Empresas
“Indudablemente, representó un impacto importante”
“El 27/F significó la pérdida del 80% de los muelles, 70% de las grúas, el daño de mucha maquinaria de los talleres, pérdida de materiales y la inutilización de los diques”.
Por: | Publicado: Lunes 28 de febrero de 2011 a las 05:00 hrs.
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María Ignacia Méndez R.
Paralización total e inmediata de todas las actividades productivas durante cuatro meses trajo el terremoto y maremoto para la principal planta de Asmar -Astilleros y Maestranzas de la Armada-, ubicada en Talcahuano. “Indudablemente, representó un impacto importante para la empresa. Lo único positivo es que no se debió lamentar la pérdida de vidas humanas”, destaca a un año de la catástrofe el director de la empresa estatal, el contraalmirante Andrés Fonzo. “Lo más valioso de la capacidad productiva de un astillero, junto a su personal, son sus diques, muelles y grúas”, relata. Y agrega que “el 27 de febrero significó la pérdida del 80% de los muelles, 70% de las grúas, el daño de mucha maquinaria de los talleres, pérdida de materiales y la inutilización por un corto período de los diques secos y flotantes de la planta industrial de Asmar Talcahuano, los que fueron recuperados durante el primer semestre de 2010, a excepción de uno que fue dado de baja”. Cifras relevantes, que se tradujeron -como señala Fonzo- en que el costo de reposición de capacidades ha sido evaluado en US$ 358,3 millones. Esto incluye todo tipo de trabajos de reconstrucción, considerando que al momento del sismo, la empresa estaba operando a plena capacidad de producción.
“La situación financiera que tenía Asmar en 2010 permitió que la planta industrial de Talcahuano pudiera volver a operar al poco tiempo con ciertas limitaciones, mientras se obtenía un aporte de capital con recursos provenientes del Estado para completar su recuperación”, afirma Fonzo.
El contraalmirante describe que para levantar la planta se definieron tres fases: la primera correspondió a la superación de la emergencia, la cual culminó el 30 de junio de 2010, con acciones que permitieron volver a la condición de normalidad para el personal; la segunda, es la que se encuentra actualmente en ejecución y “pretende recuperar las capacidades para satisfacer los requerimientos del programa de mantenimiento y construcción naval”, explica Fonzo. La tercera etapa pretende la recuperación definitiva, transformando al Astillero en una empresa moderna, con miras a los próximos 50 años.
Fonzo explica que habían seguros involucrados para los bienes físicos y para los proyectos en ejecución, los cuales han estado respondiendo y los han ido utilizando conforme a los efectos sufridos por el siniestro, aunque agrega que “esperamos recibir este año los últimos pagos”.
Sobre la situación actual, el director de la entidad informa que “la planta industrial de Asmar Talcahuano está con ciertas limitaciones (…), está en proceso y demora a lo menos tres años en ser reconstruida, aunque está concentrada en satisfacer los requerimientos de la Armada de Chile y cumplir con los contratos. Estamos con niveles de producción del 60% respecto a antes del terremoto”. Ya más en el plano de las lecciones y si se sienten preparados para afrontar otro sismo de igual magnitud, señala que “se ha considerado la experiencia adquirida en este terremoto y maremoto. La idea es en un futuro mitigar al máximo las consecuencias de una nueva catástrofe”, concluye.
Paralización total e inmediata de todas las actividades productivas durante cuatro meses trajo el terremoto y maremoto para la principal planta de Asmar -Astilleros y Maestranzas de la Armada-, ubicada en Talcahuano. “Indudablemente, representó un impacto importante para la empresa. Lo único positivo es que no se debió lamentar la pérdida de vidas humanas”, destaca a un año de la catástrofe el director de la empresa estatal, el contraalmirante Andrés Fonzo. “Lo más valioso de la capacidad productiva de un astillero, junto a su personal, son sus diques, muelles y grúas”, relata. Y agrega que “el 27 de febrero significó la pérdida del 80% de los muelles, 70% de las grúas, el daño de mucha maquinaria de los talleres, pérdida de materiales y la inutilización por un corto período de los diques secos y flotantes de la planta industrial de Asmar Talcahuano, los que fueron recuperados durante el primer semestre de 2010, a excepción de uno que fue dado de baja”. Cifras relevantes, que se tradujeron -como señala Fonzo- en que el costo de reposición de capacidades ha sido evaluado en US$ 358,3 millones. Esto incluye todo tipo de trabajos de reconstrucción, considerando que al momento del sismo, la empresa estaba operando a plena capacidad de producción.
“La situación financiera que tenía Asmar en 2010 permitió que la planta industrial de Talcahuano pudiera volver a operar al poco tiempo con ciertas limitaciones, mientras se obtenía un aporte de capital con recursos provenientes del Estado para completar su recuperación”, afirma Fonzo.
El contraalmirante describe que para levantar la planta se definieron tres fases: la primera correspondió a la superación de la emergencia, la cual culminó el 30 de junio de 2010, con acciones que permitieron volver a la condición de normalidad para el personal; la segunda, es la que se encuentra actualmente en ejecución y “pretende recuperar las capacidades para satisfacer los requerimientos del programa de mantenimiento y construcción naval”, explica Fonzo. La tercera etapa pretende la recuperación definitiva, transformando al Astillero en una empresa moderna, con miras a los próximos 50 años.
Fonzo explica que habían seguros involucrados para los bienes físicos y para los proyectos en ejecución, los cuales han estado respondiendo y los han ido utilizando conforme a los efectos sufridos por el siniestro, aunque agrega que “esperamos recibir este año los últimos pagos”.
Sobre la situación actual, el director de la entidad informa que “la planta industrial de Asmar Talcahuano está con ciertas limitaciones (…), está en proceso y demora a lo menos tres años en ser reconstruida, aunque está concentrada en satisfacer los requerimientos de la Armada de Chile y cumplir con los contratos. Estamos con niveles de producción del 60% respecto a antes del terremoto”. Ya más en el plano de las lecciones y si se sienten preparados para afrontar otro sismo de igual magnitud, señala que “se ha considerado la experiencia adquirida en este terremoto y maremoto. La idea es en un futuro mitigar al máximo las consecuencias de una nueva catástrofe”, concluye.