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Orrego: "Este es un gobierno que no sabe dialogar, bastante autoritario y arrogante"

Este personaje (Girardi), que tiene el récord que le conocemos, que trabajó por un candidato que no fue de la Concertación, no sólo en la senatorial, sino que algunos dudan que en la presidencial, tiene que tener cierto comportamiento y estar a la altura del cargo.

Por: Patricia Arancibia Clavel | Publicado: Sábado 15 de enero de 2011 a las 05:00 hrs.
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A un año de la derrota, cuando parecía que la Concertación sólo tenía el pasado por delante, la renovación de rostros en la última Junta de la Democracia Cristiana llena de optimismo a quien, desde el interior de sus filas, ha luchado sistemáticamente por dar espacios a una generación de recambio. Se trata de Claudio Orrego Larraín (44), abogado de la Católica, alcalde de Peñalolén y vicepresidente del partido, un político entusiasta que irradia credibilidad, una virtud que hoy escasea.

Puntual, como suelen ser las personas ocupadas, se allana a conversar con Diario Financiero del nuevo escenario que la Democracia Cristiana asumirá en la coalición opositora, ahora que ha terminado de rearmar sus cuadros internos.

-¿Qué lecciones pueden sacarse de la última junta del partido?

-Que, contra todo pronóstico, triunfó el espíritu de unidad sin que hubiera situaciones traumáticas. Todos, incluyendo a aquellos como Jorge Pizarro o Mariano Fernández que fueron contendores de nuestra mesa, hemos asumido las lecciones de la derrota anterior. La gente cuando ve a un partido o coalición peleando sistemáticamente por los diarios, sin un mensaje común, la castiga. Aquí mandamos un mensaje de unidad fuerte.


-¿Cuáles fueron las conclusiones?

-En el voto político, se despejó y definió cómo será nuestra oposición al gobierno, tema que había generado ciertos prejuicios. Será -usando una cuña de Andrés Zaldívar- más que una oposición con apellido, una oposición con contenido. Esa frase me gusta porque refleja a la DC de hoy. Además, se reafirmó la vocación concertacionista del partido, porque la DC sola no puede, pero sin la DC no se puede. Esto es importante porque, legítimamente, podría haberse llegado a otra cosa. Ravinet fue sólo una golondrina que no hizo verano y los cantos de sirena de nuestros amigos de RN, están realmente condenados al fracaso. Seguimos optando por el pacto con la Concertación.


-Hubo renovación del Consejo

-Somos un partido con aires nuevos y más flexibles. Ya para elegir a la Junta votaron directamente 28.000 militantes. El 50% fue gente nueva y el 99% de la mesa también. Ahora el 70% del Consejo elegido tiene representación popular, municipal y forma parte de una nueva generación. Bajamos como 10 u 11 años el promedio de edad de los consejeros, una señal muy potente de lo que la gente está buscando, rompiéndose definitivamente la fuerza de los votos tradicionales.


-¿Y para cuándo quedó el verdadero análisis y debate sobre la diáspora y pérdida de apoyo que ha tenido el partido?

-Esta fue una junta muy breve que todavía estaba marcada por la renovación de la directiva. Probablemente, ese análisis se va a iniciar con el nuevo consejo. Pero, más allá que existen todavía personas que no terminan de vivir el duelo, nosotros como partido y como Concertación, ya lo cerramos. El 2011 es un año para proponer. Hay que inventar una oposición de calidad que significa fiscalizar persistentemente lo que el gobierno prometió y no ha cumplido. Creo que la oposición no se juega en la estridencia, en el grito o descalificación, sino en la contundencia de los argumentos, en propuestas que debemos poner sobre la mesa y que no son sólo de coyuntura.


-Pero, para eso, necesitan una carta de navegación común con sus socios y la realidad muestra que muchas veces quieren llegar a puertos distintos

-La diferencia y diversidad de la DC con los demás partidos de la Concertación siempre ha existido. Desde 1988 hasta la última elección se ha repetido que el pacto no va a resistir porque las diferencias obviamente existen. Sin embargo, tuvimos la madurez política de anteponer lo que nos unía. En tiempos de oposición como los actuales, hay mayor espacio para plantear diferencias y yo espero que la DC, antes siquiera de ponerse de acuerdo con nuestros socios, se plantee lo que piensa.


-Hay diferencias, por ejemplo, en relación a la reforma educacional

-Nosotros jamás hubiéramos votado en contra de la idea de legislar. Era decirle a los chilenos que no queremos que se mejore la educación. No compartimos esa manera de hacer oposición. ¿Significó alguna tensión? Por supuesto. Si vivir casado no está exento de tensiones, imagínate vivir en una coalición política. Hay mucho de la agenda política -a mediano y largo plazo- que nos une, pero hay temas que nos diferencian y la DC debe tener el coraje y la contundencia para plantear su identidad en este arcoiris que seguimos siendo.


-La derrota de los viejos tercios como Latorre y Fernández ¿permite a la mesa ser más abierta para llegar a más acuerdos con el gobierno?

-El partido va a ser bastante unitario en lo que hagamos. El eje no está en la cercanía o lejanía del gobierno. Esa es una lectura errónea. Lo que esta mesa tiene claro es que debemos hablarle no sólo a los que ya votaron por nosotros, porque -sumados- todos perdimos. Existe una cantidad de chilenos, de centro, moderados, independientes, jóvenes, que no están con ninguna de las coaliciones y de los cuales hay que preocuparse. Debemos hablarle a ese Chile mayoritario. Se requiere anticiparse a los temas de futuro, dejar las nostalgias de los 60 y 70. En general, los políticos no han terminado de entender el Chile nuevo donde el 70% de los jóvenes es primera generación en la educación superior, donde el ingreso per cápita ha mejorado, la vivienda, los hábitos. Vivimos de la gente del futuro y eso se debe reflejar en nuestro accionar político.


-La ciudadanía busca claridad en las posturas políticas y la DC -muchas veces- tiende a mantener posiciones ambiguas. Es común escucharles algo así como si bien es cierto, no es menos efectivo.

-Siempre se ha dicho eso de la DC. Cuando al comienzo, la Falange se salió del Partido Conservador, teníamos una cara izquierdosa para unos y éramos la nueva cara de la derecha para otros. Cuando en el gobierno de Frei Montalva se planteó la Reforma Agraria, se decía que la DC era la izquierda con otra cara y cuando nos opusimos a la UP, se dijo que éramos la derecha disfrazada. A los tres años, éramos parte de la campaña marxista internacional contra Chile La verdad es que nosotros no estamos en los polos, sino en un centro cada vez más sobrepoblado.


-Pero un centro que debe definir sus bases ideológicas y doctrinarias

-Es cierto que decir que uno es demócrata, que cree en el Estado como asignador de recursos y custodio de la equidad, no es prácticamente diferenciador y es parte del problema que tenemos hoy. Es un desafío que no sólo tiene la DC, sino que todos los partidos políticos. Creo que no vamos a volver a tener el nivel de identidades monolíticas que tuvimos en un pasado hiper polarizado y sobre ideologizado. Creo que eso es bueno para Chile porque permite muchos más acuerdos, pero supone un trabajo político muy grande de nosotros, para que esa percepción más bien despectiva o peyorativa de indefinición, amarillenta, se manifieste en opiniones concretas.


-Por las raíces cristianas del partido, el tema valórico es un desafío frente a posturas progresistas

-Te recuerdo que cuando se discutió el tema del divorcio, la DC fue criticada por sectores muy católicos del partido, pero, éste no se quedó en el palco mirando. Lideró la discusión nada menos que con Ignacio Walker y Mariana Aylwin. Hoy vamos a hacer lo mismo en éstos y otros temas. No siempre nuestras posturas van a coincidir con los estereotipos de otros, pero eso no es problema nuestro. Créeme que vas a ver una DC con definiciones claras y nos vamos a jugar por ello. ¿Nos equivocaremos? Es posible. ¿Seremos sujetos de crítica? Podrán decir lo que quieran, pero vamos a tener postura, eso es lo importante.


-¿Qué postura tomará el partido- tú eres el vicepresidente- frente al tema de Girardi en la presidencia del Senado?

-Para ser franco, aquí hay un acuerdo previo a la elección de nuestra mesa y aunque cueste entenderlo, las bancadas tienen cierta autonomía y uno no puede imponerles a nivel central lo que hacen o dejen de hacer. Uno podrá discutir si le gustó o no ese acuerdo, pero somos personas de palabra y así como le exigimos a otros que no actúen chueco, debemos predicar con el ejemplo y cumplir. Es complicado que después que Pizarro ha estado un año, se desconozca el acuerdo de dar nuestros votos a quien proponga el PPD.


-En concreto entonces, ¿el senador Girardi tendrá el apoyo de la DC para ser presidente del Senado en marzo?

-Dicho lo anterior, el partido ha sido claro con sus aliados en señalar que esta situación tiene ciertos supuestos de lealtad política y dignidad del cargo. Este personaje, que tiene el récord que le conocemos, que trabajó por un candidato que no fue de la Concertación, no sólo en la senatorial, sino que algunos dudan que en la presidencial también, tiene que tener cierto comportamiento y estar a la altura del cargo, por lo que creo que este acuerdo y la votación cambia mucho si es que la persona en cuestión no está a la altura de esos supuestos. La mesa respetará el acuerdo de la bancada de senadores DC. No hay mordaza ni censura.


-Las encuestas muestran un marcado desencanto hacia los políticos y hacia la Concertación. ¿Qué están haciendo para revertir esta situación?

-Creo que lo que el país espera de nosotros es que nos pongamos las pilas y hagamos bien nuestra pega. Siento que terminó el año de la rearticulación y el duelo. Uno puede entender ocho meses para lamerse las heridas, pero es hora de plantear nuevos proyectos, nuevas ideas y lograr interpretar a la ciudadanía. No nos gustan las cosas que estamos viendo y tenemos que asumir nuestro rol de opositores, de buenos opositores.


-Se cumplirá un año con Piñera en el gobierno. ¿Cómo lo evalúas?

-Este es un gobierno que no sabe dialogar, bastante autoritario y arrogante. Sólo un ejemplo. Yo fui discípulo de Boeninger, trabajé con él en el gobierno de Aylwin y allí aprendí que hay que tener paciencia para armar acuerdos que sean sustentables en el tiempo. Aquí se tratan de imponer las cosas, se mandan las leyes con urgencia, sin tiempo para analizarlas ni discutirlas. Se está gobernando con forcep. Esa fórmula es pan para hoy y hambre para mañana. Y, lo que más me preocupa es esta suerte de nuevo populismo de derecha

-¿En qué sentido?

-Es que más que nueva derecha, estamos frente a un populismo de derecha. Vamos a ver qué pasa con el alza de gas de Magallanes. Cuando en campaña se le dice a la gente que no le cambiarán las tarifas y luego lo hace, es natural que se indignen. Ya vimos Barrancones. No conozco a nadie que crea en la República y sus instituciones que haya avalado lo que hizo Piñera. Ojo, esto de jugar a la astucia, tiene un límite. Lo vimos con sus acciones. Estiró el chicle hasta el límite de la impopularidad y no hubo, ni siquiera entre sus partidarios, quien no se quedara afónico diciéndole que vendiera oportunamente. Esta forma de hacer política, donde se mezcla lo público con lo privado, no nos convoca.


-¿Van a conversar con ME-O en forma aparte como él lo ha propuesto?

-Cuando ME-O sea un partido oficial obviamente vamos a conversar con él; y en lo personal, si él quiere conversar conmigo, no tengo ningún problema. He ido a su fundación. Yo creo que hay que desdramatizar el tema de los diálogos porque una cosa es tener buenos amigos en el gobierno o en otras instancias partidistas y otra distinta tener negociaciones políticas.

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