Innovación y Startups

DF Lab Opinión/ La "farra" de Chile y el teatro de la innovación

"Los empresarios y líderes del sector privado tenemos una responsabilidad ineludible: competir e innovar de verdad para aportar el crecimiento y bienestar que Chile necesita desesperadamente".

Por: Por Francisco Martínez Toro, socio fundador y director de Consultoría en Brinca | Publicado: Lunes 29 de julio de 2024 a las 08:34 hrs.
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Por Francisco Martínez Toro, socio fundador y director de Consultoría en Brinca
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El reciente seminario "Retomando la ruta del crecimiento" organizado por LarrainVial  ha puesto sobre la mesa un concepto tan incómodo como acertado para describir la última década de Chile: una “farra” económica que, lamentablemente, termina golpeando con más  fuerza a quienes menos tienen.

Si bien el diagnóstico de Sergio Urzúa y los otros panelistas apunta certeramente a un deterioro institucional y político que socava las bases del crecimiento, sería injusto no volver también la mirada hacia nosotros, los empresarios y el sector privado. ¿Acaso no hemos sido también partícipes de esta farra o nos estamos farreando de alguna forma las oportunidades de crecer?

Creo que el sector privado ha pecado de contribuir a esta  juerga económica en tres frentes preocupantes. Primero, en la renuncia a una aspiración ganadora. Urzúa habla de autogoles, pero lo que he visto en ocasiones es aún peor: ejecutivos jugando a empatar. Es imposible recuperar el crecimiento sin una economía dinámica, repleta de empresarios que, en un marco de competencia justa, busquen ganar sus partidos.

Segundo, hemos abandonado la defensa de una premisa fundamental (pero hoy impopular): el crecimiento económico está a la base del bienestar social. Despertar de la farra implica volver a articular esta verdad simple, pero poderosa, de manera clara y sin complejos.

Y por último, en esta década también hemos visto demasiada innovación en su versión de teatro, con más pirotecnia que substancia. La productividad de las empresas chilenas está seriamente comprometida, y recuperarla requiere un trabajo sistemático y agudo para identificar desafíos y aplicar tanto mejora continua como innovación genuina para resolverlos.

El despertar de esta farra debe convertirse en nuestro proyecto colectivo para la próxima década y más allá. Los empresarios y líderes del sector privado tenemos una responsabilidad ineludible: competir e innovar de verdad para aportar el crecimiento y bienestar que Chile necesita desesperadamente.

Es hora de dejar atrás la retórica vacía y enfrentar la realidad con determinación. Necesitamos empresas que no solo hablen de innovación, sino que la implementen de manera efectiva en sus procesos, productos y modelos de negocio. Requerimos líderes que no se conformen con mantener el statu quo, sino que aspiren a elevar constantemente el listón de la productividad y la competitividad.

El camino hacia la recuperación económica no será fácil ni rápido, pero es imperativo que comencemos ahora. Debemos fomentar una cultura empresarial que valore el riesgo calculado, que celebre el fracaso como parte del aprendizaje y que entienda que la verdadera innovación nace tanto de la necesidad como de la ambición, y se forja en la adversidad.  Debemos invertir en el desarrollo de nuestro capital humano, entendiendo que la productividad del siglo XXI se basa en el conocimiento y la adaptabilidad. Debemos premiar el esfuerzo y reforzar doblemente la meritocracia en nuestros ambientes de trabajo.

Repitiendo una vez más los aportes de Sergio a la discusión: sólo 1 de cada 20 países logra revertir un frenazo económico como el que nos hemos pegado. Estamos en una encrucijada que es a la vez una oportunidad única para reinventarnos y sentar las bases de un crecimiento sostenible. Como empresarios tenemos que hacer nuestros propios análisis y autocríticas. Solo así podremos decir, con la frente en alto, que hemos aprendido la lección y que estamos listos para liderar la recuperación que nuestro país merece.

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