El Gobierno mexicano emitió hoy un decreto
para permitir desde el próximo 1 de enero la libre importación de
automóviles usados ligeros y pesados de Estados Unidos y Canadá con
diez o más años de antigüedad.
La Secretaría de Economía (SE) publicó hoy en el Diario Oficial
de la Federación la medida, que establece que los autos importados
deberán contar con un certificado de origen emitido directamente por
las armadoras de esos países, donde se declare que el vehículo fue
manufacturado en sus territorios.
No se podrán importar vehículos usados que en EE.UU. o Canadá
tengan restringida la circulación por sus características físicas o
cuestiones ambientales, o que posean reporte de robo, señala el
decreto.
Además, una persona podrá adquirir solamente un vehículo cada
doce meses libre de aranceles o, de lo contrario, deberá registrarse
como una compañía importadora ante las autoridades.
Para el caso de los autos pesados (camiones, autobuses, etc...)
se exigirá cumplir también con un mínimo de emisiones de gases
contaminantes.
Los vehículos con menos de diez años de antigüedad podrán ser
importados sin necesidad de permiso previo de la SE ni certificado
de origen, pero el propietario deberá pagar un arancel de 10% sobre el valor del coche o, de lo contrario, presentar la
documentación requerida.
México se había comprometido a eliminar cualquier restricción a
la importación de automóviles usados en el marco del Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que lo vincula con las
economías de EE.UU. y Canadá desde 1994.
Esta medida ha sido criticada por algunos sectores de la
industria, que culpan en parte del mal desempeño de las ventas
internas a la entrada de vehículos usados, denominados en México
"autos chocolates".
Desde agosto de 2005 México permite la entrada de vehículos
usados procedentes de EE.UU. o Canadá con una antigüedad de entre
diez y quince años, pagando un arancel de 10%.
Sin embargo, debido a que el país se vio inundado de vehículos
"chatarra", en abril de este año se determinó permitir solamente la
importación de unidades de diez años de uso.
"No vamos a dejar entrar chatarra", manifestó recientemente en
una entrevista con Efe el secretario (ministro) de Economía de
México, Gerardo Ruiz Mateos.
Según el ministro, será "muy difícil" que una persona con un auto
viejo obtenga el certificado de origen de la compañía fabricante del
vehículo porque las armadoras "no lo van a entregar".
Además, quien no cuente con ese documento deberá desembolsar una
fianza sobre el 50% del valor del automóvil en una lista
de precios acordada con EE.UU., que no será devuelta hasta que no se
presente dicho certificado.
"Evidentemente eso ya no será un incentivo para que vengan a
vender (el auto usado) en México, porque tendrán que dejar una
fianza en la frontera más cara que lo que costó el vehículo",
manifestó.
Desde que México abrió gradualmente la frontera en 2001 para los
vehículos usados, ingresaron al territorio alrededor de cuatro
millones de autos viejos, en un país donde se venden cada año 1,1
millones de vehículos nuevos.