacre WeChat
Desde que se aplicó mano dura sobre los microblogs el año pasado, muchos usuarios se han trasladado a WeChat, una aplicación de mensajería de smartphones. Esta ha surgido como una plataforma relativamente libre de restricciones para la opinión independiente.
Pero a mediados de marzo hubo un cierre repentino de docenas de cuentas notorias. La "masacre WeChat", como se denominó, fue una fresca advertencia para los libre pensadores, aunque aún no ha ahuyentado a los usuarios.
Como otros periodistas, Song Zhibiao usa su transmisión en WeChat para crear lo que él llama "medios self-made". Él publica noticias y comentarios sobre temas controvertidos, como la deficiente cobertura oficial a la desaparición del vuelo MH 370 de Malaysia Airlines.
Cerca de 13 mil personas están suscritas a su transmisión en WeChat; algunos donan hasta 500 yuanes. A pesar de cierto éxito financiero, Song ve dos obstáculos. Depender de las donaciones de un público acostumbrado a consumir medios gratuitos no es sustentable, advierte. Y revelar la ropa sucia en China puede resultar peligroso. Si uno está por su cuenta en "la búsqueda de la verdad", afirma, podría estar en camino de cometer crímenes a los ojos del partido.
Mayor control
Desde que Xi Jinping se convirtió en jefe del partido en 2012, los medios han estado incluso más controlados. Nuevas leyes significan que los usuarios de la web pueden ser encarcelados por tres años si un tweet delicado resulta ser muy popular. El propio Xi lidera un nuevo grupo de seguridad cibernética, que se espera que aplique nuevos golpes a la libertad de expresión en línea. Ren Xianliang, viceministro de la Oficina Estatal de Información de Internet, cataloga al control de los medios, como el manejo del partido sobre el ejército, un principio irrefutable para mantener el liderazgo. Es una retórica del partido de años de antigüedad que ha recibido un toque moderno. Ren sugiere fomentar un grupo de "líderes de pensamiento" para "ocupar" los nuevos medios. Esta sugerencia expone una debilidad inherente en tal estrategia gubernamental. La ocupación de cualquier cosa en Internet es difícil, por lo que la tecnología entrega una plataforma para la resistencia, aunque sea frágil.
Para los periodistas que apuntan a la integridad, la intersección de la tecnología y el mercado presenta nuevas formas para sobrevivir. Cuando renunció a su trabajo en un diario, Liu imaginó la creación de una plataforma similar a ProPublica, un medio estadounidense sin fines de lucro que produce periodismo de investigación de interés público. Para China, es una empresa que aún parece lejana. Pero Liu conoce a otros que albergan ambiciones similares.