El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) de Argentina suspendió sorpresivamente la publicación de las cifras de pobreza del segundo semestre de 2013, que estaban programadas para el 23 de abril. Ya antes el gobierno había frenado la publicación de los datos de consumo básico y de la canasta de alimentos, que son necesarios para calcular las tasas de pobreza.
Según el Indec, la pobreza llegó a 4,7% en el primer semestre y la pobreza extrema a 1,4%. Los números parecen muy dudosos, considerando que la inflación se ha mantenido por sobre 20% durante casi seis años.
Tras un silencio inicial, y luego de una ola de críticas, el Indec explicó que está trabajando en una nueva metodología más confiable. El jefe de gabinete, Jorge Capitanich, luego precisó que los problemas surgieron tras la introducción de un nuevo IPC más realista, en febrero. Usando el índice previo, la pobreza habría sido aún más baja, lo que ni siquiera el gobierno parece haber sido capaz de sostener.
El problema es que el nuevo indicador dispararía las cifras de pobreza a niveles que destruirían el mito de la década ganada, uno de los eslogan clave de la presidenta Cristina Fernández, que se basa en la idea de tras la crisis de 2001-2002, Argentina ha visto sostenidas mejoras en sus indicadores sociales.
La otra pobreza
Otras estimaciones alternativas para la pobreza pintan un panorama preocupante. El Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), cercano al gobierno, muestra que en 2013 la pobreza era de 13,2% y la extrema pobreza de 4%. El Instituto Pensamiento y Políticas Públicas, encabezado por el parlamentario de izquierda Claudio Lozano y donde trabajan varios ex funcionarios del Indec, calcula más bien 36,5% y 12,1% respectivamente. Y el Observatorio Social de la Deuda Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) apunta a una cifra de pobreza de entre 25,6% y 27,5% y un dato de pobreza extrema de entre 5,1% y 5,5%.
Pese a que son muy superiores a las del gobierno, los números de la UCA muestran una mejora entre 2010 y 2013. Sin embargo, se espera que los datos de 2014 revelen un incremento en la pobreza, impulsada por una fuerte alza en la inflación a comienzos de año tras la devaluación del peso, en enero. Según la ex directora de Indec, Graciela Bevacqua, la canasta de alimentos básicos registró un salto de 54% en marzo frente a igual mes de 2013. La mayoría de las estimaciones privadas ahora sitúan la pobreza en cerca de 30% y la extrema pobreza en más de 10%. Dado el costo político de admitir el retroceso o de publicar una cifra poco realista en medio del creciente descontento público con el gobierno parece poco probable que se vuelvan a entregar estadísticas oficiales hasta poco antes del fin del mandato de Fernández, en diciembre de 2015.