La crisis económica, por su carácter
excepcional, necesita estímulos macroeconómicos en particular por la
vía de rebajas fiscales, según la OCDE, que considera que las
eventuales ayudas a sectores productivos deberían limitarse de forma
casi exclusiva al financiero, por el riesgo sistémico que plantea.
El financiero es "fundamentalmente" el único sector que por la
quiebra de sus instituciones podría arrastrar en su caída al resto
de la economía, subrayó hoy el economista jefe de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Klaus
Schmidt-Hebbel, en la presentación a la prensa del informe semestral
de Perspectivas.
Schmidt-Hebbel reconoció que "son necesarios estímulos
macroeconómicos adicionales" a los contemplados por los Gobiernos
para hacer frente a la recesión en la que ha entrado la OCDE, pero a
continuación indicó que "es vital" que eso se haga "con
condiciones".
En primer lugar, esos planes de relanzamiento "deben aplicarse
tan pronto como sea posible" para que tengan un efecto inmediato y
además han de diseñarse con carácter temporal para retirarse en
cuanto se den los primeros signos de recuperación, señaló.
Preguntado sobre las ayudas contempladas en Estados Unidos o
Europa para otros sectores, y en particular el automovilístico, el
economista jefe de la OCDE se pronunció en contra, porque a su
juicio la quiebra de una empresa, por muy grande que fuera, no se
llevaría consigo al resto de esta industria.
Es más, añadió que los consumidores no dejarían por eso de
comprar coches, sino que se decantarían por los de la competencia.
En cuanto a eventuales medidas en apoyo de la vivienda,
Schmidt-Hebbel admitió que "pueden ser una medida temporal útil a
corto plazo", y aludió al programa australiano para favorecer la
concesión de créditos hipotecarios a personas que no son todavía
propietarias.
Las puntualizaciones de la OCDE llegan en un momento en que se
ultima un plan de relanzamiento de la Unión Europea y se discute
sobre la pertinencia de acudir en ayuda de algún sector productivo,
en particular el del automóvil.
El economista jefe señaló que la recesión que se inició en la
OCDE en el tercer trimestre de este año se prolongará durante
"cuatro trimestres", y precisó que la recuperación será débil y sólo
empezará a finales de 2010.
La OCDE prevé que el Producto Interior Bruto del conjunto de sus
30 países miembros crecerá un 1,4% este año, antes de bajar un 0,4%
el próximo y de subir un 1,5% en 2010, cifras que significan una
revisión severa respecto a las previsiones publicadas en junio.
Schmidt-Hebbel señaló que estas nuevas estimaciones se basan en
la asunción de que el periodo crítico de las turbulencias
financieras terminará pronto, "en unas semanas" o "en unos meses" y
en cualquier caso antes de un año.
Pero admitió que no se puede prever exactamente lo que ocurrirá,
dado que la situación actual "no tiene precedentes", e indicó que
"los riesgos están muy significativamente orientados a la baja", a
un deterioro todavía mayor de la coyuntura.
Unos riesgos que vendrían de un periodo más largo del calculado
antes de que se normalice la situación financiera, de quiebras de
entidades financieras que conducirían al endurecimiento de las
condiciones crediticias o a un contagio de las economías emergentes
en forma de desconfianza y salida de capitales.