Latinoamérica necesita un "cambio de
enfoque" para dirigir aún más hacia su propio desarrollo los
beneficios, aún limitados, de las políticas fiscales que aplica,
según un informe que publicó hoy la OCDE.
Este cambio es necesario, según la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para sacar "el máximo
provecho" del potencial de la recaudación de impuestos y apoyar con
ellos el desarrollo de la región.
Es un potencial "sustancialmente desaprovechado", según el
informe, en el que se constata que los ingresos tributarios sólo
alcanzan al 16% del Producto Interior Bruto (PIB) de la
región, frente a la media del 35% de los 30 países de esta
organización.
Los datos están en el documento titulado "Perspectivas Económicas
de América Latina 2009", elaborado por el Centro de Desarrollo de la
OCDE, con sede en París, que se presenta hoy en San Salvador y que
este año se centra en detectar el vínculo entre la política fiscal y
el desarrollo en la región.
Tan sólo el 4% de los ingresos tributarios en
Latinoamérica proceden de los impuestos sobre las rentas personales,
dato muy alejado del 27% de la media de la OCDE, se
destaca en ese informe.
Pero también se reconoce que los bajos niveles de rentas
personales limitan el alcance de los impuestos sobre la renta y se
indica que cerca del 90% de la población trabajadora de
países como Brasil, Chile, Colombia y Costa Rica ganan menos del
mínimo exigible para pagar esos tributos.
Además se alerta de que el gasto en seguridad social en
Latinoamérica es "muy regresivo" y representa "uno de los
principales escollos para explotar el potencial redistributivo de la
política fiscal".
Según declaró a EFE en París Javier Santiso, director del Centro
de Desarrollo de la OCDE, responsable del estudio, el problema en
Latinoamérica es que "la fiscalidad tiene un componente de
progresividad muy baja, que no alcanza a los más pobres".
Entre las "asignaturas pendientes" en política fiscal, Santiso
destacó que "con la excepción quizás de Brasil, que recauda mucho,
los niveles de recaudación en América Latina son muy bajos. Si uno
quiere gastar mejor, no forzosamente más, también hay un requisito,
y es que hay que recaudar mejor. Y en este caso probablemente más".
El informe destaca, no obstante, que desde 1990 los resultados
fiscales en América Latina "vienen siendo alentadores" sobre todo
por la aplicación de buenas políticas, entre las que destaca "una
creíble gestión macroeconómica y la mayor descentralización".
Aunque aún queda mucha distancia entre Latinoamérica y el resto
de los países OCDE y será necesario comprobar si lo que se denomina
en el informe "cualquier revés en la buena fortuna" -Santiso aludió
a la actual crisis financiera global como referente- puede
convertirse en una "prueba de fuego".
La OCDE estima que a Latinoamérica "aún le queda mucho por hacer
en materia de reforma fiscal" y recomienda que en el futuro se
dependa menos de las fuentes no tributarias y de los impuestos
indirectos en los ingresos de los Estados.
El informe advierte sin embargo que no es aconsejable incluir a
todos los trabajadores y empleadores de la economía informal en la
red tributaria, porque muchos de ellos tendrían derecho a
prestaciones que los Estados no serían capaces de asumir en todos
los casos.
Santiso puso como ejemplo lo que ocurrió en España, en general,
en materia de política fiscal: "se amplió la base fiscal y se amplió
también los que iban beneficiándose de los gastos fiscales en
educación, en sanidad".
"No hay un problema de 'ADN latino' que nos impediría alcanzar
eso", explica este economista sobre la capacidad de financiar esas
políticas con cargo a los impuestos y que asegura además que en
América Latina se gasta bastante en educación, pero ese gasto "es
relativamente poco eficiente".