Las políticas de cuidado podrían generar círculos virtuosos en la economía de América Latina y El Caribe, tanto a nivel de empleo, fiscal y productividad.
Así lo afirmó el secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), José Manuel Salazar-Xirinachs, quien presentó en la mañana de este miércoles el documento “La sociedad del cuidado: horizonte para una recuperación sostenible con igualdad de género”, en el marco de la XV Conferencia Regional sobre la Mujer.
"Es momento para cambios transformacionales como el que propone la sociedad del cuidado”, dijo en su presentación. En el documento, la Cepal propone que se posicione a los cuidados al centro del funcionamiento social y apunta hacia una alternativa del modelo de desarrollo actual.
El organismo determinó que cerrar las brechas de género en la participación laboral podría incrementar el Producto Interno Bruto de la región en 6,9 puntos porcentuales entre 2016 y 2030. “La inversión adicional genera empleo, ingresos para quienes se ocupan en el sector, esto aumenta el consumo y por lo tanto, el producto y ese crecimiento adicional aumenta la recaudación fiscal”, explicó Salazar-Xirinachs.
Además, el secretario ejecutivo también señaló que “cuando se valoriza el trabajo no remunerado de las mujeres en sus hogares, se demuestra que este trabajo juega un papel fundamental en el funcionamiento de las economías”, pero advirtió que este “es un rol que está invisibilizado” porque no se mide ni se contabilidad en las cuentas nacionales ni en el PIB de los países.
A nivel regional, el 74% del trabajo no remunerado lo realizan las mujeres y corresponde entre el 15,9% y 27,6% del PIB entre los países de América Latina y El Caribe.
Inversión fiscal en género
Para esto, la Cepal apunta a la necesidad de una política fiscal con enfoque de género, ya que en la región se caracteriza por tener sesgos regresivos que afectan desproporcionadamente a las mujeres con ingresos bajos y en situación de pobreza, además de contar con financiamiento insuficiente para las políticas de igualdad de género.
Salazar-Xirinachs también indicó que se necesita este enfoque en la política fiscal para hacer frente a la “muy significativa” elevación de la demanda de cuidados que se prevé por el envejecimiento de la población. “Es claro que las políticas fiscales de la región tendrán un reto muy importante en los próximos años, que es el de abrir el espacio fiscal para aportar los recursos adicionales necesarios para financiar la expansión de las redes de cuidado”, dijo.
Aunque advirtió que a corto plazo existe el desafío fiscal del elevado costo del servicio de la deuda pública y el mayor costo de financiamiento provocado por las recientes alzas de las tasas de interés.
“Todo esto ejerce una presión hacia posibles recortes o límites del gasto social, que es lo que estamos viviendo en este momento, lo cual iría en contra del objetivo de avanzar hacia la sociedad del cuidado”, alertó.
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