El presidente francés, Nicolas Sarkozy, consideró hoy que en
la cumbre internacional para la reforma del sistema financiero deberían
participar los miembros del G8, así como los del G5, que agrupa a las
principales economías emergentes (México, Brasil, China, India, y Sudáfrica).
En una comparecencia ante el Parlamento Europeo, Sarkozy se
mostró partidario de celebrar antes una reunión preparatoria con los socios de
la UE, pero incidió en que "lo más simple" sería articular la cumbre
en torno al G8, que reúne a las siete economías más industrializadas y a Rusia.
El presidente francés reiteró que, tras las medidas de
urgencia para hacer frente a la crisis, ha llegado el momento de perfilar
"las verdaderas respuestas" para garantizar que no vuelvan a
producirse turbulencias como las actuales.
"Sería pertinente" añadir a este "debate
esencial" al llamado G5, agregó Sarkozy, quien apuntó que aprovechará su
próximo viaje a China, junto al presidente de la Comisión Europea, José Manuel
Durao Barroso, para convencer a los gobiernos asiáticos de que asistan a esta
cumbre.
El pasado fin de semana, los dos mandatarios europeos se
reunieron con el presidente estadounidense, George Bush, para analizar la
crisis financiera y acordaron que EEUU acogerá "en un futuro próximo"
una primera cumbre de líderes internacionales para coordinar la respuesta
global.
Ante la Eurocámara, Sarkozy explicó sus gestiones, como
líder de la UE, para conseguir que Europa definiera una posición conjunta ante
la crisis, algo que "no ha sido fácil", reseñó.
Dejó claro que, al organizar un encuentro de los líderes
europeos del G8 -Francia, Alemania, Italia y Reino Unido-, "no queríamos
insultar a nadie".
"Creíamos que si conseguíamos que esos cuatro países se
pusieran de acuerdo no iría en detrimento del resto", explicó Sarkozy,
para atajar las críticas por haber dejado fuera a otros países comunitarios,
como España.
Reconoció, en cualquier caso, que "no siempre supimos
cuál era la mejor respuesta" y subrayó que sólo se llegó a una solución
tras la reunión de los líderes del Eurogrupo, que acordaron hacer lo necesario
para que funcionara el mercado interbancario y evitar quiebras de entidades
relevantes.
Primero el Eurogrupo y después toda la UE, en el Consejo
Europeo de la semana pasada, "conseguimos ponernos de acuerdo en un plan
gigantesco para permitir a las entidades trabajar y, sobre todo, tranquilizar a
los pequeños ahorradores y a las empresas", reseñó Sarkozy.
Se felicitó por el éxito de la coordinación europea, pero
recalcó que esto no acaba aquí y que todavía falta por definir las verdaderas
soluciones a la crisis.
Abogó por la cooperación a nivel global: "estamos ante
una crisis mundial y la respuesta sólo puede ser mundial".
Sarkozy dejó claro que el objetivo no es cuestionar la
economía de mercado, sino garantizar que no se vuelvan a traicionar "los
valores del capitalismo".
Al exponer las ideas que Europa planteará en esa discusión
global para reformar el sistema financiero, Sarkozy volvió a atacar a los
paraísos fiscales y subrayó que "ningún banco que trabaje con dinero
público" debe poder invertir en esos enclaves.
A su juicio, también hay que garantizar que todas las
instituciones financieras están sometidas a regulación, que las remuneraciones
de los ejecutivos no incentiven una toma de riesgos irresponsable y que las
reglas de contabilidad de los bancos no contribuyan a agravar la crisis.
Sarkozy apostó, asimismo, por "redefinir" el sistema
monetario, para tener tipos de cambio fijos y evitar, por ejemplo, que las
demás economías tengan que asumir el déficit de la primera economía del mundo.