Economía

Guy Sorman, economista y filósofo liberal francés: “El odio y agresividad promovidos por Milei llevarán a una suerte de revolución tarde o temprano”

Quien fuera profesor del mandatario argentino, no hace una buena evaluación de sus primeros seis meses en la Casa Rosada. Sobre su país, Francia, no parece muy preocupado por el avance de la ultraderecha.

Por: Francisca Guerrero | Publicado: Martes 25 de junio de 2024 a las 04:00 hrs.
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Foto: Rodolfo Jara
Foto: Rodolfo Jara

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Para el economista, filósofo y periodista, Guy Sorman, el presidente de Argentina no parece haber entendido mucho de sus clases cuando fue su estudiante. Aunque Javier Milei se ha autodenominado liberal en varias ocasiones, para el intelectual francés su liderazgo está lejos de encajar en esa categoría y, más cercano a un “culto religioso”, estaría poniendo en peligro el destino de los argentinos.

- Fue su estudiante y ahora ya cumple medio año como presidente de Argentina. ¿Qué opinión tiene de Milei?

- No lo recuerdo como estudiante, pero puedo decir que no fue uno muy bueno porque no entendió realmente nada de lo que yo hablaba.

“Sí, la inflación baja (en Argentina), pero eso es porque la gente no puede comprar nada y los productos desaparecen del mercado. Así puedes tener cero inflación y hasta inflación negativa. Es algo totalmente artificial”.

Milei reduce el liberalismo a una especie de religión, donde el mercado es Dios y el Estado, el diablo. Esa nunca fue mi opinión. Mi posición es que cualquiera debe tener en cuenta la complejidad de la sociedad para convertirse en Presidente y actuar como un líder de culto. El líder de “culto religioso” no es de lo que se trata el liberalismo.

Decir que el Estado es responsable del desastre de Argentina es verdad, hasta cierto punto. Decir que el mercado es eficiente es verdad, hasta cierto punto. Pero un líder debiera pensar en la realidad de la gente y, sobre todo la más pobre, que en Argentina es la mitad de la población y sobrevive gracias al apoyo del Estado.

Entonces, puedes decir que el Estado es malo, pero el problema es que si suprimes el apoyo del Estado de la noche a la mañana llevas a toda esa gente a la pobreza total, lo que está ocurriendo justamente ahora.

- Se han presentado las cifras de una inflación más acotada como muestra de un buen manejo económico. ¿Comparte el optimismo al respecto?

- Sí, la inflación baja, pero eso es porque la gente no puede comprar nada y los productos desaparecen del mercado. Así, puedes tener cero inflación y hasta inflación negativa. Es algo totalmente artificial.

Lo importante aquí es que Milei ha sido elegido por cinco años y debe utilizar estos cinco años para tener una política progresista entendida por la gente. Sin odio, sin agresividad. El odio y agresividad promovidos por Milei llevarán a una suerte de revolución tarde o temprano.

- Milei cuenta con Luis Caputo, también exministro del exPresidente Mauricio Macri, como su jefe de finanzas. ¿Cree que su manejo pueda contener la situación económica?

- Caputo ha sido reclutado para tranquilizar al mercado internacional y porque en el FMI lo consideran racional, por lo tanto, le siguen prestando plata a Argentina. Pero, lo cierto, es que Caputo no tiene absolutamente ningún poder y ninguna influencia, más allá de su relación con el Fondo.

Para mi resulta increíble que el FMI le siga prestando dinero a Argentina. Ellos le viven prestando dinero y toda la historia de Argentina es de profundización de la inflación. Han estado endeudados por un siglo y, realmente, nunca pagan.

Pero ahí tienes al FMI… todavía prestándole dinero a Argentina. El FMI tiene una gran responsabilidad en el destino y los malos resultados de la economía argentina.

- Usted ha señalado que salvar a Milei equivale a salvar al liberalismo. ¿Cree que va a ser posible?

- La verdad ya no lo plantearía de esa manera, porque sus políticas son una locura. A quienes creo que hay que salvar es al pueblo argentino, porque si no hay apoyo internacional Argentina irá derecho a una revolución social y violenta.

¿Es eso posible? No lo sé, porque no sabemos si Milei escucha a alguien más que a su hermana.

- En la bullada convención de ultraderecha en Madrid el mes pasado, Milei coincidió con su compatriota, Marine Le Pen. ¿Se pueden hacer paralelismos entre estos dos liderazgos ascendentes?

- No me parece que sean liderazgos similares. Argentina siempre ha producido líderes locales muy poderosos. Milei asistió a ese congreso como una gran estrella, pero él es diferente; no entra en la categoría de ultraderecha. Como he dicho antes, hay que tener presente que existen tres tipos de economía en el mundo, la socialista, la de libre mercado y la de Argentina. Ellos son una categoría en sí mismos.

Madam Le Pen, por su parte, en realidad es estatista, es de la idea de nacionalizar empresas, por ejemplo, y no le gusta la Unión Europea, porque la considera muy promercados. Ella cree en un Estado totalmente fuerte, quiere proteger las industrias de la competencia extranjera. Madam Le Pen confía en que el Estado puede proteger al país de lo que llama una invasión. Definitivamente, no es un liderazgo liberal, de libre mercado.

- Aunque diferente a Milei, según los resultados de los comicios del parlamento europeo, el movimiento político de Le Pen también está conquistando al electorado francés. ¿Cómo lo explica?

- En Francia tenemos una tradición de líderes fuertes. El pueblo francés no es fan de la democracia, no es un país liberal, no es como la sociedad estadounidense. La mitad de los franceses piensa que con un líder fuerte se solucionarán sus problemas y, por eso, gana popularidad madam Le Pen, mientras que la pierde Macron, a quien realmente no lo quiere nadie.

- Bajo la descripción que hace de la ideología de Le Pen. ¿Le preocupa que su movimiento vaya escalando al poder en Francia?

- Preferiría que no lo hicieran, ciertamente. Pero, más allá de mi opinión, la cuestión está en si el Estado de Derecho es lo suficientemente fuerte como para poner límite al éxito de estos líderes fuertes. En Estados Unidos, por ejemplo, quedó demostrada la fortaleza de sus instituciones con Donald Trump en la presidencia. Yo apuesto a que el Estado de Derecho de Francia es igualmente fuerte.

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