Carlos Larraín Peña no necesita presentación, pero vale la pena conocerlo personalmente. Su atractivo está en que, además de culto, agudo y franco es políticamente incorrecto. Su incontinencia verbal le ha pasado la cuenta muchas veces, por lo que ahora se cuida un poco más. Fiel a su cosmovisión, es, sin embargo, pragmático en política y no ceja en abogar por una alianza con la DC y los radicales. De este y otros temas conversamos con el presidente de Renovación Nacional en la sede del partido en Antonio Varas, mientras se prepara para asumir el escaño del Senado que dejó vacante su correligionario Andrés Allamand.
-¿Contento con el cambio de gabinete?
-Pienso que es una cosa muy buena porque se va a desarrollar el lóbulo político del gobierno. Va a ser muy conveniente para Sebastián tener unos pares cerca. Yo creo mucho en los poderes colegiados, parece que uno se equivoca menos y ayuda a ver la realidad desde distintos ángulos.
-¿Demasiado personalismo del presidente?
-Nuestra Constitución es desequilibradamente presidencialista y esto se acopla con un carácter como el del presidente Piñera. El es un hombre exitoso y los exitosos siempre tienen esa tentación: la de querer resolverlo todo. Y resulta ser que el panorama de la República es mucho más complicado que la actividad privada, como se dice eufemísticamente.
-¿Hasta qué punto los ministros Allamand y Matthei representan efectivamente la voz de RN y la UDI?
-En lo que respecta a Andrés Allamand, no hay que olvidar que él fue presidente del partido, ha sido senador nuestro y ha estado siempre en primera línea. En cuanto a Evelyn, ella lleva muchos años en la UDI y me parece que encarna la ortodoxia económica tan propia de ese partido, junto, claro está, con su referencia a lo popular.
-¿Fueron consultados por el gobierno para estos y los otros nombramientos?
-No específicamente, pero en el viaje que en octubre hizo el presidente a Europa, éste nos preguntó a mí y a Andrés- qué pensábamos del gabinete. Eso implica que ya en ese tiempo le estaba dando vueltas a la idea del cambio.
-¿Se pueden conocer entretelones de esa conversación?
-Fuimos invitados a comer a la cabina por el presidente y allí me sorprendió que preguntara nuestra opinión, ya que yo sólo iba como observador. Fue algo incómodo y como yo soy muy francote -y eso a veces no cae bien- me recaté un poco y estuve más a la defensiva, con el fin de escuchar. Pero, el caso fue que allí se analizó la situación del gabinete y del ministro de Defensa en términos políticos. En verdad, en ese plano, Ravinet aportaba poco, porque en realidad si se pensó en él como un puente para la DC, ese puente se cortó a las 48 horas, cuando renunció al partido. A mi juicio, lo que debió haber hecho aunque claro, es fácil opinar por otros- es haberse dejado echar si es que querían echarlo. Luego, hubo varias otras conversaciones aisladas, pero el día que se hizo el anuncio, el presidente, que estaba en el sur, sólo me llamó por teléfono para informarme de los cambios.
-Pero, ¿ya se lo había propuesto a Allamand en el viaje?
-No, nada. El ejerce el derecho presidencial de no decir más que el mínimo.
-¿Qué rol jugó Hinzpeter en esto?
-Rodrigo también me había hecho algunas sugerencias anteriores y por eso salí, uno o dos días antes diciendo que podíamos sacudir el arbolito otro poco. Eso ayudó también
-¿Te incomoda que sea Allamand, con el cual tienes públicas diferencias en materia valórica, quien se convierta en una de las voces políticas de RN en el nuevo gabinete?
-RN nació como un partido diverso, un partido que tiene un mínimo común denominador no muy alto. No somos un conglomerado con carga doctrinal y yo aplaudo eso. A mí no me gustan las definiciones ideológicas muy intensas ni muy principistas y creo que ese es un gran acierto de RN. Ello le permite actuar como estanque de compensación político. De hecho, a pesar de los muchos errores que se han cometido aquí adentro, entre los cuales te menciono dos presidentes de partido renunciados antes de concluir su período, nosotros sacamos siempre más de un millón de votos, lo que es muy bueno para el sistema. Y es que representamos gente que viene del radicalismo, de sectores nacionalistas, del antiguo partido conservador y liberal, entre los cuales nunca llegó la sangre al río. Eso ya lo sabemos por lo que no me preocupan esas diferencias.
-Hablas de un partido afín a la transversalidad
-Hubo conservadores que integraban los gobiernos radicales y viceversa, y es en este nuevo contexto histórico, lo que me encantaría que ocurriera ahora. Estoy trabajando para eso y ojalá lo logre. La idea central es ésa. RN debe ir sorteando barreras y lograr enunciar ese mínimo común denominador virtuoso que ayuda a que la vida social subsista de un modo entendible. Nosotros abogamos por una vida social ordenada y que recurra lo menos posible a los castigos. Es mi filosofía al menos. No me gusta esta sociedad vigilada y punitiva, me enferma. Como ves, no soy tan conservador, tengo una veta anárquica.
-¿Eres partidario que ambos ministros entren al comité político?
-Los dos van a tener su decir y se les va a oír, sea que estén en el comité político o que estén parados en el Patio de los Cañones de La Moneda. O sea, este asunto del lugar geográfico no lo entiendo. Se les va a oír porque, obviamente cae de maduro que hay cosas que no se pueden resolver sin el parecer de ellos.
-¿Crees que este cambio de gabinete es un fracaso de la estrategia piñerista de hace un año?
-Yo le llamaría un perfeccionamiento, una mejora, un potenciamiento al trabajo del gobierno. Una revitalización, es como una bebida energizante
-Pero que puede desatar al interior una enconada lucha de candidaturas presidenciales. ¿Habrá sido la estrategia de Piñera?
-Creo que para nada Aquí pasa una cosa muy curiosa. Se quiso un gabinete técnico y resultó ser un invernadero de políticos, lo cual no es malo. He visto a algunos que pasan de pupa a mariposa muy rápido.
-¿Por qué aceptaste el cargo de senador?
-Lo acepté porque me hizo fuerza la directiva del partido. Se consultó también a las bases de la región y el propio Allamand me llamó para empujarme en esa dirección. Y, como había como cinco o seis candidatos para el cargo, más que nada acepté por ser un factor de unidad. Además, también se dijo por ahí que era bueno y entendible reforzar un poco la mano de la presidencia del partido en abstracto, porque como este gobierno ha elegido la vía legislativa muy intensa - a mi juicio equivocadamente porque estamos en minoría en las dos cámaras- entonces por ahí hay una ventaja para mejorar la eficacia del trabajo nuestro
-Todo decía que tú querías llegar al Senado, pero representando a Magallanes...
-No, esas son cosas que yo he echado a correr para incomodar a los parlamentarios de la zona, agitarlos o incomodarlos un poquito, nada más. Pero uno nunca sabe, ya ves lo que me pasó. Le tengo cariño a Magallanes, me inquieta, me preocupa.
-¿Cómo se manejó el asunto a tu juicio?
-Me parece que esto de Magallanes partió lo más mal que hay. Se hizo todo patas para arriba y yo lo representé en el comité político con mucho impulso, mucha vehemencia. Tan tostado estaba que cuando salí de la reunión, me escabullí porque preferí no decir nada. Ya veía que se me salía un sapo gordo. Golborne ha confirmado ahora la capacidad que le conocíamos, pero no hay que adelantarse con esto de las candidaturas presidenciales. Falta mucho para 2014.
-¿Cuánto te afecta ser senador designado?
-A mí no me gustaba el sistema porque creo que borronea las líneas entre el Ejecutivo y el Legislativo. Podía ser utilizado aunque no lo ha sido en este caso- para deformar el Parlamento por la vía de crear un espacio que se llena por un próximo candidato. Eso se hizo en el caso de la señora Tohá, siendo el señor Harboe el beneficiado, que entre paréntesis, no sé por qué, está fulminándome por el twitter, mandándome recados sulfurosos pese a que no tengo nada contra él. El 2005 una modificación de la Constitución estableció expresamente este sistema y nuestro partido recurrió al Tribunal Constitucional para impugnarla, pero hubo un fallo y esto ya está decantado. No puedo ser más constitucionalista que la Constitución y, por otra parte, se está respetando la voluntad popular que eligió a un RN, no a un senador de RN que fuera a impulsar tal o cual proyecto en el Congreso. En todo caso, creo que no debe abusarse de este mecanismo.
-¿Impulsarás el proyecto de Acuerdo de Vida en Común planteado por Allamand en el Senado?
-Ese tema tiene vuelo propio. Hay otros tres proyectos que vienen de la izquierda, pero nosotros no estamos cerrados a analizar el asunto. Al contrario, nos gusta que la ley refleje la realidad.
-¿Libertad de acción en el partido?
-Absolutamente. Pero, eso sí, hagamos las cosas bien. En esto ha habido unas carreritas y un querer demostrar mira, que progre soy, pero resulta ser que el tema tiene unos tremendos asuntos de justicia involucrados y eso es lo más grave de todo. En esto tengo una postura heterodoxa que no muchos me la entienden. ¿Por qué no creamos beneficios similares, de seguridad social o hereditarios, para cualquiera asociación, cualquiera sea su inspiración? ¿Por qué sólo tiene que ser del orden afectivo? Abramos el abanico. Hay grupos que quieren vivir en torno a la música ¡Ya está, declarémonos comunidad musical! Yo no tengo reparo alguno y alteremos las normas sucesorias
-Pero no cambiemos el concepto de matrimonio
-El matrimonio es entre un hombre y una mujer Osvaldo Andrade, socialista, y Andrés Zaldívar, que siempre anda a la mano de la ola del progreso, también piensan igual. Así que estoy en muy buena compañía en esto. No es homofobia decir que uno no es partidario del matrimonio entre dos personas del mismo sexo.
-¿Cómo ves las relaciones con la oposición para el año 2011?
-De veras pienso que debiera haber un decantamiento distinto en política. Habría que buscar temas comunes con la DC, con el Partido Radical o la socialdemocracia. Tenemos tantas cosas en común que, en lugar de estar discutiendo, reuniendo mayorías ley por ley, sería mucho mejor definir un marco, incorporar algunos de estos caballeros al gabinete y gobernar estos tres últimos años que quedan.
-Para algo así debe haber disposición de ambas partes y me temo que tu llamado no concita adhesión ni en la DC ni en el PRSD
-A mí me parece un tema ultra conversable. A José Antonio Gómez le tengo mucho respeto. Es perfectamente fiel a sus orígenes y tranquilo pese que lo pasó muy mal en el gobierno militar. Ignacio Walker, me mandó a decir por los diarios que él no hacía mercadeo y yo lo único que digo es como creo que debe orientarse el gobierno para adelante.