DFCumple35 | Déficit de viviendas: un problema que aumenta día a día
¿Cuáles son los 35 desafíos que Chile tiene por delante? Con esta pregunta como foco, quisimos enumerar aquellas tareas en materia económica y social que el país debe abordar de cara a las próximas tres décadas.
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1 millón de viviendas
- “Estamos frente a una emergencia habitacional quizás nunca antes vista en Chile”, dijo el Presidente Gabriel Boric en su última Cuenta Pública. Según un informe publicado por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) en octubre, en el país hay un déficit habitacional de 1.089.000 viviendas. Es decir, más de 2,2 millones de personas viven sin un techo propio; la mayor cifra desde que se mide este fenómeno. El número ha crecido 177% desde 2015, cuando se registró el dato más bajo, de 392 mil viviendas. Por zona geográfica, la Región Metropolitana es donde se presenta un mayor porcentaje del déficit: un 42%, que representa cerca de 400 mil viviendas. Le sigue la macrozona centro (con 24%, equivalente a casi 225 mil viviendas), y la macrozona sur (con 23% o 212 mil unidades).
7%
de la oferta habitacional tiene un precio inferior a UF 2.000; en 2015 el 50% se encontraba dentro de ese rango.
Altos precios, menos financiamiento
Hay varios factores que explican el alza del déficit habitacional. Uno de ellos es el aumento de los precios de las propiedades. En 2015, por ejemplo, la mitad de la oferta de nuevas viviendas tenía un precio inferior a UF 2.000. Sin embargo, este año menos del 7% de la oferta está dentro de ese rango. Según la CChC, el valor del suelo en el Gran Santiago se ha triplicado en la última década. El aumento de la demanda, que ha hecho crecer los precios, se relaciona también con el explosivo incremento de la cantidad de migrantes.Esto se combina con una mayor tasa de interés, el alza de la UF y con el cambio en los requisitos que piden los bancos para acceder a financiamiento, condiciones que se han endurecido por la crisis económica que empezó con el estallido social y que se agudizó con la pandemia del Covid-19. Según un estudio de la plataforma MiMejorTasa.cl, publicado en septiembre, para acceder a un crédito hipotecario de UF 3.000 a 20 años y con un pie de 20% se pide un poco más de $ 2,3 millones de renta mensual. En octubre de de 2019, la exigencia era de $ 1,5 millones. En el caso específico de las viviendas sociales, la principal barrera para acceder a ellas son los tiempos de entrega. Según el gerente general del gremio de desarrolladores de viviendas sociales, una vez que una propiedad está terminada, pueden pasar entre seis y ocho meses para su entrega, cuando “debería demorar dos meses, pero todo es muy engorroso y burocrático”.
Vulnerabilidad de sectores medios
La crisis ha permeado a los sectores medios. Entre 2017 y 2022, el número de hogares allegados de clase media por incapacidad financiera aumentó un 165%. Además, la ONG Déficit Cero calcula que hoy 560 mil hogares viven en “fragilidad habitacional”, es decir, no son parte del déficit, pero ante una disminución de sus ingresos o aumento de costos no podrían mantener su vivienda. Sebastián Bowen, director de Déficit Cero, explica que “hoy día 4/5 de la población está viviendo algún nivel de estrés habitacional y se está haciendo aún más frecuente en las generaciones más jóvenes”.
Compromisos del Gobierno
- La última medida anunciada por el Ejecutivo, en octubre, fue un subsidio tributario de 15 UTM para personas que compren una nueva vivienda. Eso se suma a la promesa del Presidente Gabriel Boric de entregar 260 mil viviendas en su mandato. Pablo Allard, decano de Arquitectura de la Universidad del Desarrollo, cree que ve “muy difícil cumplir la meta. El gobierno ha descansado demasiado en la capacidad del Estado y limitado la concurrencia del sector privado y la sociedad civil”. A junio, cerca del 25% de de esa cifra habían sido entregadas y el 50% se encontraba en ejecución. Pero el ritmo de oferta es lento, en comparación con la demanda, ya que 120 personas al día se trasladan a vivir a un campamento. Para Bowen el desafío no es solo construir casas, sino construir ciudades funcionales y justas. “La respuesta habitacional tiene que ser distinta, diversa y dinámica”, explica.