Transmisoras alertan: falta de planificación a largo plazo y atrasos por permisos ponen en jaque la descarbonización

Aunque el aumento de la generación renovable y el cierre de centrales a carbón son importantes hitos para el sector energético, crece la urgencia de poner los esfuerzos ahora en desarrollar de manera adecuada la red, considerando que la energía debe llegar a tiempo y con calidad hasta donde se requiere su uso.

A casi dos años de su constitución, la Asociación de Transmisores de Chile hizo un levantamiento de la situación de la transmisión en el país, el que daría cuenta -por ejemplo- de la incertidumbre que ronda respecto a las inversiones que deben emprenderse en los próximos años.

Algunas de las piezas de este puzzle que mantiene preocupadas a las empresas desde hace tiempo, apunta a la falta de una correcta planificación y de señales explícitas del Gobierno. Pero el año pasado se agregó el proceso de valorización de las instalaciones de transmisión que no reflejaría los costos reales de las obras, ya que produjo -según el gremio- disminuciones en el valor de inversión del orden de un 18%, llevando a una baja de ingresos de la anualidad de la inversión en torno a un 30% en algunos casos.

Lo anterior, en medio de las cifras que proyectan una generación renovable en permanente ascenso.

“La mirada de largo plazo que tuvo el sector generación y que ha permitido su desarrollo sostenido, contrasta con los planes de obras de transmisión, sector altamente regulado y donde actualmente no existe una correcta planificación de mediano y largo plazo”, se sostiene en el documento del gremio.

Desde la entidad comentan que actualmente la transmisión siempre “se queda corta”, porque escenarios que fueron óptimos en el pasado, ya no lo son transcurridos cinco u ocho años cuando las obras comienzan a construirse. Esto, incluso incorporando generación distribuida, almacenamiento, entre otros.

Lo que se está jugando hoy es el plan de expansión que define las grandes líneas que entran a 2030-2031. Después de eso, recalcan, no hay certezas ni ninguna obra de gran envergadura, salvo la megalínea Kimal-Lo Aguirre que unirá Antofagasta y Santiago, proyecto HVDC que debiera estar operativo en 2029. Esta obra es la única que habilitaría de manera efectiva el transporte a nivel nacional. Sin embargo, para el gremio, la capacidad de ésta ya se vislumbra como copada, de acuerdo a un informe del Coordinador Eléctrico de noviembre de 2021.

Otro elemento es la situación en torno al desarrollo del polo de generación en la subestación Parinas, en la Región de Antofagasta, en construcción y con entrada en operación esperada para 2024-2025. Se detalla que hoy la obra tiene todas las posiciones reservadas por un total de generación que alcanza los 2 GW y tiene lista de espera de 2,6 GW en proyectos de generación. La Comisión Nacional de Energía está promoviendo una nueva subestación para que los proyectos logren conectarse, aunque esto -dice el gremio-no resuelve la forma en que la producción de estas centrales pueda ser transmitida al resto del país.

La asociación advierte: “Para hacer frente al desafío de descarbonización, la electrificación de los consumos y la penetración del gran volumen de energía que se generará, necesitaríamos, dentro de los próximos 15 años y en una primera proyección, el equivalente a dos líneas HVDC más (dos Kimal-Lo Aguirre, en la práctica), o bien, tres líneas de 500 kV”.

Demora en permisos

Considerando la rápida penetración de proyectos solares y eólicos, el “timing” para la planificación del sistema de transmisión fijado en la regulación -dicen- “está obsoleto”.

A esto se suma el atraso en obras de transmisión donde, si bien ha interferido -por ejemplo, la quiebra de contratistas en la pandemia-, principalmente se debe a los “excesivos” tiempos de obtención de permisos. En muchos casos “exceden en más de tres veces los plazos establecidos en la normativa”. En esto, han conversado con los Ministerios de Energía y Medio Ambiente para trabajar en la construcción de estándares de participación para la industria de la transmisión “para gestionar adecuadamente los permisos ambientales y evitar visiones disímiles sobre un mismo tema”.

Javier Tapia, director ejecutivo de Transmisoras de Chile:

“Estamos en un punto crítico, hoy se ha vuelto urgente volver a poner el foco en las redes”

“Este es un sector que quiere colaborar proactivamente, pero que por diseño necesita del ‘empuje’ estatal para ponerse en marcha. Hay cosas de las cuales podemos hacernos cargo y otras no”, sincera el director ejecutivo de Transmisoras de Chile, Javier Tapia.

- ¿Por qué hoy parecen ser más urgentes estos problemas que antes?

-Estamos en un punto crítico. Hasta ahora y durante más de una década, el foco de las políticas públicas y del discurso político ha estado puesto de manera prácticamente exclusiva en el fomento de la generación renovable, cuestión que ha sido positiva. Pero nos ‘olvidamos’, en cierta medida, de la otra cara: el transporte de esa energía hacia donde ella es consumida. Por eso hoy se ha vuelto urgente volver a poner el foco en las redes. Este es un diagnóstico compartido, pero que hoy necesita de un nivel de concreción -en términos de planificación y de señales- más alto, que no vemos que se esté dando.

-¿Existe más preocupación en las empresas por lo que tendrán que invertir a largo plazo?

- Kimal-Lo Aguirre es una muy buena noticia, pero ya se vislumbra que su capacidad estará copada una vez que entre en operación. Por eso necesitamos planificación, para tener claridad de la transmisión que se necesitará a partir del año 2030. No contar con ese mapa o directriz es un problema grave, no sólo para las empresas -que deben planificar sus inversiones-, sino para las ambiciones de los chilenos de un desarrollo más sostenible. Desarrollar proyectos es cada vez más complejo, por lo que las señales y el apoyo explícito de las autoridades es cada día más necesario.
- ¿Necesariamente se responde al desafío solo con obras nuevas?
- Aunque la ‘foto’ actual es crítica, ello no significa hablar únicamente de ‘más líneas’. Para que el camino sea exitoso deben converger muchos factores, e implica nuevas obras de infraestructura, inversión en resiliencia de las redes, apuesta por nuevas tecnologías, mejoras en calidad de servicio, fomento de interconexiones, etc.