Como lo esperaba una mayoría de los economistas, el Consejo del Banco Central ha mantenido la tasa de interés de política monetaria en 3,5%, y ha reiterado que la trayectoria futura del tipo de interés clave de la economía contempla ajustes pausados para asegurar la convergencia de la inflación a la meta del instituto emisor, a un ritmo que dependerá de la nueva información que se acumule y de sus implicancias sobre la inflación.
Si bien el comunicado del Banco Central mantuvo el tono del anuncio de la reunión del mes anterior, sí ha admitido que en el frente externo la mayor novedad ha sido la volatilidad de los mercados financieros, asociada a los eventos en China, mencionando la depreciación que han tenido las monedas de los países emergentes —incluido el peso chileno— que han aumentado sus premios soberanos, las bolsas han caído y los precios de las materias primas han bajado, destacando el cobre -la principal exportación de nuestro país- y el petróleo.
De esta manera, cada día es más clara la volatilidad y preocupación sobre el frente externo que ha marcado las primeras jornadas de 2016, sobre el que existe consenso entre los observadores en cuanto a que se vislumbra más complejo que el año que acaba de terminar, con implicancias en Chile que van desde el deterioro de las cuentas fiscales por la caída en el precio del cobre hasta el efecto que la depreciación del peso frente al dólar tiene sobre la inflación debido a su impacto en el costo de los productos importados, por nombrar dos efectos, en un contexto de persistente freno de la economía que la autoridad debe enfrentar con medidas concretas para reanimar la actividad.