Ni las inusuales altas temperaturas en época de invierno pudieron contra el desánimo en agosto. De hecho, el Índice de Confianza Empresarial (ICE) que elabora el Centro de Estudios en Economía y Negocios (CEEN) de la UDD en conjunto con Diario Financiero cayó unos nada despreciables siete puntos el mes pasado hasta -8,3 puntos, lo que implicó que dejó atrás un estado de neutralidad y se volvió a contagiar de un leve pesimismo.
Más inquietante, la medición trimestral móvil también retrocedió hasta dicho terreno negativo luego de dos años.
El peor escenario lo observó el sector financiero, cuya confianza perdió 28 escalones tras la mejora que había mostrado en julio, transitando desde “levemente pesimista” a “muy pesimista”.
En este deterioro influyó un retroceso en la percepción sobre la situación económica del país, del rubro y del negocio en tres meses más, así como resultados en los últimos meses menores que lo esperado.
La misma mirada golpeó al ámbito agrícola, cuyo ICE descendió 10 puntos en el mes desde “moderadamente pesimista” a “pesimista”. Además, su expectativa sobre el escenario actual respecto del esperado se tornó bastante negativa.
El trío de alto desánimo lo completó en agosto la industria, pero donde la evolución desde leve a moderado pesimismo respondió principalmente a una peor percepción sobre los precios de los insumos y la situación financiera en tres meses más.
Los que se salvaron
En contraste con lo anterior, en los rubros de la construcción, comercio y minería, el ICE tuvo una variación marginal el mes pasado, por lo cual la confianza se mantuvo “moderadamente optimista” en los dos primeros, y “neutral” en el tercero.
En la minería los empresarios destacaron resultados de los últimos tres meses mejores que los anticipados, que fueron contrarrestados por proyecciones de precios de venta menores para los próximos tres meses.
En el caso de la construcción, se observó una perspectiva menos optimista sobre niveles de inventarios, contrarrestada por una visión más optimista sobre la economía y los precios de los insumos.
Durante agosto, precisó el reporte del CEEN-UDD, dos de las seis principales percepciones del ICE registraron un retroceso, una avanzó y el resto casi no tuvo cambios. Destacó un menor optimismo en la proyección sobre la situación del negocio, y una disminución desde neutral a leve pesimismo en aquella referida a los niveles de inventarios.
En contraste, se observó una atenuación del pesimismo en las expectativas sobre la demanda nacional.
En su conjunto, en agosto destacó nuevamente la crítica mirada de los empresarios sobre lo que debió haber sido la marcha de su negocio en los últimos tres meses. Esta variable, que se mide desde enero de este año, se había ubicado hasta abril entre normal y moderadamente pesimista. Sin embargo, desde mayo en adelante se ha deteriorado hasta alcanzar el punto de “muy pesimista”.
El desánimo probablemente está correlacionado con las débiles cifras que mostró el crecimiento económico del país durante el primer semestre. El 19 de agosto, el Banco Central informó una expansión del Producto Interno Bruto (PIB) para dicho período de sólo 1,8%, lo que provocó un generalizado recorte de estimaciones por debajo del 3% para el total de año.
A la semana siguiente, cuando se cerró el sondeo que realiza el CEEN-UDD, el equipo económico de gobierno anunció una serie de iniciativas para acelerar la dinámica de la actividad productiva en lo que resta de segundo semestre y para 2020.
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