La recuperación de la zona euro se estancó en las tres economías más grandes del bloque en el segundo trimestre, lo que subrayó la vulnerabilidad de la región a la amenaza de la deflación y a la escalada de las tensiones con Rusia por su apoyo a los rebeldes en Ucrania. Alemania (que aporta un 28% del PIB de la eurozona) se contrajo 0,2% entre abril y junio. La economía francesa (que representa un 21% del PIB) se estancó, mientras que Italia (16%) entró en recesión.
Estas cifras ponen presión sobre el Banco Central Europeo para inyectar más estímulo, quizás en la forma de alivio cuantitativo, pero también ponen énfasis en el impacto que han tenido las sanciones económicas sobre Rusia y la respuesta de Moscú, que prohibió la importación de alimentos desde Europa.
Hasta ahora, el conflicto ha dañado la confianza de las empresas y las exportaciones. A largo plazo, Francia e Italia deberán implementar reformas estructurales para sostener tasas más altas de crecimiento.
Alemania se contrae y Europa pierde su locomotora
La mayor economía de la zona euro, Alemania, se contrajo el segundo trimestre, arrastrada por la debilidad del comercio exterior y una caída en la inversión en construcción. El Producto Interno Bruto se contrajo 0,2% en el segundo trimestre, más de lo que esperaban los economistas.
Pese a que la debilidad de la economía alemana -que había sido la locomotora de la recuperación europea- se debe principalmente a un invierno suave que adelantó la producción a meses previos, el panorama se ha nublado por el impacto de las medidas internacionales contra Rusia por su apoyo a los separatistas en Ucrania. Inclusive, la economía podría caer en una recesión técnica si las tensiones escalan, por el impacto en el comercio y en la inversión corporativa.
El Bundesbank estimó en junio que la economía crecería 1,9% este año y 2% en 2015. El presidente, Jens Weidmann, dijo a la televisión la semana pasada que mantendrán "más o menos" ese pronóstico, pero que la crisis en Ucrania podría modificar el panorama.
La Unión Europea acordó el mes pasado reducir el acceso de Rusia a financiamiento bancario y tecnología avanzada en una ampliación de las sanciones económicas.
Rusia, que tiene a Alemania como su mayor socio comercial, respondió con la prohibición de importación a productos alimenticios de la Unión Europea.
Un indicador de la confianza de los inversionistas alemanes bajó este mes a su menor nivel desde 2012. Las órdenes de las fábricas, en tanto, registraron en junio su mayor caída en más de dos años y medio, lo que según el Ministerio de Economía se produjo por las tensiones políticas.
Ante este escenario, las Cámaras de Comercio de Alemania rebajaron la estimación de exportaciones para este año, pero advirtieron que incluso su pronóstico más bajo no se alcanzaría si se deteriora el conflicto de Rusia con Occidente.
La DIHK dijo la semana pasada que las exportaciones alemanas aumentarían 3,5% como máximo este año, frente a su estimación de 4% en mayo. "Estamos en un patrón peligroso", afirmó el director de comercio exterior de DIHK, Volker Treier.
"Las sanciones y la respuesta de Rusia siguen afectando a las exportaciones alemanas. Junto con el impacto negativo directo, habrá una desaceleración económica en otros países europeos, los que comprarán menos productos alemanes", afirmó Treier.
DIHK calcula que los exportadores recibirán 11 mil millones de euros menos en ingresos que lo previamente estimado, lo que colocará a 100 mil empleos en riesgo. Los envíos a Rusia, que cayeron 15% entre enero y mayo, representan sólo 3,3% del total de las exportaciones alemanas, pero la tensión ha generado incertidumbre entre los exportadores, de los cuales un 10% envía mercancías a Moscú.
"No podemos esperar altas tasas de crecimiento en los próximos trimestres, debido a la crisis Ucrania/Rusia", dijo a Reuters el economista de BayernLB, Stefan Kipar. "El comercio exterior no hará una contribución positiva al crecimiento por el futuro previsible", agregó.
Pese a que Alemania aún no registra un Índice de Precios al Consumidor negativo, como sí ocurre en España, Polonia, Portugal y Grecia, el IPC anotó un avance mensual de sólo 0,3% en julio -medido por un método armonizado con la Unión Europea- y un aumento anual de 0,8%.
Problemas estructurales mantienen paralizada a Francia
El gobierno francés recortó a la mitad su previsión de crecimiento para este año y confía ahora en lograr una expansión del Producto Interior Bruto (PIB) de 0,5%, lo que supondrá que el déficit presupuestario cierre 2014 "por encima del 4%", incumpliendo así el objetivo pactado con Bruselas de 3,8%, reconoció el ministro de Finanzas francés, Michel Sapin, en el diario Le Monde. Además, en 2015, la cifra que espera el gobierno de François Hollande no será "muy superior al 1%".
Las nuevas expectativas coinciden con la publicación del PIB galo para el segundo trimestre del año, el que volvió a estancarse, registrando una tasa de crecimiento nula por segundo trimestre consecutivo.
En el conjunto del año, Francia acumula un crecimiento de 0,3 %.
París ha intentado inclinar la política de la Unión Europea (UE) hacia medidas que impulsen el empleo y el crecimiento, en vez de fomentar la reducción de la deuda.
"Europa debe actuar con firmeza, con claridad, adaptando sus decisiones a la profundamente especial y excepcional situación de nuestro continente", dijo el ministro de Finanzas francés, para quien el reto de la nueva Comisión Europea es "reorientar" las políticas de la UE.
Además, llamó al Banco Central Europeo a desarrollar más acciones que debiliten el euro, incluso tras su reciente depreciación, afirmando que su fortalecimiento afecta a las exportaciones. Datos publicados la semana pasada mostraron que la inflación francesa está estancada en su menor nivel desde noviembre del 2009.
Sin embargo, la realidad es que la división interna en Francia y las protestas en la calle han entorpecido la acción del primer ministro Manuel Valls, que avanza con lentitud para implantar el paquete de reformas que lanzó el presidente Hollande.
Francia, cuya economía representa el 21,3% de la UE, aún no ha reestructurado ni controlado su gasto público, disparado por encima del 56% del PIB. Tampoco ha reformado el mercado laboral, incluyendo una mayor flexibilidad en las condiciones de contratación y la moderación de los costos salariales mínimos; ni ha liberado los mercados de productos y servicios, sobre todo en áreas como la energía, lo que está frenando la competitividad de la economía francesa.
Además, deberá considerar medidas más ambiciosas centradas en los recortes de gastos para reducir el déficit de su sistema de pensiones. Esto supondrá la indexación de las pensiones, la introducción de periodos más largos de cotización y una edad legal de jubilación más alta.
"Francia debe dar buen ejemplo" y adoptar las reformas estructurales necesarias en vez de reclamar a Berlín acciones en favor del crecimiento, afirmó el presidente del banco central alemán, Jens Weidmann.
Italia, la única gran economía en recesión
Pese al optimismo que generó el ascenso al poder del reformista Matteo Renzi a comienzos de año, Italia continúa siendo el más rezagado entre los mayores países de la zona euro. La tercera economía del bloque se contrajo 0,2% durante el segundo trimestre que, sumado al declive de 0,1% en los primeros tres meses del año, hizo que la nación volviera a caer en recesión por tercera vez desde 2008.
El dato deja el Producto Interno Bruto (PIB) local más de 9% por debajo de su nivel previo a la crisis y más cerca de los niveles del año 2000.
El descenso de la actividad ha estado acompañado de una altísima tasa de desempleo. Si bien el número de personas sin trabajo disminuyó en junio desde 12,6% a 12,3%, el indicador más que duplica el nivel registrado en 2007.
Cuando asumió como primer ministro en febrero, el ex alcalde de Florencia prometió realizar profundas reformas para despertar a la economía italiana de una década de crecimiento nominal cero.
Sin embargo, Renzi ha preferido enfocarse en los cambios al sistema político en vez de las transformaciones económicas, lo que ha sido criticado por diversos expertos. Los opositores a su administración aseguran que la autoridad está postergando las reformas en este sector debido a la falta de fondos para financiar las nuevas medidas.
Incluso Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, se refirió hace dos semanas a la lentitud para aplicar las iniciativas necesarias para impulsar a la economía y sugirió que la Unión Europea debería intervenir en los países donde las reformas no estaban siendo implementadas de manera rápida.
En entrevista con el Financial Times, Renzi rechazó los comentarios de su compatriota. "Concuerdo con Draghi cuando dice que Italia necesita hacer reformas, pero cómo las vamos a hacer lo decidiré yo, no la troika, no el BCE, no la Comisión Europea", declaró antes de añadir que "yo mismo realizaré las reformas, porque Italia no necesita que alguien le explique qué hacer".
El premier defendió su decisión de priorizar los cambios al Senado por sobre la reforma laboral y los recortes tributarios, ya que "es la reforma más importante de lograr, porque era la más difícil".
Su postura fue respaldada por Morgan Stanley, firma que estima que un pre-requisito para una recuperación sostenida es la estabilidad política, hecho que parece estar más al alcance luego de que el Senado aprobara el proyecto que busca autolimitar su poder.
Con todo, es probable que Italia tenga un crecimiento plano o que vuelva a anotar una contracción en 2014. Société Genérale y Capital Economics prevén una caída de 0,2%.