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Cristóbal Bellolio: “Jovino Novoa ya está cocinado ante los ojos de la opinión pública”

El experto cree que “en Chile estamos acostumbrados a que estos procesos judiciales sean menos estridentes y comunicacionalmente más austeros”.

Por: Claudia Rivas Arenas | Publicado: Miércoles 25 de marzo de 2015 a las 04:00 hrs.
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Pese a no estar en Chile, el cientista político Cristóbal Bellolio sigue con atención los capítulos, como si se tratara de la serie de moda, del caso Penta y su nueva arista: SQM, que amenaza con abrir una enorme caja de Pandora.

-¿Qué opina sobre la forma mediática como se han desarrollado las investigaciones, particularmente del caso Penta?
-Tengo un juicio matizado. Creo que los medios de comunicación han sido importantes para destapar algunas situaciones irregulares y en ese sentido funcionan como saludables contralores ciudadanos. Pero por otra parte no se puede soslayar que a veces se exceden en el entusiasmo por darle espectacularidad y morbo a ciertas rutinas. No veo nada particularmente grave en la forma como el Ministerio Público ha conducido la investigación. En Chile estamos acostumbrados a que estos procesos judiciales sean menos estridentes y comunicacionalmente más austeros, pero eso no significa que no pueda hacerse de otra forma en la medida que no se transgredan las obligaciones legales.

-¿Es bueno para el país?
-Es bueno, en general, que los chilenos vean un Ministerio Público activo que no vacila en perseguir a ciudadanos poderosos. El juez Gajardo tiene fanaticada. Sabas Chahuán es el bueno de la película. En el imaginario de mucha gente, son los únicos que están interesados en llegar a la verdad caiga quien caiga. Si eso contribuye a mejorar la imagen de la administración de justicia en nuestro país –implacable, no corruptible y eficiente- lo veo como algo positivo.

-¿A qué cree que responde?
-Me parece que el tono acusatorio y pletórico de adjetivos morales de Gajardo encaja perfecto con una demanda ciudadana de justicia frente a estos individuos poderosos que siempre se salen con la suya. El caso de la absolución de Martín Larraín llevó esa nefasta percepción al extremo. Cuando se formalizó a Délano, Lavín y compañía, en las redes sociales hubo una especie de júbilo revanchista.

-¿Tendrá que ver con un afán de protagonismo de los fiscales?, como plantean algunos de los afectados.
-Prefiero pensar que el Ministerio Público tiene sus maneras de aumentar la probabilidad de éxito de sus causas y una de ellas puede exponer a los presuntos delincuentes a un juicio paralelo en el tribunal de la opinión pública. Cuando se revisaron las apelaciones a la prisión preventiva leí comentarios del tipo "no aceptaremos la revocación", como si la decisión dependiera del veredicto popular.

-¿Será la opinión pública que más informada que para el MOP-Gate, por ejemplo, exige más transparencia?
-Sin duda. Hay abundancia de información. Y subterráneamente abundancia de especulación. Eso genera un efecto positivo –demanda de transparencia transversal-, pero también alimenta un proceso de opiniones no siempre reflexivas y muchas veces cargadas de suspicacia y desconfianza.

-¿Se esperaría que sea así en adelante con este tipo de investigaciones?
-La prisión preventiva de los controladores de Penta, por decirlo en forma metafórica, sació la sed de sangre de los que querían ver a los poderosos caer. Para la elite chilena, era una escena absolutamente impensada. Para el ciudadano indignado que despotrica en redes sociales o en manifestaciones callejeras, fue un éxtasis de igualdad. Lo que venga ahora podrá ser dramático en la dimensión política, pero socialmente ya se rompió el hielo: nada será tan sorpresivo como para que miles de chilenos sigan por streaming un sábado en la mañana las alternativas de un aburridísimo juicio tributario.

-¿Cuál es el desafío para las instituciones, en particular para el gobierno y la clase política y empresarial?
-El gobierno tiene que entender que aquí se abrió una caja de pandora y tratar de cerrarla a medio camino puede resultar no sólo estéril sino contraproducente. Es lo que hemos visto con la presión ciudadana por incorporar la arista SQM a las investigaciones de la Fiscalía. Ahora la cosa es "caiga quien caiga" y no hay "razones de Estado" que valgan. Después, entre ellos, pueden buscar culpables. Se preguntarán si Andrade hizo lo correcto en perseguir con tanta saña a sus colegas gremialistas por el caso Penta, ahora que el boomerang viene de vuelta, por ejemplo. Por de pronto hay que apretar los dientes, esperar que salga toda la mugre guardada bajo la alfombra y estar disponibles para ofrecer algunas cabezas en sacrificio.

-A propósito de los políticos, Novoa guardó silencio nuevamente y criticó la investigación tanto por las filtraciones como por lo mediático de la misma, la calificó de "ideológicamente falsa" ¿qué piensa de su estrategia? ¿A qué cree que apunta? ¿Es buena para él, desde la mirada ciudadana, esta estrategia?
-Esa es una cuña y las cuñas tienen por objeto el impacto mediático. Pero subyacente a la cuña hay una verdad: Jovino no dice que él sea inocente, sino que toda la clase política actuaba con un mecanismo de financiamiento similar. Su alegato es contra el cinismo de sus colegas que apuntaron con el dedo a la UDI, pero están salvando el pellejo mientras no se les acrediten boletas truchas. La investigación no es ideológicamente falsa sino ideológicamente injusta o desbalanceada, quiso decir Novoa, pero así le fallaba la analogía con el tipo penal de las boletas. En cualquier caso, dudo que la táctica del "todos lo hacíamos" sirva de mucho a estas alturas. La posibilidad del gran acuerdo político ya fue. Jovino ya está cocinado ante los ojos de la opinión pública, de parte de la UDI y ahora solo le falta caer en las redes de la Justicia. Increíble como se caen los tótems.

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