La Justicia estadounidense determinó
hoy, por segunda vez en esta semana, que Bernard Madoff podrá
esperar fuera de prisión a ser juzgado por un supuesto fraude que
podría ascender a US$50.000 millones.
El desacreditado inversionista, acusado de montar una gigantesca
estructura financiera piramidal, acudió hoy al Tribunal del Distrito
Sur de Nueva York para rebatir los argumentos de la Fiscalía, que
pedía que su fianza fuera revocada y que el neoyorquino de 70 años
ingresara en prisión.
Una de las condiciones de la fianza es que Madoff, detenido el
pasado 11 de diciembre, permanezca recluido y vigilado en su ático
de Manhattan durante las 24 horas del día, circunstancia que para
sus abogados es más que suficiente para descartar la posibilidad de
que huya o suponga un peligro para la comunidad.
Joyas
Sin embargo, la Fiscalía defiende, en la documentación presentada
a la corte, que otra de las condiciones de la fianza, la congelación
de activos, ha sido violada, ya que su esposa envió el 24 de
diciembre joyas y regalos a familiares y amigos por valor de un
millón de dólares.
Con ese argumento, los fiscales ya reclamaron el ingreso en
prisión de Madoff, pero el pasado lunes el juez federal Ronald Ellis
decidió no atender esa petición y permitir que el financiero siga
bajo las condiciones actuales.
La Fiscalía recurrió acto seguido esa decisión pero el juez
Lawrence McKenna, encargado de atender esa nueva petición, volvió a
dar la razón hoy a la defensa de Madoff, que asegura que la esposa
del financiero actuó con total inocencia al enviar las citadas joyas
como regalos navideños.
Como en las escasas ocasiones anteriores desde que se decretó su
reclusión, la salida de Madoff de su apartamento del lujoso barrio
del Upper East Side de Manhattan generó una gran espectación.
La cadena de información financiera CNBC incluso retransmitió en
directo desde un helicóptero el trayecto del financiero desde su
vivienda hasta el tribunal, al sur de la isla.
Para facilitar su entrada y salida de la corte, las autoridades
cercaron las puertas del tribunal con vallas metálicas que mantenían
alejadas a las decenas de fotógrafos, cámaras y periodistas que se
reunieron en el exterior pese a las temperaturas de cerca de -10
grados centígrados que se miden hoy en la ciudad.
El financiero neoyorquino acudió a la vista con lo que ya es su
atuendo habitual en estas salidas: Un abrigo negro y con la cabeza
descubierta.
Madoff entró en el edificio tranquilo, sin hacer declaraciones y
sin que se apreciara un excesivo dispositivo de seguridad.