Los preparativos para que General
Motors (GM) y Chrysler se declaren en suspensión de pagos se han
acelerado en las últimas horas ante los problemas que tienen para
reestructurarse antes del plazo dado por Washington.
La semana pasada, el presidente estadounidense, Barack Obama,
dijo que GM tiene hasta el 1 de junio para preparar un
nuevo plan de reestructuración, más radical y profundo que el
presentado el 17 de febrero, o la empresa tendrá que declararse en
suspensión de pagos.
Obama dio a Chrysler hasta el 1 de mayo para conseguir lo mismo.
Fuentes cercanas a GM han revelado a varios
medios de comunicación estadounidenses que los preparativos para una
posible suspensión de pagos son cada vez más "intensos y serios",
según recogió hoy la página web de la cadena CNN.
GM, que tiene US$28.000 millones en deuda sin asegurar,
quiere que los dueños de bonos reduzcan la cifra en dos tercios a
cambio de una participación en la compañía.
Posible quiebra
Mientras, en el Gobierno canadiense crece la percepción de que
las autoridades estadounidenses están preparándose para una
declaración de bancarrota de al menos uno de los dos fabricantes, al
anunciar hoy programas para dar garantías a consumidores y
proveedores de los dos fabricantes.
El ministro de Industria canadiense, Tony Clement, dejó claro que
Ottawa está cada vez más convencida de que la suspensión de pagos es
casi inminente.
"Solía haber una frase en el sector del automóvil, 'demasiado
grande para caer'. Creo que esa frase ya no tiene sentido", afirmó
Clement cuando se le preguntó sobre el futuro de General Motors y
Chrysler.
La agencia financiera Moody's dijo ayer en un informe que hay un
70% de posibilidades de que General Motors o Chrysler se
declaren en suspensión de pagos y que esta última empresa es la que
más está en peligro.
Las fuentes consultadas por CNN sobre GM declararon que "podría
ser la mayor compañía industrial que se declara en bancarrota. Más
vale que los preparativos sean intensos y serios. Se están haciendo
preparativos porque hay poco tiempo".
Las dos empresas automovilísticas han recibido US$17.400 millones en préstamos públicos. Además, han solicitado hasta US$21.600 millones adicionales para seguir con la reestructuración en los próximos
meses.
El Grupo Presidencial del Automóvil (GPA), encargado de la
reestructuración del sector automotriz, ha indicado a GM que la
suspensión de pagos serviría para separar las partes rentables de la
empresa de aquellas que son deficitarias.
La "buena" GM sería el núcleo del nuevo fabricante de automóviles
que mantendría tres o cuatro marcas: Chevrolet, Cadillac, Buick y
quizás GMC. El resto sería liquidado para pagar a los acreedores.
Con respecto a Chrysler, Moody's consideró que "tiene el riesgo
más elevado de bancarrota".
El fabricante ha llegado a un acuerdo con Fiat para establecer
una alianza industrial que pueda permitirle ofrecer vehículos de
reducido consumo en Estados Unidos, uno de los requisitos demandados
por Obama para mantener la ayuda financiera a Chrysler.