Felipe Bianchi: “La pandemia ha propiciado que gente mala para emprender, como yo, lo haga”
El periodista y emprendedor pandémico, y su mujer, Teresa Undurraga, empresaria hace una década, cuentan cómo cada uno maneja sus nuevos negocios durante el confinamiento. “Felipe dejó de trabajar en Mega y se transformó en una oportunidad (armó un programa en Youtube). Lo mismo mi destilería; ha sido ultra difícil, pero para nosotros como familia ha sido una experiencia de orgullo”, señala ella.
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“Hemos tenido más confinamiento que China”, dice Teresa Undurraga, fundadora del Emporio de la Rosa y hoy a cargo de Destilados Quintal. “La única ciudad del mundo que nos supera es Buenos Aires”, complementa su marido, Felipe Bianchi. Están instalados frente a la cámara del computador y de fondo se ve el mismo librero que asoma de telón en Domingos Dominicales, programa de Youtube que el periodista conduce el último día de la semana junto a su socio Mauricio Contreras, bajo la dirección de Paulo Velásquez. Ya llevan diez capítulos emitidos con invitados como Mauricio Pinilla, Kathy Salosny, Alberto Fuguet, Luis Gnecco, Fabricio Copano y Rafael Araneda. “En cinco meses he hecho más proyectos nuevos que en los últimos cinco años”, saca en limpio Bianchi sobre este periodo de cuarentena. Para su mujer este tiempo también ha sido intenso ya que debe ocuparse del gin que produce en un galpón ubicado en el barrio Franklin. El matrimonio tiene tres hijos y viven en un departamento del Parque Forestal, a pocas cuadras de Plaza Italia, por lo que pasaron de vivir cinco agitados meses, producto del estallido social, a cinco meses prácticamente encerrados. Ahora además decidieron sumar un nuevo integrante a la familia y por primera vez tienen mascota; una perrita que bautizaron Mila.
-¿Cómo han vivido este tiempo tan particular?
-T.U.: Como dicen en el campo: me fui de gancho en gancho. Al principio creí la teoría de que los 15 días de cuarentena impedían que el bicho surgiera y te daban una especie de certificado. Después dijeron: “15 días más”. Y me fui acercando a la idea de que esta es una nueva manera de vivir. Hay cosas que me hubiera gustado que se hicieran diferentes; aquí la mayoría vive en departamentos chicos y este tipo de confinamiento debería considerar poder darse una vuelta a la manzana.
-F.B.: A nosotros nos ha tocado el encierro desde el privilegio. Vivimos en un espacio cómodo. Pero creo, además, que había gente más preparada, por su estilo de vida o por sus intereses, para el confinamiento. Los que pasamos el día leyendo, viendo películas o escribiendo, no nos hemos sentido tan incómodos con el poco contacto exterior. Antes salíamos a vivir, pero me he dado cuenta que esto se parece más a mi vida y no he echado tanto de menos lo otro. Además uno se inventa cosas. Ya estoy convencido de que esto es lo más cercano a una hibernación que el ser humano ha vivido, que somos osos y vamos a salir en primavera, todos felices en la mejor época del año.
-T.U.: La experiencia de Felipe es distinta a la mía. Yo trabajo en una destilería donde el 90% de mi trabajo es físico: acarrear cajas, hacer gin, embotellar, y en este proceso me han pasado cosas especiales. Nunca pude estar 100% confinada, en los peores momentos tuve que ir una vez a la semana a la destilería a buscar cajas y despacharlas, porque no tengo la espalda financiera como para dejar de vender y que la empresa sobreviva. Felipe es más privado y yo soy más pública. Lo que más extraño es juntarme con mis amigos, conversar largo, tomarme una copa de vino, la sobremesa… Los tiempos que estoy en la casa son muy privados; de leer, escuchar música, cocinar. Pero tengo esa otra parte de salir afuera a producir cosas concretas.
Operación cuadrilla
Entre 2015 y 2016, los Bianchi Undurraga se trasladaron a Nueva York a pasar un año sabático y esa experiencia, analizan ahora, fue una especie de entrenamiento para el confinamiento familiar. “Retomamos en un minuto la dinámica de cuando vivimos fuera; Felipe lava ropa, ordena el living, yo cocino o estoy encargada de pedir comida, los niños hacen su pieza. De alguna manera todos contribuimos y nadie se siente explotado. Pero hemos sacrificado algo, un espacio privado, y la casa se ha vuelto como una empresa que hay que administrar”, cuenta Tere Undurraga, quien además acaba de escribir su primer libro. Más que una novela, se trata de un diario o una autoficción, cuenta. Ahora le queda terminar los últimos ajustes, definir editorial y publicar. Felipe en estos momentos no está trabajando en medios escritos tradicionales pero sí en Domingos Dominicales, que además de Youtube, tiene cuenta de Instagram y un sitio web donde publican columnas actuales y también de archivo.
-¿Cómo ha sido emprender en pandemia?
-T.U.: La primera vez que destilamos fue el 21 de octubre, a veces pienso: ¿Seguro que no hay algo peor que nos pueda pasar? De arriba podría caer una lluvia de sapos, como en Magnolia, no lo descarto. Estamos viviendo un tiempo super sorpresivo. Y uno se da cuenta de ciertas cosas. El barrio Franklin, donde trabajo, no está confinado porque es lugar de abasto: ahí están las ferias, mercados y el matadero. El dato de que el flujo se haya logrado bajar solo un 30% en la Región Metropolitana demuestra que somos un país OCDE en los números, pero subdesarrollado en la planilla. Aquí no hay Silicon Valley, casi todas las empresas son básicas. El que no trabaja en el supermercado, trabaja en la farmacia, en la feria, en la ferretería. No se trata de ser desobedientes, mucha gente no puede dejar de trabajar.
-¿Cómo no desanimar a los emprendedores ante una crisis de esta magnitud?
-F.B.: Yo creo que esta situación ha propiciado, en gente mala para emprender, como yo que siempre he sido un feliz asalariado que no toma riesgos, ese ánimo. Tiene sus cosas entretenidas, en términos de libertad. La sensación para mí es nueva, tengo medalla de 15 años en El Mercurio, 10 años en CHV, permanezco en las pegas. Y este cambio ha sido super bueno. Otra cosa de este tiempo que me ha dado risa, es que se hayan caído dos grandes intocables: doctores y economistas. En esta crisis se fueron a la cresta porque nos dimos cuenta que se equivocan tanto como cualquiera. Me encanta que la cancha esté más pareja. La pandemia ha sido muy democrática en ese sentido. Los economistas son como la gente que da el tiempo, dicen: “va a llover”. Después no llueve y da lo mismo”.
-T.U.: Es una ciencia social, no una ciencia matemática.
Bianchi se envalentona y continúa con su análisis: “Es inaceptable que los mismos que hoy firman cartas y columnas alegando que un sector que no deja escuchar otras voces, son los que prohibieron publicidad de preservativos en tv, los que estaban en contra del divorcio o de bandas de rock. Que ellos digan que estamos en un periodo donde las voces son acalladas, me parece insólito.
Teresa lleva la reflexión al ámbito familiar: “Entendiendo que la vida tiene buenas y malas, cuando uno enfrenta una cosa tan arbitraria como una pandemia, uno valora la bendición de estar bien casada, como diría mi abuelita. Poder enfrentar un momento difícil con alguien en quien tienes confianza, con una familia que entiende que a veces hay que sacrificarse en pos de un interés superior. Felipe dejó de trabajar en Mega y se transformó en una oportunidad, los niños opinaron de su emprendimiento y le enseñaron a usar Youtube. Lo mismo mi destilería; ha sido ultra difícil nacer en este momento, pero por otra parte he estado en mi casa y el boche ha sido puertas adentro. Para nosotros como matrimonio y familia ha sido una experiencia de orgullo.
-Además de las dificultades logísticas, ¿cuánto ha afectado la pandemia las expectativas de desarrollo que tenías para Destilados Quintal?
-T.U.: Absolutamente. El negocio yo lo evalué con un 70% de ventas HORECA: HOteles, REstaurantes y CAfeterías, categoría que incluye bares, pubs y fuentes de soda. Solo 30% era retail: supermercados y botillerías. Esa es una razonable evaluación de negocio para el mundo de los licores, porque la gente no toma gin de la misma manera cuando está en su casa que cuando sale a un bar con amigos. Hemos tenido que prepararnos para un mercado doméstico y entrar al delivery.
La empresaria se levanta a contestar el timbre, y la conversación la continúa su marido.
-¿Domingo dominicales es un producto de pandemia o una idea previa?
-F.B.: De pandemia total, pero sí tenía la idea de que los “profesionales de la comunicación” (gesticula) habíamos dejado un territorio en manos de otros. Me parecía raro que en Youtube o Instagram faltaran proyectos de periodistas. Ese mundo estaba entregado a youtubers o influencers, pero también hay espacio para hacer cosas interesantes en términos de contenido. Ahora estamos entre maravillados y “¿cómo no lo hicimos antes?”.
-T.U.: Hay una cosa generacional que ha cambiado, con Felipe entrando a los podcast y a Youtube y yo a la destilería.
-Están como millenials.
-T.U.: Millenials y hipsters, podríamos estar viviendo en Brooklyn (ríe).
-F.B.: En lo estructural sí, pero yo no le quiero pelear el pedacito de torta al youtuber o al millenial. La apuesta es atraer a nuestro público de la radio y la televisión que ahora se enteran que en Youtube también hay cosas que les pueden interesar a ellos y no solo cabros de 15 años con espinillas.
-Entonces ustedes ven más oportunidades que el horizonte oscuro.
-T.U.: Es interesante tener que reinventarse, aunque sea una palabra manoseada y asociada al fracaso. Si este no es el momento, cuándo. Hay que subirse al carro, en el sentido de que tus posibilidades de acción e influencia sean vigentes y hablen el lenguaje de los tiempos. No quedarse pegados en la comodidad.
-F.B.: Las condiciones actuales están dadas para revisar todo. Esto lo quiero extender hacia el mundo de las revisiones políticas porque, contra lo que algunos dicen, nunca ha habido mejores condiciones para revisar todo: la Constitución, la relación con los pueblos originarios, la historia, el sistema económico. Lo más sano es que revisemos todo. No puede haber un momento más ideal para reestructurarlo todo.
Undurraga agarra vuelo y avanza en la misma dirección: “Remecer el árbol y que caiga toda la fruta que tenga que caer. Nos acostumbramos a respuestas de inercia y ahora nos damos cuenta que el emperador está en pelota. Eso produce alivio y hace más fácil que los cambios sucedan”.
-F.B.: Hace tres semanas se discutía el retiro del 10% y uno escuchaba cosas como que iba a caer el Banco Central. Pero vimos que las cosas pueden cambiar y no se cae el sistema.
-T.U.: Es urgente que veamos las oportunidades que esto nos ofrece.
-F.B.: ¡Las condiciones están dadas!
-T.U.: ¡La historia es nuestra!