El académico de la PUC y ácido columnista está consciente que en las elites de su partido, la UDI, no es querido. Sin embargo, no ocurre lo mismo entre algunos dirigentes de base, donde lo definen como una especie de "guardián doctrinario" del gremialismo. Lo que humildemente descarta de plano.
Y ha seguido de cerca la crisis de la UDI. Misma que hoy sus dirigentes pretenden superar luego que en el Consejo General de hoy, en el Hotel Crowne Plaza elijan una nueva directiva, encabezada por el senador Hernán Larraín. Proceso con el que discrepa nuestro entrevistado, pues cree que eso no contribuirá a arreglar el problema del partido que, a su juicio, se arrastra hace al menos 15 años. Por lo que con un numeroso grupo elaboró un documento que espera sea leído hoy en el cónclave, donde expone su pensamiento.
-¿Cuál es su diagnóstico de lo que está pasando en la UDI?
-Desde el punto de vista de su organización interna, debería hacer una discusión muy profunda sobre historia, mística y principios antes de renovar la directiva, para que no haya personas que votaron como lo hicieron en el AVP; como el alcalde Carter que proponen lo que proponen; personas que se vinculan con el financiamiento del modo que lo hicieron. Esa es la única discusión que puede sacar a la UDI de su crisis.
-¿Y electoralmente?
-La UDI ha perdido entre un tercio y la mitad de su electorado en esta pasada a raíz del caso Penta. Si las elecciones fueran hoy es probable que la UDI se moviera entre el 10% y el 12% del electorado. Además en un régimen de elección proporcional ya no hay estrictamente aliados, todos son competidores. Y cualquier candidato UDI que se presente a un debate, después pasará su adversario y le enrostrará que pertenece a los "Penta Boys" y eso (el caso Penta) tendrá un tremendo capital simbólico negativo para la UDI.
-¿Y qué pasa con el proyecto UDI?
-Hay un problema mucho más profundo, que es la convicción que las personas mayores de 25 años pueden tener para darle continuidad a este proyecto. Hay una cosa de conciencia que opera, la política no es pura y simplemente organización y captación de votos, es sobre todo decisión interior de unos seres humanos de dedicarse con mayor o menor rectitud al servicio de los demás. Esa convicción hoy día flaquea en muchísimas personas: Los que vienen liderando el proyecto tienen que estar sumamente angustiados de 'por qué nos pasó esto, cómo fuimos capaces de permitir que esto sucediera' y quienes no hemos estado liderando este proyecto y que no tenemos ninguna intención de vincularnos en el liderazgo, pero sí seguir en el proyecto, nos preguntamos si la UDI es el instrumento para el proyecto. Yo creo que no.
-¿Cómo así?
-Yo lo dije mucho antes de esta crisis, después de la elección presidencial y parlamentaria, y es que las marcas RN y UDI debían desaparecer, por una razón muy elemental que va más allá del caso Penta: Existen en la UDI dos almas –como las hubo y las sigue habiendo en la Nueva Mayoría-, también RN que en parte se purificó con la salida de la gente de Amplitud, pero sigue habiendo un sector muy liberal de RN que coexiste con un pequeño sector conservador. Y en la UDI es justo al revés, hay un gran sector conservador que coexiste con un pequeño sector liberal. Mi tesis es: Por qué, de una vez por todas –y esta crisis puede ser la oportunidad para eso-, no ponemos las cartas sobre la mesa y definimos un partido conservador, un partido liberal y un partido socialcristiano para llenar el espacio de un centro inexistente.
-¿Entonces comparte la propuesta del senador Larraín en la línea de que hay que reformular la UDI?
-Absolutamente y creo que la sigla –igual que la de RN- está prácticamente muerta, aunque tal vez deba decirlo un experto en marketing y no un simple historiador. Tal vez un experto me diría que esta marca está completamente devaluada en el mercado electoral. Pero hay una cosa antes que el mercado electoral que tiene que ver con la conciencia de las personas para entrar en la vida pública ¿qué persona que tenga valía se va a querer inscribir en la UDI hoy?
-¿Y qué le parece la propuesta de Andrés Allamand del partido único? Cuando la derecha ya pasó por eso y no resultó.
-Ese partido unitario duró 10 meses, yo no milité en él. Esa propuesta de Allamand es absolutamente inviable. Aunque su argumento es que las cosas han cambiado y que el modelo del PP español nos puede servir. Bueno, ese es exactamente el modelo que no hay que seguir, porque para un partido unitario hay que asumir que las historias de rencillas personales se olvidaron y los seres humanos no procedemos así; segundo, (ironiza) habría que redactar una declaración de principios que dijera cosas tan concretas como: 'Queremos el bien de Chile', 'trabajaremos con intensidad para lograrlo' y 'seremos colaboradores con todos los que piensan como nosotros'.
-¿Una declaración de principios para que quepan todos?
-Obvio. Un partido como ese atraería a gente que diría 'por fin la unidad de la derecha', gente que no ha participado para nada en los últimos 20 o 25 años, porque la derecha ha estado desunida; por lo tanto, no tiene ninguna experiencia en nada, pero ingresaría a ese partido. Y produciría el efecto contrario de que personas que han estado vinculadas mejor o peor con la actividad pública, dirían 'yo, con este gallo no milito en el mismo partido'.
-¿Usted es uno de estos últimos, con quién no compartiría partido?
-Yo dejaría de militar en la UDI en el mismo momento en que se formara ese partido único, si en ese partido estuvieran Sebastián Piñera, Andrés Allamand, Alberto Espina o Rodolfo Carter, Andrés Chadwick o Francisco de la Maza, para poner 3 de cada partido. Y yo que milito en el partido de los últimos 3, ya no tengo casi nada en común con ellos, así es que no perdería la oportunidad de distanciarme de ellos.
-Suena a divisionista y le da la razón a las elites de la UDI que no lo quieren.
-Un momento, voy a hacer una pequeña defensa de mi persona. Llevo la módica suma de 17 años recorriendo desde Copiapó a Puerto Montt, todos los meses, formando a la juventud de la UDI. Por lo tanto, yo soy uno de los que puede decir que he estado activo, haciendo un trabajo específico en la vida pública. A través de la Fundación (Jaime Guzmán).
-¿Por qué cree que no es tan apreciado por las elites de la UDI?
-Yo no me incorporé a la UDI, me incorporé a un proyecto, al proyecto Jaime Guzmán. Hay personas que se fugan, no porque se fuguen ellos, sino porque el partido se corre –como toda institución humana- hacia posiciones más pragmáticas, más electoralistas, posiciones de mayor amplitud en la recepción de sus miembros. El gran daño para la UDI es el lavinismo, aunque él es una persona extraordinaria, magnífica, del mejor corazón, con quien tengo muy buenas relaciones humanas.
-¿Por qué?
-Porque aguó la UDI, porque no pertenece al proyecto original. Cuando yo era gremialista él era miembro de la juventud nacional, no participó en su vida universitaria en el proyecto de la UDI. Fíjese en la paradoja que se da ahí, Cristián Larroulet fue siempre un hombre del proyecto de Jaime Guzmán y después se ha mantenido en un segundo plano, (en cambio) Joaquín Lavín nunca fue del proyecto de Jaime Guzmán y pasó al primer plano.
-¿Cuánto cree que afectó al partido la estrategia adoptada para enfrentar el caso Penta?
-Creo que no fue la estrategia en general, sino la posición personal de Ernesto en esa estrategia. Si el presidente de la UDI no hubiese tenido ningún vínculo con ninguna parte del problema podría haber sostenido esa estrategia. Porque desde el punto de vista de la conciencia de sus dirigentes era la adecuado no pedir renuncias ni congelamientos en la medida que no hubieses condenas. El problema es que entre la realidad y el efecto simbólico hay mucho trecho. El efecto simbólico comunicacional de esa estrategia en manos de un muy buen tipo, pero que está vinculado con la Universidad del Desarrollo, Délano, Penta... Eso hacía que esa estrategia fuera ineficiente.
-¿Si pudiera votar en el Consejo General cuál sería su candidato? Larraín es el más probable futuro presidente, algunos querían que siguiera Macaya, incluso se mecionó a Chadwick...
-Chadwick sería la peor de todas las opciones para la UDI, porque es transformar al partido en un instrumento de Piñera, que compra activos que están baja. No, en ese esquema no tengo candidato y que bueno no tener que ir a votar.
-¿No existe en la UDI la figura en este escenario?
-Que difícil. Quizás sea el momento de José Antonio Kast, si no arma una directiva de unidad, si arma una directiva de guzmanianos. (Porque) una directiva de unidad prolongará la agonía de la UDI y evitará que el partido se nuclee. Una directiva parcial –en el sentido de una parte del partido- facilita que el partido se rompa y de una vez se produzca lo que yo estoy deseando, los tres partidos nuevos.
-¿Siente que la UDI con su afán de modernizarse, su necesidad de crecer electoralmente, abandonó sus principios originales y eso lo ha ido debilitando y lo llevó a la crisis en que está?
-A todo eso, la respuesta es sí.