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La arremetida de Lagos en el actual escenario de crisis

Pese a que él rechaza cualquier insinuación de que está en carrera, su irrupción en la escena política da cuenta de que no pretende ser un actor marginal, que permanecerá a la expectativa de cómo se encauce la situación.

Por: Blanca Arthur | Publicado: Viernes 3 de abril de 2015 a las 04:00 hrs.
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Ricardo Lagos lanzó sus últimos dardos directo al blanco. Sus palabras afirmando que para afrontar las crisis políticas se requieren liderazgos, acuerdos, además de una conducción apropiada, apuntó derechamente a la forma en que las autoridades han manejado la actual situación, pero también se entendieron como un indicio de que él es un actor que no pretende mantenerse al margen de los problemas que enfrenta al país.

Cuentan que está especialmente preocupado. Que le inquieta la falta de cauce de una situación que percibe sin control. Es lo que ha transmitido a quienes tienen contacto con él desde que estalló la crisis, lo que últimamente optó por explicitar de manera pública.

El propio Lagos reconoce que lo que dice o hace no es indiferente, e incluso que se presta para que todo sea interpretado. Por eso, cuando decide irrumpir en la escena, no pocos piensan que está apostando a que se le reconozca como un líder que no sólo puede ser un aporte en las actuales circunstancias, sino que también en el futuro si se lo requiere.

Fiel a su estilo, él rechaza cualquier insinuación de que esté pensando en guardarse como una carta presidencial para el 2017, afirmando que no está en esa carrera, para lo que alude reiteradamente que se debe mirar el carnet de identidad.

Pero de acuerdo a lo que indican en su entorno, aunque efectivamente no es parte de sus planes al menos por ahora, en ningún caso lo desestima por completo si la crisis no logra encauzarse.

Marcar presencia
Lagos despierta un especial entusiasmo en la elite. De hecho fue luego de que terminara ovacionado de pie por los empresarios en Icare a mediados del año pasado, cuando comenzó a instalarse la idea de que podría tentarse con un posible regreso a La Moneda.

Pese a que en esa oportunidad, cuando acusó falta decisión política se refería a la necesidad de impulsar la colaboración público- privada en infraestructura, el tono empleado fue el que encantó no sólo al empresariado, sino a quienes comenzaban a reclamar falta de liderazgo en medio de las críticas al proceso de reformas del gobierno.

Lagos tomó nota de ello. Porque aun cuando negó terminantemente que el respaldo que encontró le hubiera despertado el interés en una incursión presidencial, decidió mantenerse alerta, buscando las formas de marcar presencia en el debate público.

Consciente del impacto que tienen tanto sus palabras como sus acciones, decidió hacerlo con cautela de manera de no aparecer en contra de los lineamientos de La Moneda, a pesar de las aprensiones que ha reconocido que tiene frente a algunas de las reformas, pero especialmente a que ellas se impulsaran sin los necesarios acuerdos.

En esa línea se inscribe su idea - que él mismo afirma que surgió hace meses- de asumir un liderazgo en la discusión constitucional, lo que se concretó con el reciente lanzamiento del sitio web "Tu Constitución, tus sueños, tu futuro" por medio del cual pretende que la ciudadanía aporte sus propuestas acerca de los contenidos que debería tener una nueva Carta Fundamental.

La iniciativa, a la que sumó a un grupo de expertos de distintos sectores, fue interpretada, entre otras cosas, como un intento de darle un cauce a una discusión que está pendiente, e impedir que ésta sea liderada sólo por aquellos que impulsan una asamblea constituyente. Pero quienes conocen sus pasos indican que, paralelamente a ello, se esconde su interés por mostrar que frente a temas tan sensibles, se debe actuar sobre la base de los acuerdos.

Respaldos y realismo
Es la fórmula que Lagos cree que debe imperar para salir de la crisis como la actual, la que no cree que pueda superarse si no se enmienda la conducción política.

Es la idea que comparten muchos de quienes piensan que no puede renunciar a asumir su liderazgo, lo que podría traducirse finalmente en que sea una posible carta presidencial.

Detrás de esa tesis estarían algunos personeros de la antigua Concertación, como asimismo del empresariado e incluso el mundo político identificado con la derecha que lo preferiría a cualquier otra opción, básicamente por su impronta de estadista.

Como él lo sabe, se deja halagar, aunque de acuerdo a lo que cuentan sus cercanos, al menos por ahora no parece decidido a jugarse por una candidatura para el 2017.

Con una dosis de realismo, él mismo reconoce los distintos factores que juegan en contra de un posible intento por regresar a La Moneda, comenzando por la edad, porque a pesar de que para sus 77 años está no sólo lúcido, sino lleno de energía, asume que los años pesan.

Pero no es lo único que le inquieta, porque tampoco Lagos desestima los riesgos que implicaría exponerse a un segundo mandato, que podrían quitarle el aura con que quedó después de su sexenio en el poder.

Tanto es así que de manera recurrente, ante la pregunta si está pensando en una opción presidencial, recuerda la respuesta que dio al abandonar el gobierno, cuando afirmó que en el siglo XX, dos presidentes –Arturo Alessandri e Ibáñez- volvieron a La Moneda y los dos están en los libros e historia por lo que hicieron en el primer período y no en el segundo.

Para un hombre como él, que ha demostrado que le interesa pasar a la historia, es un tema que no desestima, en el que además, sin que lo reconozca, también incide lo que le está ocurriendo a la actual presidenta, Michelle Bachelet.

Riesgos y expectativas
Pero estas aprensiones partirían del supuesto de que si Lagos entra en carrera, ésta estaría corrida, lo que no necesariamente es así, sino por el contrario, tiene distintos obstáculos que él conoce y que lo contienen.
Por de pronto, en los análisis está presente el argumento de que se ha demostrado que su liderazgo no es sinónimo de ser un buen candidato, lo que confirma tanto su derrota senatorial en 1989, como que 10 años después, Joaquín Lavín le pisara los talones en la contienda presidencial.

Es cierto que el panorama es distinto, considerando que su figura como estadista se consolidó después de que fuera Presidente. Pero aun cuando salió con un alto grado de adhesión, no pocos apuntan a que precisamente su pasado en el gobierno podría atentar contra su éxito, si es que en una campaña se le enrostran temas como el Transantiago, o dado el actual panorama, aquellos relacionados con irregularidades como el MOP-Gate, el que marcó su mandato.

En el escenario de cara al 2017 se agrega, además, el factor de Marco Enríquez-Ominami, a quién difícilmente podría sacar del camino, menos si éste mantiene su actual posicionamiento, lo que implicaría exponerse a repetir lo ocurrido en 2009 en que éste causó la derrota de Eduardo Frei, riesgo que Lagos jamás correría.

Como muchas de estas consideraciones son las mismas por las que declinó su opción en esa oportunidad, todo indicaría que es difícil que decida hacerlo ocho años después, si además a ello se suma que no cuenta con el respaldo de quienes, tanto desde el gobierno, como desde la Nueva Mayoría, se han empeñado en enterrar a la antigua Concertación, de la cual él es un fiel exponente.

Todo eso lo sabe el propio Lagos, por lo que ninguno de los factores que le podrían jugar en contra, escapan a sus cálculos.

Pero eso no quiere decir que su decisión esté tomada. Por el contrario, como indican en el mundo laguista, también están presentes elementos que podrían ser determinantes para sus posibilidades, comenzando por el que las circunstancias reclamen a una figura con el sello de estadista que ostenta como ningún otro.

Es por eso que la decisión de Lagos es mantenerse atento, a la espera de que si aquellos que actualmente detentan el poder, son capaces o no de superar la actual crisis.

Como eso es incierto, teniendo en cuenta que hasta ahora ésta sólo ha ido escalando, sin que se sepa la forma en que las autoridades pretenden conducirla, la real opción de Lagos es estar a la expectativa de si llega el momento en que no sean sólo algunos los que reclamen su liderazgo.

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