Los precios a los consumidores en la zona euro bajaron menos que lo estimado en febrero mientras que el desempleo disminuyó por tercer mes consecutivo, lo que sugiere que los riesgos de un estancamiento y de una deflación se están moderando. Sin embargo, la actividad de las fábricas se mantuvo plana, lo que indica que la recuperación sigue siendo débil.
La Eurostat, la oficina de estadísticas del bloque, informó ayer que el IPC cayó 0,3% anual el mes pasado luego de haber retrocedido 0,6% en enero. La cifra se compara con el pronóstico del mercado de un declive de 0,4%.
La agencia puntualizó que la energía más barata y los menores precios de los bienes industriales no energéticos fueron los principales factores que pesaron sobre el costo de la vida.
Al excluir los volátiles componentes de energía y alimentos, los precios subieron 0,6% anual, la misma tasa que la registrada en enero.
Las cifras se conocieron tres días antes de la reunión del consejo gobernador del Banco Central Europeo en que se darán detalles del programa de compra de bonos soberanos (QE, su sigla en inglés) que comenzaría de inmediato.
"El hecho que la inflación subyacente se mantenga baja respalda la decisión del BCE de implementar QE", afirmó a Bloomberg Gizem Kara, economist de BNP Paribas.
"Esperamos que la inflación esté cerca de cero o que sea ligeramente negativa en los próximos meses, antes de que repunte a terreno positivo a mediados de años", anticipó.
Jacques Cailloux, economista jefe para Europa de Nomura International, aseguró que "no existe ningún indicio de que la tendencia en la inflación subyacente ha cambiado", porque "si uno remueve los elementos volátiles, principalmente los precios del petróleo, la inflación central sigue baja y la tendencia subyacente es extremadamente débil".
Desempleo retrocede
En tanto, la tasa de desempleo, usualmente el último indicador en reaccionar a las mejores condiciones económicas, descendió a 11,2% en enero, su mínimo desde abril de 2012.
La caída en el indicador "debería apoyar a los consumidores de la zona euro y ellos se están beneficiando del estímulo a su poder adquisitivo que proviene de la deflación", sostuvo en una nota Howard Archer, economista jefe para Europa de IHS.
El experto explicó que los bajos precios del crudo y un euro notoriamente más débil "están promoviendo un ambiente de crecimiento más favorable y alentando a las empresas a elevar el empleo".
Por su parte, el sector manufacturero no mostró mejoras en febrero. La lectura final del índice de gerentes de compra (PMI, su sigla en inglés) elaborado por Markit se ubicó en 51 puntos, el mismo ritmo de enero y levemente por debajo del dato preliminar de 51,1 puntos.
La actividad de las fábricas de la comunidad de 19 países "apenas se expandió en febrero, lo que destaca el malestar que aún cuelga sobre la economía productora de bienes de la región como un todo", expresó en el informe Chris Williamson, economista jefe de Markit.
El especialista acotó que el sector se está moviendo a tres velocidades: Irlanda y España lideran con una robusta expansión, mientras que Alemania, Holanda e Italia sólo registran tasas mediocres de crecimiento. En Francia, Grecia y Austria, la manufactura se está contrayendo.
"Esperamos que en los próximos meses los sectores manufactureros de todos los países tomen velocidad, a medida que la confianza empresarial y de los consumidores es animada por el estímulo del BCE", manifestó Williamson.