El costo del delivery aleja al pequeño almacén
Las apps pueden llegar a cobrar hasta un 30% del valor de la compra, cifra demasiado alta para el comercio de barrio, que sigue despachando a domicilio, pero con repartidor propio o sus dueños.
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Abarrotes, lácteos, bebidas y hasta productos de aseo en menos de 20 metros cuadrados. Los comercios de barrio están en la primera línea del abastecimiento a las familias chilenas. Pero el despacho a domicilio de los negocios de barrio no conoce de modernas aplicaciones telefónicas, ni repartidores con enormes mochilas cuadradas: ante el alto costo de las apps, los comerciantes están yendo a entregar sus ventas ellos mismos.
Uber, Rappi y PedidosYa, cobran entre un 15%y 18% del servicio, sin considerar el IVA. "Con eso ya es cerca del 30%. Cero posibilidad de que el delivery con apps sea viable para un almacén" se queja Verónica Oliva, almacenera desde 2003.
Cuenta que el porcentaje que marginan estos emprendimientos es de alrededor de un 30% a 40%. Sin embargo, en algunos productos no es posible recargar ese costo, por lo que el mix de ventas no compensa pagar lo que cobra una app.
"Entendemos que en la difícil situación que estamos viviendo se genere la necesidad de bajar costos, lo que lleva a cuestionar el valor de los distintos productos y servicios que precisan para que un negocio funcione", responden desde PedidosYa, pero explican que las comisiones son un modelo de negocio que incluye inversión en desarrollo tecnológico, en logística y marketing. Además de campañas masivas.
"Evaluamos caso a caso para asegurarnos que el acuerdo sea beneficioso para ambas partes", comentan desde UberEts. Las tarifas cobradas a sus asociados las utilizan para servicios tecnológicos, publicidad, equipos de especialistas y la seguridad de la plataforma, añaden.
Por eso, en el ministerio de Economía, el Servicio de Cooperación Técnica (Sercotec), trabaja en conseguir convenios con las empresas de delivery para ajustar sus porcentajes y hacerlos viables para los comercios de barrio.
Despachos artesanales
A pesar de los impulsos por parte del gobierno, en la mayoría de los casos son los mismos dueños quienes hacen despacho o contratan a algún cercano, que se quedó sin empleo, para que hagan los repartos.
Así sucede en el minimarket Don Pancho, ubicado en Macul. Con 25 años en el rubro sus dueños, cuentan que partieron con los despachos producto de la pandemia, dado que gran parte de sus clientes son adultos mayores. El reparto lo hacen ellos mismos de forma gratuita para zonas cercanas, y con un cobro de hasta dos mil pesos para comunas más alejadas. Aún no han averiguado sobre si les es financieramente viable tener servicios de despacho vía aplicaciones, pero "es todo tan incierto que no nos hemos cerrado a ninguna alternativa. Por ahora es de forma artesanal, pero creo que nos aumentaría nuestras ventas. Antes hay temas de logística que resolver", dice Alexandra Molina, socia del negocio.
En general, el negocio genera entre dos a tres millones de pesos, pero aún no saben si les sería rentable contratar las aplicaciones por el porcentaje que ellos se quedarían.
La verdulería Doña Amalia, que tiene dos locales, uno en Vitacura y otro en Lo Barnechea, lleva casi dos años trabajando por Cornershop y recientemente se unieron a PedidosYa, y también hacen despachos personalmente. La primera aplicación les cobra un 15% más IVA, PedidosYa cerca de un 14%, Uber un 16% y Rappi alrededor de 18%. Sebastián Peña, socio del negocio, afirma que "eso significa que te quedas con ese porcentaje menos de tus ganancias personales".
Sin embargo, para él ha sido positivo ya que tienen hartos clientes y les facilita para poder brindar un buen servicio.
De todas formas, hay cientos de pequeños comercios que están sin operar. Sobre todo, aquellos ubicados en las zonas comerciales de las grandes ciudades y que estaban enfocados en los oficinistas.
¿Por qué no cobrar más?
"Aquí, la gente compra para el día a día, no para la semana o el mes", comentan desde el minimarket Don Pancho, por lo que añadirle un 30% a un kilo de pan por lo que margina el almacén, más el servicio de la app podría encarecerse demasiado. Y eso en productos como el pan, se vuelve bastante notorio.
Otro problema es que los repartidores no tienen la experiencia de aquellos que siempre compran en comercios de barrio, por lo que se demoran mucho más en elegir los productos y pesarlos. A eso se suman que los locales solo pueden recibir hasta cinco personas por vez. Por si fuera poco, muchos clientes de almacenes son adultos mayores que no usan tarjeta de crédito o débito, lo que también es un obstáculo en términos de logística.