Banco Central pone cautela y llama a no celebrar el fin de la deuda subordinada del Banco de Chile
El ente emisor indicó que se trata de “una oportunidad para reconocer los altos costos económicos y sociales de las crisis financieras”.
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Las repercusiones del pago de la última cuota de la subordinada de Banco de Chile no cesan. Luego de recibir a los principales ejecutivos de la compañía financiera, el presidente del Banco Central, Mario Marcel, hizo un llamado de cautela frente a este hito.
Marcel indicó, por medio de un comunicado, que el fin de deuda subordinada del banco ligado al grupo Luksic y Citibank "era motivo de satisfacción, pero no de celebración".
"La extinción de la deuda subordinada es una oportunidad para reconocer los altos costos económicos y sociales de las crisis financieras, resaltar las lecciones aprendidas de nuestra experiencia y valorar los cambios que ha tenido el sistema financiero chileno con posterioridad a la crisis", señaló Marcel.
Agregó que "sobre todo, esta es una oportunidad para renovar el compromiso de todos los sectores –autoridades, reguladores y actores de la industria- para que nunca más se vuelva a exponer al país a un episodio como éste", declaró, recordando que "los riesgos para la estabilidad financiera siempre están latentes".
Bajo este telón, el presidente del ente rector recibió al medio día al vicepresidente del banco, Andrónico Luksic, los felicitó por haber logrado generar los recursos para adelantar el pago de la deuda, en circunstancias que en un inicio se percibía que iba a tener dificultades para pagarla en los plazos establecidos.
La deuda subordinada se originó tras el rescate del sistema financiero que desató la crisis de 1982-1983, episodio que implicó un enorme costo para el país. Dicha crisis, provocó la quiebra de miles de empresas, hizo que cientos de miles de chilenos perdieran su empleo y su resolución demandó ingentes recursos del Estado, marcando el balance del Banco Central por casi cuatro décadas.
Bajo la crisis financiera de los 80', el PIB cayó 14% en un año y la tasa de desempleo superó el 25%; 22 instituciones financieras, responsables de 60% del crédito fueron intervenidas. La resolución de la crisis tuvo un costo fiscal directo del 41% del PIB, lo que hace a la crisis de los 80' una de las más costosas de la historia, considerando desembolsos fiscales y pérdidas de producto.
De cara al futuro, Marcel recordó que las necesidades de actualización de la regulación financiera chilena no se agotarán con la implementación de la nueva Ley de Bancos. Sostuvo que "sigue siendo necesario avanzar en modernizar el marco de resolución de bancos en problemas y en el desarrollo de una nueva institucionalidad de seguro de depósito", lo cual espera que se produzca una vez se complete la etapa normativa de la aplicación de la Ley de Bancos.