Irlanda ha entrado en recesión económica,
por primera vez desde 1983, con previsiones para este año de un
significativo aumento del paro y la inflación y un deterioro de las
cuentas públicas, informó hoy la Oficina Central de Estadísticas
(CSO).
Según la definición de la CSO, la crisis es ya "oficial", ya que
la economía irlandesa registró durante los últimos dos trimestres un
crecimiento negativo.
"Técnicamente, ahora ya estamos en recesión", indicó el informe.
En total, la economía nacional se contrajo un 0,8%o,
mientras que el Producto Nacional Bruto, que mide el valor de todos
los productos y servicios del Estado, cayó un 1% durante
los seis primeros meses de 2008.
Entre los factores que han influido en el deterioro de la
economía irlandesa, la CSO destacó el impacto inesperado que está
teniendo la reducción del consumo y las exportaciones, la crisis
crediticia internacional y la desaceleración del sector
inmobiliario.
La inversión en la construcción, por ejemplo, se redujo durante
los primeros meses del año un 20%, mientras que su
contribución a las arcas nacionales bajó un 12%, de 3.800
millones euros en 2007 a 3.300 millones de euros en 2008.
La sombra de la crisis también afectó al consumo público, que
retrocedió un 1,4% durante el segundo trimestre de este
año, y a la producción industrial, que cayó un 1%.
Aunque la mayoría de los analistas habían ya certificado en los
últimos meses la defunción de la llamada economía del "Tigre Celta",
las cifras confirman que el espectacular crecimiento experimentado
por este país durante casi dos décadas ha terminado definitivamente.
Después de alcanzar casi el pleno empleo y registrar índices de
crecimiento económico cercanos al diez por ciento a finales de siglo
pasado, el paro podría superar en los próximos meses el siete por
ciento, aseguró el análisis.
Y mientras la economía nacional creció el pasado año por encima
del 4%, los expertos rebajan ahora esas previsiones
en medio punto para 2008.
Como consecuencia, un informe elaborado el pasado septiembre
advirtió de que los niveles de emigración volverán a superar a los
de inmigración por primera vez desde la década de los ochenta,
cuando empezaba a regresar al país la diáspora irlandesa y se
sentaban las bases para la llegada masiva, diez años después, de
trabajadores de Europa oriental.
En 2006, las cuentas públicas presentaban un superávit de 5.200
millones de euros, lo que permitió al Gobierno presentar sucesivos
presupuestos generales "generosos", pero ahora los expertos prevén
que el Ejecutivo tendrá en sus manos un déficit de 7.400 millones de
euros en 2009.
Si Irlanda no rebaja el gasto público hasta unos niveles
"históricos", apuntan los observadores, el Gobierno se verá obligado
a tomar dinero prestado, unos 11.000 millones de euros, para
gestionar el país, lo que excedería los límites fijados por la Unión
Europea (UE).