La estafa realizada por el inversor
estadounidense Bernard Madoff alcanza a clientes de todo el mundo,
desde bancos europeos y asiáticos hasta instituciones grandes y
pequeñas de Estados Unidos, que ahora confían en que el Tribunal de
Bancarrota de este país les ayude a recuperar parte de las pérdidas.
Además, esa estafa, que podría superar los US$50.000 millones, ha generado tal crisis de confianza en el sistema
financiero estadounidense, que ahora sus autoridades buscan información y
piden explicaciones a la Comisión del Mercado de Valores (SEC, por
su sigla en inglés), ya criticada por su actuación respecto a las
hipotecas tóxicas que desencadenaron la crisis financiera en Wall
Street.
El presidente del Comité Bancario del Senado de Estados Unidos, el
demócrata Chris Dodd, emitió hoy una declaración en la que muestra
su preocupación, no sólo por las víctimas de esta estafa, sino "por
cómo ha sido posible que un fraude tan masivo no haya sido
detectado" y pide explicaciones a la SEC.
Madoff, ahora en libertad bajo fianza y hasta hace unos días un
reputado y confiable inversor de 70 años, puso en marcha hace un par
de décadas un gigantesco esquema Ponzi o sistema piramidal, por el
que prometía altas rentabilidades (de hasta el 8% y el 10%) a sus
inversores sin tener un negocio real que lo respaldase.
Los intereses que pagaba procedían de las nuevas captaciones de
capital que hacía entre sus últimos clientes, que eran de todo tipo:
desde el cineasta Steven Spielberg hasta dueños de equipos
deportivos, pasando por fundaciones caritativas, ayuntamientos o
jubilados que le habían confiado los ahorros de toda una vida.
Ahora el Tribunal de Bancarrota, por orden del juez federal Louis
Stanton, se encarga de la liquidación de los activos de la firma de
Madoff, ubicada en pleno centro de Manhattan en el rascacielos
conocido como Lipstick por su forma de barra labial y que ahora es
inspeccionado y custodiado por las autoridades federales para evitar
la desaparición de documentos.
Stanton, de la Corte Federal del Distrito Sur de Manhattan, firmó
el lunes, tras el cierre de la Bolsa de Nueva York, el auto que da
pie a la aplicación de la Ley de Protección del Inversor en Valores
(SIPA, por su sigla en inglés) para los clientes del financiero.
El magistrado también designó como administrador legal de esos
bienes a Irving Picard, quien preside desde hoy la entidad que los
controlará durante el proceso de liquidación y deberá establecer una
fianza o bono de fidelidad (seguro contra pérdidas generadas por un
fraude) por US$250.000.
La orden judicial indica que Picard está autorizado a tomar
posesión inmediata de las propiedades del demandado, con
independencia de dónde se encuentren, incluyendo sus libros y
registros, así como a abrir cuentas para depositarlos de forma
segura.
Además, la Corporación para la Protección de los Inversores
Bursátiles (SIPC, por su sigla en inglés) de EE.UU., que es la
primera línea de defensa de los inversores de este país, informó que
intentará devolver a los damnificados hasta US$17.000 millones, la cifra que el estafador dijo que tenía como bienes a
principios de año.
"Está claro que los clientes de Madoff necesitan protección",
dijo el presidente de la SIPC, Stephen Harbeck, mediante un
comunicado de prensa, en el que advierte también de que la amplitud
aún por determinar de la estafa y el estado de los documentos
empresariales podría dificultar la situación.
Los estatutos de la SIPC, una organización creada en 1970 por el
Congreso de Estados Unidos, establecen que los clientes de empresas
de corretaje bursátil en quiebra reciban todos sus títulos no
negociables registrados a sus nombres o en el proceso de estarlo.
La SIPC dispone, además, de reservas para responder a las
reclamaciones de esos inversores hasta un máximo de US$500.000,
aunque establece un techo de US$100.000 para las peticiones en
dinero líquido.
Hasta el momento ese organismo ha hecho posible que desde 1970
626.000 inversores estadounidenses con pérdidas en procesos
similares por US$15.700 millones hayan recibido US$507 millones, una parte mínima.
A medida que la investigación federal sobre el financiero avanza,
se van descubriendo nuevos aspectos de la personalidad de un hombre
que encandiló a muchos, grandes y pequeños, para que le confiaran
sus inversiones.
Ahora se ha recordado que en el 2000 llegó a asesorar al Gobierno
sobre cómo proteger a los inversores y que en 2004, cuando su
esquema de fraude estaba en pleno apogeo, bromeó con algunas
autoridades sobre los extraordinarios beneficios procedentes de su
estrategia de negocio.
Dicho esquema, al ser analizado en detalle, ahora es calificado
de "inverosimil" por los expertos.
Entre las víctimas internacionales de quien fuera presidente del
Nasdaq están instituciones bancarias como los británico HSBC, Royal
Bank of Scotland y Grupo MAN, el español Grupo de Santander, el
francés BNP Paribas y el japonés Nomura, entre otros.