Adiós salas de clase: nuevo método educativo entra a Chile
En EEUU existe una red de colegios bajo esta metodología, cuyos alumnos ingresan a universidades como Harvard y Columbia. En el país hace un año que se integró en Arica.
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En San Diego, California, unas alumnas que no superaban los 12 años vieron que en las zonas aledañas a su colegio había serpientes y podían representar un peligro. Decidieron observarlas, estudiar su hábitat y comportamiento. Investigaron cuál era su depredador y dónde vivían, y se convirtió en su proyecto de semestre. Recibieron su evaluación formal, y aunque no utilizaron ni libros ni cuadernos, estudiaron y aprendieron conocimientos que eran parte de su plan de estudios.
Ellas no fueron las únicas alumnas evaluadas por ese tipo de aprendizaje, sino que toda una red de colegios, la de High Tech High, donde prima el aprendizaje basado en proyectos (ABP), metodología que propone la enseñanza de conocimientos escolares a través de experiencias prácticas y concretas en el día a día, que estimulen en los estudiantes el deseo de aprender y que comienza a cobrar fuerza en todo el mundo.
Entre otros ejemplos de este método creado por Larry Rosenstock, destaca la creación de drones y robots para aprender física o proyectos donde el estudio del cielo y el espacio resultan en la publicación de libros, ejemplos que atrajeron la atención del magnate tecnológico Bill Gates y que tiene entre sus resultados a sus primeros estudiantes graduados en universidades como Columbia.
Sobre cómo las nuevas tecnologías cambian el conocimiento, Rosenstock -quien visitó Chile hace unas semanas para participar del seminario “Tecnologías de la Educación”, organizado por Seminarium Certificación- es claro. “Hoy en día yo puedo sacar el celular de mi bolsillo y prácticamente saber lo que sea, antes iba al colegio para saberlo. Hoy en día más bien hay que saber qué preguntar, por eso a mí me gusta generar proyectos que impulsen a indagar más en esa área”, comenta.
Para él resulta clave que la enseñanza de hoy implique, además de conocimientos de ciencias duras, habilidades blandas. A su juicio, “es ahí donde nos lleva el futuro. Enseñar la sensibilidad, a ser honesto y respetuoso, el trabajo colectivo, saber definir roles”. Añade que aunque vivimos rodeados de tecnologías, necesarias para avanzar en la enseñanza, según cree, también es necesario saber cómo utilizarlas con nativos digitales.
“Estamos pasando por un periodo donde abusamos de los recursos, realmente no hay suficiente agua en el mundo, hay un daño en el aire y no hay suficientes trabajos. Necesitamos que las personas generen conocimientos en nuevos aspectos, saber qué hacer con el agua y la contaminación, son los temas que los niños están aprendiendo ahora. Si ya hay muchos carpintero, no necesitamos enseñar carpintería, sí habilidades del futuro, tenemos que ver el camino”, comenta Rosenstock.
Eso sí, destaca que hay tecnologías que van en contra de las habilidades blandas y por ende, hay que ser muy cuidadosos, dado que los jóvenes y niños hoy están expuestos a mucha información.
Realidad local
Chile no está ajeno a los cambios tecnológicos ni de educación, por eso, desde abril de 2017 en la región de Arica y Parinacota están integrando ABP en algunos colegios, con estudiantes de quinto básico a cuarto medio, quienes aprovechan las oportunidades que otorga la presencia de Ayllú Solar, el proyecto de este tipo de energía liderado por Fundación Chile (FCh), para aprender de manera práctica conocimientos que son parte del currículum escolar.
En total, son 19 escuelas y 800 estudiantes los que se están viendo impactados con este nuevo método de aprendizaje, que también implica nuevos desafíos a los profesores.
“Al ser un cambio, se encuentra con condiciones más estructurales de la educación que lo hacen más complejos. La innovación puede implicar objetivos de aprendizaje de dos asignaturas y va a requerir un tiempo extra de los profesores para coordinarse, pero hará que, a la larga, el aprendizaje vaya más allá de lo que los estudiantes tengan que aprender”, asegura Andrea Osorio, líder de Iniciativas en Mejoramiento Escolar de FCh.
La ejecutiva destaca que los primeros resultados de percepción demuestran un reencantamiento de la vocación docente y un deslumbramiento por parte de ellos hacia los estudiantes, entre otras cosas. Los alumnos, en tanto, se muestran más inquietos empiezan a destacarse gracias al trabajo en equipo y con diferentes roles. Además, dice, ha mejorado el ambiente en la sala de clases.
“Lo que estamos diseñando ahora es una evaluación de impacto más dura, donde podamos identificar resultados de aprendizaje de las asignaturas que se están trabajando con ABP. Hemos pensado en evaluar el aprendizaje de esas asignaturas, antes y después, aprovechando los mismos resultados académicos de estos estudiantes, porque son contenido curricular”, resume.