Alemania enfrenta una serie de elecciones importantes este año. Antes de los comicios federales del 24 de septiembre, un nuevo presidente será electo el 12 de febrero y habrá comicios regionales importantes en los estados de Sarre, el 26 de marzo, Schleswig-Holstein, el 7 de mayo, y Renania del Norte-Westfalia el 14 de mayo.
Se espera que la elección presidencial no tenga sorpresas, pero ha delineado posibles opciones de coalición ad portas de las federales, al entregar una imagen de las relaciones entre los partidos. En cambio, la jornada regional será en gran parte determinadas por la dinámica local. Esperamos que el Partido Social Demócrata (SPD) tenga éxito en las elecciones estatales, pero esto no cambia nuestra previsión de que Angela Merkel iniciará su cuarto período como canciller en septiembre.
Aunque el presidente alemán tiene funciones mayormente ceremoniales, su elección dará luces sobre las relaciones entre los partidos políticos. Esto es particularmente importante cuando las elecciones presidenciales y federales ocurren el mismo año. Ningún partido político tiene suficiente poder para imponer un candidato a la asamblea federal, que reúne a representantes de los parlamentos federales y regionales y que elige al presidente federal. La pregunta es cuál será el candidato en torno al que convergerán los partidos. Esto es usualmente visto como indicador de qué partidos tienen más o menos posibilidades de trabajar juntos en el gobierno federal.
La Unión Demócrata Cristiana (CDU), liderada por Merkel, habría preferido que el actual presidente, Joachim Gauck, siguiera en funciones, pero él decidió no hacerlo y la búsqueda de la canciller de un candidato de centroderecha que otros puedan apoyar no tuvo éxito. Eventualmente, ella acordó nominar a Frank-Walter Steinmeier, actual ministro de Relaciones Exteriores y miembro del SPD.
Aunque la nominación encaja en la coalición actual –que reúne a la CDU con su partido hermano, la Unión Cristiana Social (CSU), además del SPD– , también deja entrever que la CDU no tiene más opciones de coalición. Su socio tradicional, el Partido Democrático Libre (FDP), está demasiado débil para levantar un candidato y la Alternativa para Alemania (AfD) no se ve como parte de ninguna coalición.
El SPD y sus regiones
El SPD hubiera preferido que su candidato presidencial, Steinmeier, hubiera sido elegido con respaldo de los Verdes de centroizquierda y el Partido de Izquierda, en vez de la CDU.
Sin embargo, la elección de Steinmeier el 12 de febrero se verá como un éxito para el SPD, que también se beneficia del reemplazo de su impopular líder, Sigmar Gabriel, con Martin Schulz, el ex presidente del Parlamento Europeo, ahora candidato del partido para canciller.
Schulz no tiene experiencia política en Berlín, pero su actitud franca, su fuerte perfil socialdemócrata y su carrera europea están alimentando expectativas de una coalición de izquierda que pueda destronar a Merkel.
Este escenario es poco probable. Aunque el SPD, los Verdes y el Partido de Izquierda ya tienen una mayoría en el parlamento federal, no pudieron formar una coalición tras la elección pasada, por sus profundas diferencias políticas. En particular, el deseo del Partido de Izquierda de abolir la OTAN dificulta una coalición hipotética con el SPD.
Más aún, el SPD sigue quedando significativamente detrás de la CDU en las encuestas: estos últimos logran un consistente 33%, mientras el apoyo de los primeros tras la llegada de Schulz ha subido a apenas 23%. Schulz también tiene buen desempeño en las encuestas para la cancillería, pero esto refleja en parte que es poco conocido y que contrasta positivamente con su antecesor.
Para capitalizar la novedad y estatus de Schulz, el SPD querrá tener éxito en las tres elecciones antes de los comicios federales. Las recientes encuestas en Saarland tienen a la CDU diez puntos delante del SPD. Sin embargo, en las próximas semanas probablemente habrá un nuevo salto en el apoyo al SPD y es plausible que esto sea suficiente para generar un gobierno entre ellos, los Verdes y el Partido de Izquierda, que reemplazaría a la gran coalición actual en este estado.
El SPD es tradicionalmente fuerte en Schleswig-Holstein y, tras la elección regional del 7 de mayo, podría cambiar el gobierno regional de tres partidos que lidera actualmente por una coalición entre rojos y verdes.
Sin embargo, ni Schleswig-Holstein ni Saarland son estados grandes. Tienen sus propias dinámicas locales y no son indicadores útiles con miras a la elección federal de septiembre. Renania del Norte-Westfalia es diferente: es el estado más poblado de Alemania y el SPD lo ve como su madre patria tradicional. También es el estado del que proviene Schulz. El SPD lidera allí un gobierno entre rojos y verdes.
Liderazgo de Merkel
En mayo, el SPD buscará aumentar el 39% que logró en las elecciones de Renania del Norte-Westfalia en 2012. La última encuesta de opinión, de Kantar Emnid, tiene al SPD con cerca de 32%, pero probablemente mejorará en las semanas que vienen. Dicho eso, mantenemos el escepticismo de que Schulz impulse el apoyo del partido más allá del 40%. Si el SPD no logra mejorar significativamente su desempeño de 2012 en ese estado, eso golpeará las perspectivas de Schulz para la elección federal.
Las votaciones regionales en Alemania tienen sus propias dinámicas y los resultados pueden verse influidos por una amplia variedad de factores. Deberían usarse con cautela para prever lo que ocurre a nivel federal. Aunque podemos esperar un aumento en el apoyo regional del SPD, a nivel federal, Merkel se mantiene al menos igual de popular que Schulz y es ampliamente respetada; la continua fortaleza del PIB también la impulsará. Merkel tiene conciencia de que esta elección no será fácil; eso mismo respalda nuestra proyección de que otro gobierno en sus manos es el resultado más probable de los comicios de septiembre.
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