Un negativo 2009 prevé el Fondo Monetario Internacional
(FMI). Es que en la revisión de su World Economic Outlook de octubre, la
entidad no sólo recortó en ocho décimas, a 2,2%, sus perspectivas de
crecimiento mundial de la economía.
Además de ello, anticipó la primera contracción anual de los
países más desarrollados del mundo desde la Segunda Guerra Mundial.
"Se trata de la primera contracción anual desde la
posguerra, aunque la caída es comparable en magnitud a la que ocurrió en 1975 y
1982", añadió el Fondo.
Para este año, la entidad multilateral redujo en dos décimas
su pronóstico de crecimiento del planeta, que se ubicó en el 3,7 %.
La economía de Estados Unidos se contraerá un 0,7 % el
próximo año, después de que el FMI redujera en ocho décimas su cálculo
anterior, informó Efe.
La zona euro, por su parte también se contraerá un 0,5 % en
el 2009, tras una bajada de la previsión de siete décimas.
En este contexto, el FMI pidió más estímulo fiscal y bajadas
de intereses a nivel mundial.
"Una expansión fiscal global es necesaria en este
momento", dijo en una rueda de prensa Olivier Blanchard, economista jefe
de la institución, quien afirmó que si esto ocurre, las previsiones del FMI
"serán pesimistas".
Blanchard explicó que las tasas monetarias ya están cerca de
cero en los países desarrollados, por lo que el FMI cree que la solución debe
venir por el lado fiscal.
América Latina
Para la región, el FMI proyectó un crecimiento de 2,5% el próximo
año, siete décimas menos que su cálculo anterior.
Brasil se expandirá un 3 %, medio punto porcentual menos que
lo previsto hace un mes.
Jorg Decressin, el responsable del informe, achacó esa revisión
del PIB previsto a una reducción de las previsiones de precios de las materias
primas que el país exporta, de la demanda internacional y a la reciente caída
de la bolsa en Brasil.
México crecerá un 0,9 % el próximo año, después de que el
Fondo cortara a la mitad su pronóstico de octubre.
La institución justificó los cambios por el agravamiento de
la crisis en el último mes, en vista de que el sector financiero se concentra
en reducir su nivel de deuda y no en prestar, y en la caída de la confianza de
los consumidores y de las empresas.