El 2011 se inició con una capitalización bursátil global de casi
US$ 52,9 billones, producto del buen desempeño bursátil global de 2010 y las buenas perspectivas que se proyectaban para este año.
Sin embargo, a sólo un día de terminar el 2011, el índice MSCI All Countries, que recoge la capitalización bursátil mundial, da cuenta de una baja de US$ 6,6 billones hasta los US$ 45,3 billones.
Es que los primeros meses de 2011 habían seguido la tendencia del año anterior y las expectativas se mantenían altas, incluso luego del terremoto y tsunami que afectó a Japón en marzo.
Pero los rumores del colapso de la economía griega comenzaron a sonar cada vez con más fuerza, lo que contagió rápidamente de nerviosismo a las principales plazas bursátiles del mundo.
Esto, porque a pesar de que la economía de Grecia no es de las más grandes del Viejo Continente, el nivel de su deuda arrastraba a una gran cantidad de bancos de Europa y obligaba al Banco Central que rige a la comunidad a tomar medidas urgentes que afectarían a todos los países.
Sin embargo, las noticias pesimistas aún no terminaban. Pronto comenzaron a develarse los problemas de duda de Italia y también en España. En el primero, la crisis fue de tal magnitud que incluso desembocó en la salida de Silvio Berlusconi, al igual que en Grecia, con Georgio Papandreau.
Pero las malas señales vinieron también desde Estados Unidos. La calificación del crédito estadounidense fue degradada por primera vez en su historia durante este año cuando la agencia Standard & Poor’s le bajó la nota de “AAA” a “AA+”, argumentando su creciente deuda y el pesado déficit presupuestario como motivos fundamentales.