El gigante de Detroit recibió la segunda parte de las ayudas
prometidas por el gobierno estadounidense para aumentar la liquidez de la
compañía.
Concretamente, otros US$ 5.400 millones se sumaron a
los US$ 4.000 millones que la administración había inyectado en el fabricante de autos hasta el 31 de diciembre de 2008. Pese a la llegada de más dinero a sus arcas, las acciones de
la compañía caen un 8,5%.
General Motors (GM), que ayer perdió el trono como
mayor fabricante de autos del mundo en beneficio de Toyota, es una de las tres
compañías de Detroit que más necesitan los recursos del gobierno para poder hacer
rente a la crisis que atraviesa el sector.
A finales de 2008 la administración estadounidense prometió a la corporación
presidida por Richard Wagoner recursos por un valor de US$ 13.400 millones en un
periodo de tres años.
Al 31 de diciembre del año recién pasado, GM ya había recibido US$ 4.000
millones, a los que se suman los US$ 5.400 recibidos esta semana.
Según el
comunicado realizado por Renee Rashid-Merem, portavoz de la empresa automotriz, "General
Motors confirma que ha recibido hoy (por ayer) la segunda parte del crédito del
Tesoro de Estados Unidos".
La inyección se produjo después de que Fritz
Henderson, director general del grupo automotor, anunciara que la
compañía podría verse obligada a declararse en bancarrota si esta ayuda no
llegaba.
La concesión de este paquete de ayuda pública al gigante de Detroit, que
comercializó 8,35 millones de autos en todo el mundo en 2008, está condicionada
a la presentación periódica de los progresos experimentados en su plan de
viabilidad. La compañía informará el próximo 17 de febrero de la evolución
experimentada tras la recepción de esta inyección económica.
El retraso en la inyección financiera del gobierno se produjo, según ha
explicado Henderson, porque GM se vio obligada a presentar información
adicional sobre su negocio.
El plan de ayuda a General Motors contempla que la
compañía debe solicitar fuertes concesiones a sus acreedores y al sindicato
United Auto Workers (UAW) con el fin de recortar su deuda y los costos
laborales.