Nuevas necesidades y desafíos de innovación son los que enfrenta la industria láctea chilena, en especial los productores. El mejoramiento genético, el tratamiento del medio ambiente y el manejo de animales y predios son los ejes en los cuales este sector ha enfocado sus esfuerzos para generar las condiciones que les permitan alcanzar la meta trazada para el año 2020: duplicar la producción y alcanzar los 4 mil millones de litros.
La mayoría de las iniciativas de investigación y desarrollo (I+D) que hoy se están ejecutando al respecto, proviene del Consorcio Lechero, iniciativa en la que participan grandes actores de la industria (Soprole, Colún, Nestlé, Watts, Surlat), Fedeleche, empresas de servicios y entidades de investigación. La entidad alberga 30 proyectos que implican una inversión superior a los $ 2.460 millones (22% aporte privado) y que se espera comiencen a generar resultados en 2011 (hay dos que ya estarían terminando).
La mayoría de los proyectos basa su accionar en mejorar la productividad a nivel de predios lecheros, a través de un uso más eficiente de los recursos.
El desafío de los productores es hacer innovaciones en aquellos aspectos que reduzcan sus costos operacionales por litro de leche, mejoren el valor de su producción, aumenten la sanidad de su rebaño y aseguren la gestión ambiental de su predio, explica Sebastián Ganderats, gerente general del Consorcio.
En mejoramiento genético, por ejemplo, el objetivo es encontrar variedades forrajeras adaptadas a condiciones de menor disponibilidad de agua y que sean más eficientes en el uso del fertilizante. En el caso del tratamiento del medio ambiente, en tanto, existen proyectos que buscan determinar la huella de carbono, el efecto del bienestar animal sobre la producción y la mejor disposición y uso de residuos de las lecherías.
Con los resultados que se pueden obtener de las iniciativas del Consorcio, y habiendo detectado que existe un problema de adopción de nuevas tecnologías y buenas prácticas a nivel predial, según concluyó el organismo en un documento presentado en octubre pasado al Ministerio de Agricultura, el Consorcio está planificando organizar un Programa Nacional de Capacitación en Extensión Tecnológica durante el próximo año.
A nivel predial, el diagnóstico general dice que el 80% de las tecnologías y buenas prácticas está claro. Lo que tendríamos es un problema de adopción, advierte Ganderats.
Iniciativas propias
A este esfuerzo, se suman otras gestiones que se están desarrollando en el país.
Es el caso de Osorno, ciudad donde su Asociación de Productores de Leche acaba de terminar un proyecto -cofinanciado por InnovaChile de Corfo y que implicó unos $ 140 millones en total-, que les permitió realizar ensayos en predios reales, del modelo de producción estacional de leche. Es decir, hacer más intensiva la generación de leche en los meses del año donde hay más pasto, y disminuirla en los demás.
La meta, explica Dieter Konow, presidente del gremio y de Fedeleche, es aumentar los 4 mil litros que producen por hectárea (há) al año (promedio de la zona de Temuco al sur del país), a unos 8 mil, e incluso 10 mil litros anuales de leche.
Nueva Zelanda tiene una superficie de 1,6 millones de hectáreas y produce 16 mil millones de litros al año. Nosotros tenemos 2 millones de hás, utilizamos sólo unas 500 mil, y en ellas sólo producimos 2.500 millones de litros, acusa Konow.
Justamente para aprovechar este potencial, en Fedeleche están diseñando una propuesta para el próximo año, que consiste en licitar a las universidades proyectos de investigación que ayuden al crecimiento de la industria.
Al conocer las nuevas necesidades del sector, queremos que el Consorcio Lechero sea el ente articulador que logre levantar este tipo de iniciativas con estas instituciones de educación superior, dice Konow.
Uno de los temas que para Fedeleche sería ideal tratar bajo este sistema, es el manejo de un número mayor de animales por hectáreas. Actualmente es de 1,6 vacas por há y, según la entidad, existirían condiciones para aumentar a 2,8.
Experiencia particular
Una de las compañías que mejor refleja las tendencias en materia de sustentabilidad ambiental es Agrícola Ancali, el brazo agrícola del grupo Bethia, con dos proyectos en particular que implican una inversión de más de US$ 10 millones en cada uno.
El primero es la implementación y puesta en marcha de una planta de recuperación de arenas, que permite reutilizar este material en forma indefinida en las camas de las vacas que se encuentran en ordeña.
Adicionalmente, Agrícola Ancali será pionera en la reutilización de los purines (desechos orgánicos) para generar energía eléctrica y térmica para consumo propio y para vender el excedente al SIC.
Los términos de innovación en eficiencia operacional, experiencia y tecnología disponibles son conceptos de aplicación obligada y permanente para los grandes productores lecheros del país, afirma Ricardo Poblete, gerente general de la empresa.