Valores de campos para agricultura crecen hasta 150% en siete años: demanda se reactivó tras la pandemia
La crisis sanitaria, junto con la incertidumbre política y económica, han contribuido a posicionar a este tipo de activos como una opción para diversos inversionistas, como family offices y fondos de inversión locales y extranjeros.
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Fuertes incrementos en su valor evidenciaron los campos agrícolas entre las regiones de Valparaíso y Los Ríos en los últimos siete años. La mayor subida se registró en Ñuble: en 2015, una hectárea costaba, en promedio, $ 6 millones; actualmente, se cotiza en $ 15 millones, un salto de 150%, según datos de la consultora Colliers.
La subida en los precios de este tipo de activos se atribuyó al interés de fondos de inversión nacionales y extranjeros que buscan mayor estabilidad, a los efectos del cambio climático (con sequías que han afectado fuertemente a la zona central los últimos años, lo que ha llevado a agricultores a trasladar cultivos al sur en búsqueda de suelos de calidad, clima y agua suficiente) y a la expansión de las ciudades, lo que ha reducido la cantidad de suelo disponible para desarrollo agrícola.
De acuerdo al análisis, la zona de Ñuble lideró el aumento de precios. Le siguieron el Maule, con un incremento de 125% (hasta los $ 18 millones la hectárea), y Biobío y Los Lagos, con un alza de 100% respectivamente (hasta los $ 10 millones).
En la Región Metropolitana, el valor de la hectárea se cotiza actualmente en los $ 40 millones en promedio, un incremento de 45% en siete años, Mientras, en O´Higgins se experimentó un alza de 40% en el periodo (hasta los $26 millones) y en Valparaíso de 15% (a $ 25,5 millones).
Según el análisis de la intermediadora, la demanda por invertir en este negocio se incrementó entre un 30 y 40% desde que estalló la crisis sanitaria, siendo las regiones del Maule y Ñuble las más demandadas.
La proyección es que estas zonas continuarán valorizándose en los próximos años con especial énfasis en los campos que poseen un buen caudal hídrico.
“Entre los factores que hacen tan atractivo invertir en un campo destaca la rentabilidad promedio que brinda un cultivo agrícola: entre 8% y un 12%; la estabilidad que ofrece el negocio y la ganancia adicional que se obtiene por la plusvalía del suelo, además de ser un mercado que se beneficia con un dólar alto”, afirmó Rodrigo Gil, gerente del Área Agrícola de Colliers.
Dijo que se ha visto un aumento en la demanda de campos en las regiones del Maule y Ñuble, con disponibilidad de agua que asegure idealmente un mínimo de 1 litro/segundo/hectárea.
Entre los cultivos más demandados de los últimos años para proyectos agrícolas, el experto dijo que sobresalen el cerezo en climas donde se pueda cosechar temprano, por ejemplo, en la zona de Sagrada Familia, el avellano europeo, cítricos y paltos. Respecto a superficies, el enfoque está puesto en unidades productivas mayores a 70 has para agricultores tradicionales y sobre 200 has en el caso de fondos de inversión, explicó Gil.
Bernardita Latorre, gerente del Área de Tasaciones Inmobiliarias de Colliers, dijo que también se ha visto un aumento del interés en la región del Biobío por reconvertir campos forestales en agrícolas. “Para esto se deben cumplir ciertas condiciones de topografía, aptitud de suelos y disponibilidad de agua que lo permita. En estos sectores se debe considerar para ciertos casos una inversión en mejoras de suelo y es posible que cumplan con las condiciones para plantaciones de avellanos, por ejemplo”, sostuvo.
Según la ejecutiva, la demanda se ha mantenido al alza, ya que –aseguró- los campos son activos estables que no son tan afectados por situaciones coyunturales y que durante la pandemia demostraron ser una buena alternativa para inversionistas, el precio del dólar al alza en general es algo que beneficia a los productores y por el lado de los compradores de frutas extranjeros se ha visto también un aumento en el volumen de sus requerimientos.
“Los proyectos agrícolas son de largo plazo, las eventuales situaciones políticas y económicas que enfrentan los países son asumidas por las tasas de descuento usadas para evaluarlos, que además consideran el riesgo propio del negocio agrícola que pueden deberse a problemas climáticos y situaciones de negociaciones comerciales, entendiendo que en 20 años se pueden dar este tipo escenarios, las tasas de descuento para proyectos agrícolas en los últimos años han estado entre un 9% y un 11%”, explicó.
Según la intermediadora, el perfil de los inversionistas que optan por invertir en este mercado va desde personas naturales de familias que se han dedicado por generaciones a la agricultura, pasando por family offices y fondos de inversión extranjeros que buscan tanto por plusvalía como por oportunidad de negocios a través de la explotación agrícola.