El presidente de Estados Unidos, George W.
Bush, afirmó hoy que su Gobierno no está listo para anunciar un plan
de rescate de General Motors, Chrysler y Ford, conocidos como "Los
Tres Grandes de Detroit", pese a la grave crisis que afronta el
sector.
La Casa Blanca está bajo enormes presiones de los demócratas, los
tres principales fabricantes de automóviles y los trabajadores del
sector para desembolsar un préstamo de US$14.000 millones después de que el intento fracasara en el Senado.
"Todavía no estamos listos para anunciar" una ayuda de la Casa
Blanca, dijo Bush, en unas declaraciones hechas en Bagdad rumbo a
Afganistán y divulgadas hoy por la Casa Blanca.
El mandatario estadounidense reconoció que la recesión ha
generado gran preocupación por los "momentos difíciles" que
atraviesa la economía, en los que la gente está angustiada por sus
trabajos y por el valor de sus pensiones.
La Cámara de Representantes aprobó la semana pasada un plan de
rescate para General Motors (GM), Chrysler y Ford, para ayudarles a
mantenerse a flote hasta el 31 de marzo de 2009, aunque la última,
en una situación más holgada, anunció que no iba a hacer uso de
tales recursos.
La legislación incluía numerosas ataduras para promover la
viabilidad de las empresas, pero fracasó en el Senado porque los
republicanos exigían más sacrificios de los trabajadores.
Bush señaló que una "abrupta bancarrota" de las empresas
automotrices "sería devastadora para la economía", por lo que la
Casa Blanca ha intentado trabajar con el Congreso para no crear un
"cráter" en la economía al tiempo que se evite también un mal gasto
del dinero.
"Estamos ahora en el proceso de trabajar con las partes
interesadas sobre cómo avanzar" en este asunto, manifestó Bush.
Preguntado sobre cuánto tiempo podría tomar un anuncio, Bush dijo
que "no será un proceso largo por... la fragilidad" de las empresas
automotrices, sin dar más detalles sobre un posible cronograma o las
condiciones que impondrían a "Los Tres Grandes de Detroit".
Por otra parte, Bush reiteró que dio "señales" sobre la
"posibilidad" de que la Casa Blanca, tal como siempre lo exigió la
mayoría demócrata del Congreso, utilice fondos del plan de rescate
de 700.000 millones de dólares aprobado para Wall Street para ayudar
a los fabricantes de automóviles.
El senador demócrata Carl Levin, de Michigan, ha advertido en
reiteradas ocasiones de que el colapso del sector sería el
equivalente a un "tsunami" para la débil economía, pero se
manifiesta optimista de que la Casa Blanca saldrá al rescate de
Detroit.
Levin dijo hoy que espera que la solución que finalmente
encuentre la Casa Blanca será parecida al acuerdo pactado
previamente con los líderes del Congreso, que preveía conceder un
"préstamo puente" a GM, Ford y Chrysler y la creación de una "zar
del auto" que supervisará el manejo de los fondos y la reforma del
sector.
El demócrata vaticinó que GM, la que peor se encuentra de las
tres empresas, recibirá unos US$8.000 millones, la mitad de
la cifra para mantenerse en operaciones tan sólo este mes.
Chrysler, continuó, podría recibir hasta US$7.000 millones, de producirse un anuncio esta semana.
La Asociación Nacional de Concesionarios de Automóviles (NADA) ha
montado una campaña de presión para que la Casa Blanca apruebe los
fondos de emergencia, y ha pedido a los concesionarios que también
contacten por su cuenta al Capitolio.
Según la asociación, en el mejor de los casos, cerca de 2.000
concesionarios de vehículos nuevos se irán a la quiebra entre 2008 y
2009, o uno de cada 10 en el país.
Un economista de la asociación, Paul Taylor, dijo hoy a la
revista especializada Automotive News que durante buena parte de
2008 los concesionarios de las tres empresas conformaron casi dos
tercios del total que cerró sus puertas.
La revista indicó que a principios de 2008 hubo 21.461
concesionarios de coches nuevos en EE.UU., pero para fines de año
habrá una pérdida neta de 700.
Para grupos como NADA y otros que respaldan las gestiones de
Detroit, Bush podría ser la tabla de salvación para el sector,
cuando le restan 36 días en el poder.