China conmemoró hoy los 30 años del inicio de la política de
reforma y apertura económica, que han convertido al país en la cuarta economía
mundial, con una ceremonia en la que el presidente chino, Hu Jintao, prometió
continuar el proceso y mantener una estabilidad social "sin la cual se
puede perder todo".
El máximo líder chino señaló en el Gran Palacio del Pueblo,
ante unas 6.000 personas, que las directrices fundamentales para los próximos
años serán "continuar la apertura económica iniciada por Deng Xiaoping
para seguir el desarrollo económico del país".
El presidente y secretario general del Partido Comunista de
China destacó también que el país continuará cooperando con el mundo
pacíficamente "mediante la política de multilateralidad en los organismos
internacionales".
Hace 30 años, de la mano de Deng Xiaoping, llamado el
"Pequeño Timonel", China decidió abandonar la economía planificada de
Mao Zedong, el "Gran Timonel", e incorporarse al libre mercado, en lo
que Deng denominó "socialismo con características chinas".
Se crearon Zonas Económicas Especiales en las que se
comenzaron a aplicar políticas de libre mercado, como en la provincia sureña de
Cantón, que ahora es el principal núcleo exportador del país, con un
crecimiento anual medio del 13,8 % en estos 30 años.
En 1978, China era la 32 economía del mundo, su Producto
Interior Bruto (PIB) representaba el 1,8 % del total mundial, el comercio
exterior era de 20.600 millones de dólares (16.500 millones de euros) y el 80 %
de la población eran campesinos.
Con un crecimiento anual medio del 9,8 % en estos 30 años,
China contribuye ahora con el 6 % del PIB mundial y su comercio exterior se ha
multiplicado por 105 hasta alcanzar el año pasado los 2,17 billones de dólares
(1,74 billones de euros), según cifras oficiales.
Además, todas las previsiones apuntan a que a finales de
este año China superará a Alemania y se convertirá en la tercera economía del
mundo, sólo por detrás de EEUU y Japón, pese a su desaceleración, agravada por
la crisis financiera global.
China creció un 11,9 % en el 2007, pero este año ha mostrado
una clara tendencia a la baja con un crecimiento del 10,6 % en el primer
trimestre, del 10,4 en el segundo y del 9,9 en el tercero.
La caída de la demanda en la UE y EEUU ha paralizado también
por primera vez desde el inicio de la apertura económica las exportaciones, que
hasta ahora eran uno de los principales motores de la economía china.
El cierre o traslado de más de mil fábricas en Cantón y las
primeras huelgas y protestas por la pérdida masiva de empleos en las últimas
semanas provocadas por la crisis han disparado las alarmas en el Gobierno
chino, siempre preocupado por mantener la estabilidad social y evitar
revueltas.
La idea de que algunas personas se hicieran ricas antes que
otras en el país, que Deng expuso en los primeros momentos de la apertura, ha
llevado a que la brecha entre ricos y pobres haya crecido año tras año desde
entonces, con el descontento que lleva aparejado.
El coeficiente Gini, que mide las desigualdades entre ricos
y pobres de 0 a
1, aumentó del 0,4 al 0,47 en China desde 1993 a 2004, por encima del
límite del 0,4 que establece como riesgo de alarma social, según el informe
"indicadores Clave 2007" del Banco Asiático de Desarrollo (BAD).
Para evitar tensiones sociales y a pesar de la apertura, el
Gobierno chino continúa controlando, por ejemplo, los precios del combustible,
que mantiene de forma artificial por debajo de los internacionales, aunque la
actual crisis obligó a una ligera subida este año para frenar el desplome de
sus propias refinerías.
En estos 30 años de reforma económica, el entramado político
y empresarial chino también se ha visto salpicado por numerosos casos de
corrupción, muchos de ellos con miembros del PCCh implicados, otra de las
principales causas de descontento entre la población.
Con la consolidación de la economía china, algunos expertos
locales consideran que es el momento de saltar del sector industrial al
servicios, motor de las economías desarrolladas, tras 30 años de
industrialización que han hecho que China cuente hoy también con algunas de las
ciudades más contaminadas del planeta.
Hacer frente a la actual crisis económica y la paralización
de las exportaciones, y ocupar el puesto de liderazgo mundial que muchos
esperan de China, son algunos de los retos a los que se enfrenta la economía
china en el futuro, mientras muchos esperan aún la reforma política del gigante
comunista.