En el pasado parece haber quedado el conflicto que enfrentó la Nueva Mayoría luego que algunas de las vocerías del titular del PPD, Jaime Quintana, le abriera más de un flanco al sector. Y es que los presidentes de la coalición habrían optado por respetar los turnos acordados, por lo que a apartir de hoy y durante todo junio, el senador y fundador del MAS, Alejandro Navarro, será el portavoz del conglomerado.
Desde esa plataforma, el parlamentario evalúa positivamente el desempeño del bloque, aunque reconoce que hay temas que la coalición debe abordar sin la presencia de La Moneda por lo que plantea retomar las reuniones que cada 15 días acordaron hacer los presidentes de partido, que a la fecha no se ha cumplido
- ¿Para usted la Nueva Mayoría es una alianza electoral o política?
- Es como el movimiento, que se define sólo andando. Por lo tanto, la transición entre un acuerdo electoral y una coalición política se desarrolla en el ejercicio de la política. Estos dos meses tienen más bien un saldo favorable que negativo y en ese sentido creo que es un proceso de aprendizaje, particularmente entre la DC y el PC, dentro de una Nueva Mayoría que reúne por primera vez a actores que actuaban detrás de un programa político propio y que hoy tienen un programa colectivo.
- ¿Está conforme con el nivel de coordinación que están teniendo, al alero de los comités políticos de La Moneda, o deberían recuperar las citas de presidentes de partido?
- Hasta ahora lo que hay son dos instancias de coordinación política: una con los cuatro ministros (Rodrigo) Peñailillo, (Alberto) Arenas, (Ximena) Rincón y (Álvaro) Elizalde, y la coordinación político-parlamentaria con Arenas, Rincón y Peñailillo, más los jefes de los diputados y senadores. La propia dinámica política nos va a llevar a tener reuniones más permanentes como coalición y en ese sentido, aspiro a que volvamos a la reunión quincenal de la Nueva Mayoría, a sus temas políticos como tales y que son más amplios que el cumplimiento del programa de gobierno de la Presidenta. Ese es un acuerdo que hasta ahora no se ha cumplido. Cuando se comenzó con el ejercicio del Comité Político esas reuniones se suspendieron. Hay una voluntad de retomarlas cada 15 días, lo que es un ejercicio necesario porque lo que hay que discutir también son los desafíos políticos propios de los partidos, por lo menos los que vienen en materia municipal, las reformas políticas, el binominal y el sistema de partidos políticos y en ese ámbito los ruidos hay que dejarlos para la interna de la Nueva Mayoría. El programa de la Presidenta contará con el pleno respaldo, pero hay un debate más fino que va a requerir mayor intimidad.
- La Nueva Mayoría ha estado agitada tras los anuncios del 21 de mayo, sobre todo por el tema del aborto ¿fue un acierto instalar este debate, que a juicio de la oposición busca desviar la atención de la discusión tributaria y de la educacional?
- Veo una dinámica nueva del gobierno. La Presidenta está actuando con franqueza y transparencia, estos son temas que se deben abordar. Evitar el debate del aborto por el temor a las diferencias al interior de la coalición, sería un gran error. Significaría que son las posiciones internas de los partidos las que priman por sobre la voluntad ciudadana más amplia de abordar determinados temas, particularmente el tema del aborto. Creo que es una decisión correcta el abrir el debate político ciudadano y no ocultarlo al interior de los partidos. La Presidenta ha planteado un marco general ciudadano de debate que debe darse.
- Y la sobrerreacción de la oposición y los sectores que se oponen a este tema, ¿qué le parecen?
- El piñerismo llegó al poder bajo la promesa de cambios, que no ocurrieron y ahora están ocurriendo de manera sucesiva y progresiva. Ha habido un desbande, que la capacidad de procesar los cambios al sector más conservador de la derecha política y económica los está sobrepasando, no entienden que se pueden hacer cambios educacionales, tributarios y también en la legislación de derechos reproductivos. Este debate los está superando, es la poca habitualidad al cambio, el conservadurismo de los procesos políticos.
- Hoy parte la discusión en el Senado de la reforma tributaria. ¿Usted es de los que cree que es posible modificar el corazón de la propuesta impulsada por el gobierno?
- Andrés Zaldívar (DC) tiene el derecho a plantear que se puede tocar el corazón de la reforma. Pero creo que esta reforma sólo acepta una intervención de menor complejidad y con tratamiento ambulatorio. (La reforma) no está para intervenciones de alta complejidad y creo que ese escenario no se va a dar. Como sí hay espacio para una cirugía menor y ese rol vamos a cumplir en el Senado, en temas tan particulares como la renta presunta, el tratamiento de las PYME y con áreas y aspectos que son extremadamente técnicos, que efectivamente en el debate se han ido aclarando. El debate en el Senado debe ser más profundo y prolijo, tiene que generar áreas de proyección.
El congreso y la política a prueba
- Con lo que está sucediendo en el debate tributario al interior del oficialismo ¿qué espera para la discusión de la reforma educacional?
- El Congreso y la política en general van a estar a prueba, se van a debatir de manera paralela estas dos grandes reformas, lo que va a exigir tiempo y dedicación. La reforma educativa va a tener una matriz de debate con un fuerte fundamento ideológico y eso es lo que estamos observando. Se trata de un debate sano, hay que entenderlo como tal y no sentirle temor, porque aquí se va a respetar la libertad de enseñanza y el emprendimiento privado.
- ¿Cómo evalúa que la Presidenta no haya abordado más en profundidad el compromiso de la reforma constitucional?
- Quede gratamente satisfecho y sorprendido, la Presidenta no sólo ratificó la reforma tributaria y educacional, si no que dijo una frase clave: nueva Constitución. Ahora el modo, la forma, el mecanismo lo discutiremos. Yo soy partidario de la Asamblea Constituyente.