Alejandra Clavería
Para incrementar la innovación en nuestro país es necesario que las personas y empresas desarrollen competencias no replicables y piensen estratégicamente en una visión de futuro pragmática, pero con un valor presente. Así lo asegura el decano de la Escuela de Negocios de la Universidad Mayor, Francisco Javier Garrido, quien sostiene que innovar no tiene que ver con echar a volar la imaginación, sino con encontrarle un valor estratégico a cosas que están ahí, pero que no son evidentes para todos. El académico afirma que para ello, se deben generar condiciones para que las personas se sientan dispuestas a destrabar su capacidad innovadora y las empresas estimulen su creatividad. Y en ese sentido, Chile iría en el camino correcto. Cuando se crea un entorno adecuado para innovar se generan también nuevas oportunidades de negocio y me parece que Chile está actuando bien en esta materia, reduciendo el tiempo para crear nuevas empresas, mejorando el respeto a la propiedad intelectual y las patentes, y agilizando los procedimientos para la entrega de financiamiento a proyectos más riesgosos. Toda esa serie de medidas va en el sentido correcto, pero si éstas no se incentivan estaremos yendo en el camino contrario, dice.
Limitaciones
En su opinión, una de las razones que limitan el proceso innovador es que, muchas veces, las empresas tienen negocios rentables pero fomentan una mentalidad cortoplacista que no busca resultados a largo plazo, estancando el desarrollo de nuevas ideas.
Las compañías se transforman en cortoplacistas cuando caen en la solución fácil. Pueden ser muy rentables, pero su nivel de innovación está en rojo. El corto plazo es un virus que afecta a pequeños, medianos y grandes empresarios que no han desarrollado sus habilidades de pensar en el futuro, sostiene. Por otro lado, explica que algunas personas creen que la mayor traba a la hora de emprender o innovar tiene que ver con la falta de financiamiento. Sin embargo, Garrido sostiene que este pensamiento nuevamente se relaciona con la poca capacidad que tienen de mirar hacia adelante.
Para financiar una idea se puede recurrir a fondos de inversión, capitales ángeles, créditos bancarios, hay muchas opciones para ello. Y si esto no se obtiene, se puede recurrir a capitales propios. Es decir, la poca cantidad de recursos no puede ser una justificación para no emprender o innovar, señala. Y en ese sentido, enfatiza en que uno de los mayores desafíos que las personas tienen es cultivar la habilidad de pensar en el futuro, entendiendo que ese futuro se construye a partir de lo que hoy en día se está haciendo.