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EE.UU.: legislador demócrata defiende rescate para sector automotor

El fracaso, hasta cierto punto, de tres de nuestros principales fabricantes sería un problema muy serio (...) un desastre absoluto", señaló Barney Frank.

Por: | Publicado: Viernes 5 de diciembre de 2008 a las 15:25 hrs.
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El deterioro de la economía de Estados Unidos, como evidencia la pérdida de más de medio millón de puestos de trabajo en noviembre, es un poderoso argumento a favor del rescate de la industria automotora por parte del Congreso, afirmó hoy el legislador demócrata Barney Frank.

"El fracaso, hasta cierto punto, de tres de nuestros principales fabricantes sería un problema muy serio. En medio de la peor situación económica desde la Gran Depresión, sería un desastre absoluto", advirtió Frank, presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes.

Señaló que el informe sobre la pérdida de 533.000 empleos el mes pasado -1,9 millones en lo que va del año- ofrece un "contexto muy difícil" y desalentador de la economía, que solo enfatiza la urgencia de ayudar a la industria.

Agregó que, a este ritmo, cuando se conozcan las cifras de desempleo de diciembre, la economía estadounidense habrá perdido más de dos millones de empleos desde diciembre de 2007.

"Dada la situación, debemos abandonar cualquier esfuerzo de minimizar el impacto negativo de los recortes económicos en esta industria. Estamos operando, como dije, en un contexto muy difícil", enfatizó el legislador.

Frank hizo esas declaraciones al inicio de una audiencia que convocó precisamente el Comité que preside para analizar la crisis de liquidez de General Motors, Ford y Chrysler, y el papel del Congreso y del Gobierno para mitigarla.

Los máximos ejecutivos de los Tres Grandes de Detroit, presentes en la audiencia junto con otros expertos del Gobierno y del mundo académico, ya habían acudido el jueves a una audiencia en el Senado para defender sus planes de reestructuración y su pedido de auxilio.

Las tres empresas automotoras han regresado al Congreso esta semana para pedir US$34.000 millones en préstamos y líneas de crédito para evitar la bancarrota y continuar sus planes de reforma.

En ese sentido, el principal ejecutivo de Chrysler, Robert Nardelli, dijo a los congresistas que el salvavidas que el sector pide al Congreso es, en todo caso, "la alternativa menos costosa", tomando en cuenta que el colapso del sector aumentaría las filas de desempleo.

Frank asintió y repitió que permitir la bancarrota o colapso de una o las tres empresas sería un "desastre".

Sin embargo, el republicano de mayor rango en el Comité, Spencer Bachus, dijo que "la obligación número uno" del Congreso es velar por los intereses de los contribuyentes, aunque reconoció que el desplome de los Tres Grandes de Detroit "tendría un efecto devastador" en EE.UU.

"A título personal, el único derrotero que yo podría apoyar sería una asistencia transitoria limitada, para que la industria automotriz estadounidense recupere su solvencia y rentabilidad, pero solo si hay expectativas razonables para su éxito", explicó.

En los pasillos del Congrseo hay consenso sobre la urgencia de ayudar al sector, pero los legisladores distan de lograr un acuerdo sobre el alcance y contenido de un posible plan de rescate, y cómo ejecutarlo, así como la injerencia que pueda tener el Gobierno en su manejo.

El Congreso y la Casa Blanca siguen enfrascados en disputas sobre la procedencia de la ayuda para el sector: los demócratas quieren que el dinero salga del plan de rescate financiero de US$700.000 millones, mientras la Administración alega que se puede usar un fondo ya disponible y a cargo del Departamento de Energía.

Además, ante el recelo de la opinión pública, el temor generalizado en el Legislativo es que no se debe "echar dinero en un barril sin fondo".

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