Diputado Leonardo Soto: “Las reformas políticas son las más complejas de aprobar porque afectan los intereses de los parlamentarios que tienen que votarlas”
El legislador socialista destaca la necesidad de mejorar el sistema político, pero aclara que en este momento la prioridad son las reformas sociales y, entre ellas, la de pensiones.
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Hace algunos días se conoció que el senador socialista Alfonso de Urresti, presidente de la Comisión de Constitución, ingresaría a trámite en el Congreso una reforma al sistema político, que contaría con el respaldo trasversal de todos los sectores políticos representados en el Senado.
Sin embargo, pese a conseguir el apoyo formal de su partido, la propuesta no “flotó” y se debió echar pie atrás. Uno de los que respalda esta medida es el vicepresidente del PS, diputado Leonardo Soto, pero admite que por ahora la prioridad está en sacar adelante las reformas y especialmente la de pensiones.
Si bien, en esta conversación con DF, Soto señala que todos los expertos coinciden en que la reforma al sistema político es más necesaria que nunca, admite que “esta reforma baja un par de cambios, en la velocidad de su desplazamiento, para recibir miradas distintas, opiniones distintas, y fortalecer su viabilidad parlamentaria”.
-¿A qué apunta la propuesta de reforma al sistema político que el PS hizo propia y que finalmente quedó en stand by?
-Básicamente la iniciativa el senador De Urresti en el Senado, plantea hacernos cargo de algunos de los problemas graves que tiene el diseño de nuestro sistema político.
-¿En qué sentido?
-Todos sabemos que en los últimos años se ha agudizado y ha hecho crisis nuestro sistema político, que ha mostrado una persistente incapacidad de adoptar acuerdos importantes para resolver los problemas más urgentes del país. Cambian los gobiernos, cambian los ministros negociadores, pero no hay avances en materias que son especialmente importantes para la ciudadanía, como la reforma al sistema previsional, la necesidad de equilibrar las finanzas públicas y los problemas se van agudizando. Nuestra convivencia parlamentaria y social también se va crispando y se van aumentando los niveles de enfrentamiento político y social.
-¿Eso es lo que pretende resolver la iniciativa?
-La propuesta del senador De Urresti hace un diagnóstico que compartimos, de que es fundamental enfrentar lo que se ha llamado la atomización o fragmentación de nuestro sistema político partidario. Hoy día, en el Congreso, hay representadas cerca de 20 formaciones políticas, muchas de ellas con existencia legal, pero con escasa representación social. Y esa fragmentación de distintas miradas políticas, cada una pugnando por sus propios intereses, hace bastante difícil que se puedan lograr acuerdos que los agrupen a todos o a la mayoría…
-Eso por un lado, pero también está…
-Y, en segundo lugar, también pretende enfrentar el problema del ‘transfuguismo’, que la ciencia política define como aquel fenómeno político que se produce cuando parlamentarios elegidos por una tienda política de un sector político específico; una vez que asumen sus cargos, cambian de tienda política y se van a partidos completamente distintos, incluso que están lejos del arco político por el cual ellos se eligieron. Este fenómeno es casi un virus mortal para las democracias, porque vulnera la soberanía popular, porque estos cambios de tienda política se producen sin consulta a sus electores y producen desbalances en el sistema político: oficialismo-oposición, derecha- izquierda, sin que existan nuevas ideas o razones políticas valederas, sino más bien distintos intereses por parte de los tránsfugas.
-Algunos opinan que este tema es incluso peor que el de la fragmentación.
-Este problema ha hecho crisis en la Cámara y en el Senado, toda vez que se han creado nuevos partidos políticos que son escisiones del Partido Demócrata Cristiano, como son el Partido Demócrata y Amarillos; también hay algunas escisiones del Partido Renovación Nacional, como el Partido Social Cristiano, y de otros, que han puesto en jaque el funcionamiento equilibrado de nuestro sistema político. Y está la excesiva cantidad de parlamentarios independientes que llegan por distintas vías al Congreso, pero una vez que ejercen el cargo no tienen ninguna orientación política específica, no son ni de oficialismo, ni de oposición, ni de derecha o izquierda; más bien se mueven en función de intereses poco claros, no conocidos por la ciudadanía, y muchas veces erráticos, con sólo el ánimo de golpear tanto al Gobierno como a la oposición. Es decir, muy fuera de la racionalidad política y la transparencia mínima que un sistema democrático debe tener.
¿Adiós al transfuguismo político?
-En concreto, ¿cuáles son las medidas que proponen para subsanar estas deficiencias?
-Hay una propuesta del senador De Urresti en torno a que el transfuguismo -que tiene que ver con la disciplina de los partidos políticos y las capacidades que tienen respecto de sus integrantes que son electos a un cargo de elección popular-, que plantea que aquel parlamentario que renuncia a un partido político, una vez que esté en el ejercicio del cargo de elección popular, pierda el escaño que obtuvo en la última elección y sea el partido político, de acuerdo a las reglas que están vigentes, el que proceda a su reemplazo.
-¿A qué se apunta con esa medida?
-De esa manera se fortalece la pertenencia y la disciplina del partido político con respecto al parlamentario que una vez electo decide cambiar de formación política. También está la propuesta que busca limitar la atomización o fragmentación política, estableciendo un porcentaje mínimo de representación del electorado, de tal manera que los partidos políticos que compitan en las elecciones parlamentarias y obtengan menos -la propuesta es de un 4 %- de un 4 % del electorado, por ese solo hecho pierdan su existencia legal, por tener baja representatividad.
Eso por sí solo, evidentemente disminuiría de manera significativamente la cantidad de partidos políticos actuales, que son cerca de 20, más como diez que están en formación, creo. Es una medida que hay que trabajar, debatir y entregar varios mecanismos para asegurar que ese resultado se produzca.
-¿A qué atribuye que habiendo tanto consenso y tan transversal sobre el diagnóstico se hayan echado para atrás y no hayan entregado los respaldos comprometidos?
-A que las reformas políticas son de las más complejas para aprobar por los congresos, por la simple razón de que afectan los intereses de los mismos parlamentarios que tienen que votarla. Si hablamos de disminuir la cantidad de parlamentarios independientes o de tránsfugas o de pertenecientes a partidos insignificantes o minúsculos, se visualizan por anticipado que van a existir pocos incentivos para que los que hoy día están en todas esas condiciones, voten favorablemente esto. Sin embargo, debo decir que la propuesta del senador De Urresti no está archivada, ni mucho menos.
-¿O sea que van a seguir impulsando la reforma?
-Lo que planteamos en conjunto con el senador De Urresti y la presidenta del partido, senadora Paulina Vodanovic, fue simplemente bajar un par de cambios en la velocidad con la que queríamos iniciar este trámite legislativo, con el objeto de conseguir un respaldo más transversal, aumentar la cantidad de partidos políticos que puedan apoyar el debate y la votación posterior de esta reforma. En ningún caso archivarla o hacerla desaparecer. Y creo que la voluntad de transformar nuestro sistema político y, a la vez, la prudencia y diálogo para conseguir el mayor apoyo transversal para esta reforma, siguen siendo los objetivos que tiene el senador De Urresti.
-Si bien el senador Daniel Núñez (PC) coincidía con el diagnóstico no estaba de acuerdo con el umbral que establece esta propuesta, por ejemplo; a otros no les gustaban otros aspectos; entonces, ¿qué tan complejo será encontrar consensos, pese al aparente consenso?
-Bueno, reitero, estas son de las reformas legislativas más complejas, porque toca intereses directos y concretos de los propios parlamentarios que toman lugar en la votación; y, además, tienen varias miradas, varias posibles soluciones para resolver los problemas que queremos solucionar.
-¿Cómo cuáles?
-No sólo establecer como sanción a un partido político la desaparición legal, por tener menos de un 4% del electorado que postula a elecciones parlamentarias, también se podría establecer algún periodo de transición o un forzamiento a que se agrupe con otros que estén en porcentajes similares para que puedan subsistir con una mayor representación. En fin, hay un conjunto de mecanismos para mitigar, resolver o atenuar los problemas que queremos solucionar y creo que todas estas miradas son válidas. Por eso esta reforma baja un par de cambios, en la velocidad de su desplazamiento, para recibir miradas distintas, opiniones distintas, y fortalecer su viabilidad parlamentaria.
Prioridades del oficialismo
-Cómo se le explica a la gente la preocupación de los parlamentarios por reformar el sistema político, frente la posibilidad de un tercer fracaso en la reforma de pensiones, por ejemplo?
-Bueno, yo creo que el Congreso y nuestro sistema político tienen que tener prioridades; y, sin duda, la reforma más relevante de las que están hoy día en tramitación es la reforma previsional, que busca mejorar las jubilaciones de todas y todos a un nivel de un mínimo de dignidad que les permita sustentar la vida. Y esa reforma previsional está hoy día en el Senado. También está el pacto fiscal, que son varias leyes que buscan equilibrar nuestras finanzas públicas para así, por ejemplo, aumentar la PGU, reducir con fuerza la lista de esperas o aumentar la dotación policial para mejorar los niveles de seguridad y tranquilidad de los chilenos. Esas son nuestras prioridades.
-¿Y el debate político no se antepone a esta reforma?
-El Gobierno, el presidente Boric, ha pedido al Congreso que la reforma previsional sea votada en el Senado durante el mes de mayo; y esta reforma política de la que estamos hablando viene a continuación, evidentemente viene a partir del mes de junio o julio. Es importante, pero la prioridad para todo el oficialismo son las reformas sociales. Pero podemos hacer ambas cosas a la vez y, por eso, por cuerdas separadas, se va a hacer un trabajo prelegislativo para fortalecer y enriquecer esta reforma política que, a la luz de todos los expertos, es más necesaria que nunca.
-¿Van a hacer alguna comisión o algo así para trabajar sobre este tema con los demás partidos?
-Hay dos vías que van a enriquecer este proyecto: Una, a través de los encuentros que se producen entre partidos políticos del oficialismo, que regularmente se reúnen lunes o viernes. Ahí se están recogiendo miradas. Por otra parte, el propio senador De Urresti, como presidente de la Comisión de Constitución, tiene un espacio importante para convocar la mirada de otros senadores que tengan interés en entregar su opinión.
-¿Desde, la oposición también?
-Obviamente. Es más, de la Comisión de Constitución del Senado, forma parte el senador Rodrigo Galilea, que es presidente del principal partido de oposición, que es Renovación Nacional; en consecuencia, también es un espacio de diálogo que va a ser usado para incorporar las miradas diferentes y buscar un proyecto capaz de poner en valor todas las acciones correctivas de nuestro sistema político, que sean compartidas por la inmensa mayoría de los sectores del oficialismo y la oposición.