La Comisión de Evaluación Ambiental de la Región de Atacama aprobó el Estudio de Impacto Ambiental de Sociedad Contractual Minera El Morro, presentado en noviembre de 2008, proyecto minero operado por Goldcorp, ubicado a 4.000 metros sobre el nivel del mar, en la comuna de Alto del Carmen, Región de Atacama.
Esta iniciativa contempla una inversión de US$ 2.500 millones y consiste en una explotación a rajo abierto de mineral de cobre y oro. Las reservas del yacimiento ascienden a 450 millones de toneladas de mineral, con una ley de 0,58% de cobre por tonelada y de 0,47% gramos de oro por tonelada.
Minera El Morro contempla procesar 90.000 toneladas día de mineral y la obtención de 2.000 toneladas día de concentrado de cobre y oro.
“Estamos muy contentos con esta resolución de la autoridad que ratifica la excelencia del trabajo que hemos realizado en El Morro por lograr un proyecto ambientalmente ideal. Este contempla el uso de agua de mar en las operaciones, lo que implica no utilizar agua de la cuenca del Río Huasco; así como el trazado de caminos, líneas de alta tensión, ductos de agua y concentrado por zonas no pobladas, lo que nos ha permitido lograr el mejor proyecto posible. Nos sentimos particularmente orgullosos porque hemos contado con la activa participación de la comunidad en el diseño de estos aspectos claves, en un clima de permanente diálogo”, expresó Horacio Bruna, Gerente País de Goldcorp, empresa canadiense operadora del proyecto.
Será el primer proyecto minero de envergadura del país que pese a estar a 4.000 metros de altura contempla la construcción de una planta para abastecer de agua de mar desalinizada a sus operaciones, lo cual va en directo beneficio de las comunidades agrícolas existentes en la cuenca del Río Huasco.
Esta planta estará ubicada en Punta Totoral y desde allí será bombeada al yacimiento, distante a casi 200 kilómetros.
Además, el proyecto El Morro contará con una tecnología distinta para tratar los relaves. Se trata de un óptimo diseño, conocido como “depósito de relaves espesados”, que a diferencia de los tranques tradicionales permite su contención en forma de pasta, además de un uso eficiente del agua. Esto implica que se disminuye al máximo el riesgo de filtración o derrame, aumentando su estabilidad y seguridad.