La junta de accionistas de Elecmetal del 6 de abril pasado no sólo fue la última aparición de Juan Antonio Álvarez en sus funciones de presidente del directorio, sino también la ocasión en la cual expuso un mensaje cuya profundidad y reflexiones acerca de los desafíos que enfrenta la actividad empresarial calaron hondo en quienes lo escucharon.
“Enfrentamos circunstancias muy extraordinarias a nivel internacional y nacional que nos han desafiado y que nos seguirán desafiando. Pocas veces en la historia tantos temas tan relevantes para las empresas, los países y el mundo están en juego simultáneamente”, enfatizó en su discurso que abordó los principales escenarios para la compañía y el sector privado en su conjunto.
“Esa presentación es un legado que revela la profundidad de su pensamiento y un sentido de visión de futuro extremadamente importante. Destaco su alta capacidad intelectual y vocación como hombre motivado por propósitos que realiza acciones enmarcadas en valores y principios”, subraya el exministro y expresidente del consejo asesor de LyD Carlos Cáceres, quien estrechó lazos con Álvarez durante su participación en el directorio de Elecmetal.
En el discurso que a la postre se convertiría en su mensaje póstumo, Álvarez abordó desde las implicancias de la guerra entre Rusia y Ucrania –como sus consecuencias para la economía internacional y amenaza para el proceso de globalización- hasta los temas gravitantes en nuestro país. “Habló de lo que llamaba urgencias sociales, reconociendo que existen y también colocando una dimensión de la tarea que deben cumplir las compañías, la sociedad civil y el Estado, cada uno dentro de sus competencias, con un acento muy importante en la misión social de la empresa”, señala Cáceres.
En este sentido, valora la permanente preocupación de Álvarez por dar relevancia a temas fundamentales que suelen quedar en segundo plano en la coyuntura: “Él colocaba mucha atención al cambio climático, dando importancia a la preocupación de las empresas por incorporar este factor en sus operaciones cuidando los equilibrios ecológicos”.
Junto a su énfasis en objetivos concretos como aprovechar las lecciones de la pandemia y priorizar el control de la inflación, Cáceres destaca el pensamiento de Álvarez frente a los procesos políticos en curso en Chile, manifestando “una intensa preocupación por lo que está ocurriendo con la Convención Constitucional en el sentido de seguir un camino refundacional”, pidiendo por ello una corrección en el rumbo.
Desde la experiencia de su participación desde 1975 en el directorio de Elecmetal, el empresario Alfonso Swett Saavedra recalca la trascendencia del último mensaje de Juan Antonio Álvarez. “Fue una clase magistral que preparó de una forma extraordinaria para explicar los desafíos y oportunidades, para así tener una mirada larga que posibilite entender mejor los tiempos”, indica. A su juicio, esa visión responde al sello que él imprimió a lo largo de su trayectoria. “En las compañías del Grupo Claro, primero fue un muy buen asesor y después tomó la parte ejecutiva destacando especialmente en Elecmetal”, indica. Recuerda que en ese quehacer “analizaba muy bien las ideas, era certero y crítico cuando había que serlo, siempre con un estilo muy creativo que imprimía aires nuevos. Era un hombre que armaba equipos, como lo confirma la calidad de los ejecutivos del grupo”.
“Todos coincidimos en su inteligencia, visión de futuro, liderazgo, perseverancia y claridad para fijar el rumbo y gestión para sacarlo adelante. Yo tuve el privilegio de trabajar junto a él por más de 30 años y aprovechar sus conocimientos. Nos tocó de todo y siempre lo sentí como un pilar que estaba presente con sus valores y esfuerzo pero, por sobre todo, su calidez y contención. Su interés mayor estaba en acoger a las personas y entender sus inquietudes y sus sueños. Resiliente y firme en sus decisiones, y de gran templanza, abierto a escuchar y cambiar si era necesario. Todos le guardaremos un espacio en nuestro corazón, y acompañamos a la Connie y su familia con un agradecimiento por habernos compartido a nuestro querido amigo Juan Antonio”, reseña Baltazar Sánchez, presidente de Cristalerías de Chile, Viña Santa Rita y GrupoDF.
“Qué difícil tarea decir algunas pocas palabras sobre Juan Antonio, ya que se podrían escribir páginas, capítulos enteros y aún así quedarían tantas cosas maravillosas sin contar. No existen personas perfectas, pero sin duda Juan Antonio era una persona excepcional en todos los aspectos de la vida. Quiero mencionar una de sus virtudes que abarca todas las demás: su preocupación profunda no solo por las personas que conocía, sino también por aquellas que no”, reflexiona Luis Grez, director de Grupo DF y de Ediciones e Impresos.
Recuerda que “el lunes antes de su partida, me comentaba sobre los tiempos difíciles que vienen y del desafío que teníamos por delante de ayudar frente a tantas necesidades. Sí, así era mi amigo, preocupado por los demás y no tanto por él mismo. Hay dos mandamientos que resumen todo para los que profesamos la fe católica, amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo, sin duda esa era su forma de vida. Estoy triste por su partida, pero es más fuerte la alegría y gratitud por haberlo conocido, por haber sido testigo de su amor y entrega por los demás, sin duda un gran ejemplo de vida”.
Tres episodios de la trayectoria que revelan su sello empresarial
Previo a su desempeño al frente de directorios de compañías, Juan Antonio Álvarez desarrolló una vasta trayectoria en el plano ejecutivo con diferentes responsabilidades en el grupo ligado al empresario Ricardo Claro, labor que tuvo episodios en distintos tiempos y situaciones que son recordados por actores del mundo empresarial.
El timonel de la Sociedad de Fomento Fabril y presidente del directorio de Ultramar, Richard von Appen, subraya el papel que desempeñó Juan Antonio Álvarez en la gerencia general de la Compañía Sudamericana de Vapores (CSAV) –que lideró entre 2005 y 2011– durante la crisis que golpeó a la industria naviera en 2009 tras el derrumbe de la economía internacional el año anterior.
“En momentos extremadamente difíciles por la magnitud del problema que implicó una situación muy desafiante para la empresa, él lo enfrentó con mucho coraje y una gran templanza, jugando un rol muy relevante en decisión de buscar una salida”, resalta sobre el proceso que finalmente llevó a la incorporación del grupo Luksic a la propiedad. “Esto permitió que la empresa no solo sobreviviera, sino que saliera repotenciada, algo que tiene un enorme valor para un país donde la conectividad marítima es crítica”, añade von Appen.
En la década anterior y en los inicios del negocio del cable en el país, el entonces principal ejecutivo de VTR Blas Tomic, tenía en Juan Antonio Álvarez un serio competidor desde su posición como director de Metrópolis Intercom. “Ambas empresas estaban en sus primeras etapas luchando por adquirir tamaños críticos ocupando los mismos espacios en el mercado, por lo que era una competencia feroz. Sin embargo, la relación entre los dos a nivel personal en distintos espacios del ámbito profesional fue de total amabilidad y caballerosidad”, señala. Tomic recuerda que ese trato se evidenció desde “la primera vez que estuvimos en una misma sala, durante una exposición sobre las condiciones de competencia en ese mercado realizada en la Cámara de Diputados, situación que se desarrolló de una manera extraordinariamente leal, lo cual claramente es una de las virtudes de Juan Antonio”.
El presidente saliente de Anatel, Ernesto Corona es otro testigo del estilo de Juan Antonio Álvarez, quien lo reemplazó interinamente por un breve tiempo en el puesto de director general de Mega tras su renuncia en 1999.
“Ese mismo año falleció el Cardenal Raúl Silva, motivo por el cual en la industria surgió la iniciativa de hacer una transmisión en conjunto que implicaba coordinarse y aportar equipos. Yo en ese momento estaba fuera de Santiago y llamé por teléfono a Juan Antonio exponiéndole las razones de por qué teníamos que sumarnos, y él estuvo totalmente de acuerdo y así nos unimos al esfuerzo colectivo. Es un ejemplo de su sello dialogante y constructivo”, recuerda Corona.
Con él coincide José Miguel Sánchez, director ejecutivo de Mega entre 2006 y 2012. “Su claridad y apego a los valores que adhería daba la confianza para actuar dentro de límites claros, y si te ponía a cargo de un proyecto, el respaldo era total. Eso nos dio la tranquilidad necesaria para ir tomando decisiones”, explica. En este mismo sentido, señala que Juan Antonio Álvarez era “muy respetuoso de las decisiones editoriales del canal”.
La activa promoción de valores en las empresas y la sociedad
La promoción de valores como el desarrollo humano integral y la dignidad de las personas desde una visión cristiana, fue una constante en la vida de Juan Antonio Álvarez, destacan quienes compartieron con él en su quehacer profesional y en distintas instancias de acción hacia la sociedad.
“Junto con fomentar los valores, era un hombre muy aterrizado que tenía siempre una postura muy realista y comprometida. No era un hombre de grandes discursos, sino de aportes específicos”, recuerda la consultora Carolina Dell Oro sobre la activa participación de Álvarez en el consejo asesor de la Fundación Generación Empresarial. “Él revelaba una consecuencia de vida, preocupado por difundir la formación y principios cristianos en el ámbito de las empresas”, dice Carlos Cáceres, expresidente de Generación Empresarial.
Para Dell Oro, el sello de Álvarez como un “hombre íntegro e integral, se expresaba en que, junto a su faceta de empresario, siempre buscaba ir más allá de los negocios con preocupación por las personas y un sentido de país”.
“Juan Antonio, a quien conocí por el trabajo de mi marido, siempre mostró mucho interés por nosotros como familia, de una manera muy generosa, cercana, alegre y muy presente en los momentos difíciles que hemos enfrentado en estos 27 años de amistad”, señala Francisca Valdés, directora ejecutiva de Mujeres Empresarias.
La impronta en 11 años al frente de la gestión de Parque Arauco
Al asumir como vicepresidente ejecutivo de Parque Arauco en 2011, Juan Antonio Álvarez se puso al frente de la gestión de una compañía presente en Chile, Perú y Colombia, y cuya dinámica expansión suma a la fecha 55 activos inmobiliarios como malls, strip centers y outlets en esos mercados.
En su labor por 11 años en el cargo, uno de los momentos más difíciles tuvo lugar con la irrupción de la pandemia. “Una de las industrias más golpeadas por el Covid fue la de centros comerciales, cerrados sin percibir ingresos y con una gran incertidumbre respecto del tiempo que iba a durar esa situación. Y ante esto, Juan Antonio dijo: vamos a salir todos juntos de esto, aquí no se suspende ni se desvincula a nadie. En ese momento, fue una determinación temeraria porque nadie sabía lo que implicaba finalmente, pero él la puso como una condición”, indica el gerente general División Chile de Parque Arauco, Andrés Torrealba, estrecho colaborador de Álvarez durante su gestión.
Puntualiza que esa decisión –en un rubro con un importante porcentaje de funciones de tipo presencial- “marcó mucho a toda la gente de la compañía, y demostró que no era solo un discurso, sino un compromiso muy concreto”.
El episodio se inscribe en la impronta que marcó el principal ejecutivo de la compañía, relata Torrealba, con “un sello en el cual las personas son lo primero y donde, tanto o más importante que los resultados, es la manera cómo éstos se logran”.
Asimismo, destaca la capacidad de Juan Antonio Álvarez para estructurar equipos desde principios como la confianza en los colaboradores y un estilo de manejo organizacional que otorga grados de “autonomía en las decisiones, lo que fue muy bien recibido por todos los equipos, y que finalmente dio mucho espacio al florecimiento de distintos liderazgos a todo nivel”.