Los dueños del Sheraton Santiago -el grupo Alcázar, sociedad ligada a la familia Urrutia- están afinando el millonario proyecto inmobiliario en parte del terreno donde se emplaza el tradicional hotel en la comuna de Providencia. Y acaban de lograr una nueva aprobación municipal.
El clan -que fue parte de los socios fundadores de los hoteles Atton, los que posteriormente vendieron al grupo francés Accor- recibieron, en febrero pasado, la aprobación de un anteproyecto, el que considera un edificio de 20 pisos para uso habitacional y otro de seis niveles para un nuevo hotel en la única zona disponible que hay en el terreno que alberga al Sheraton Santiago, a un costado de la entrada a los estacionamientos del inmueble, en la esquina de las calles El Cerro y Emeterio Larraín.
La Dirección de Obras Municipales (DOM) de Providencia autorizó un segundo anteproyecto de ampliación del actual inmueble para una zona de cafetería de 200 metros cuadrados.
Ambos anteproyectos aprobados son similares a los que la misma oficina alcaldicia visara en junio del año pasado.
Consultado por Diario Financiero del por qué se presentó una nueva solicitud ante la DOM, Nicolás Urrutia, del grupo Alcázar, explicó: “Se va ajustando el anteproyecto en la medida que va avanzando”.
Las aprobaciones de la DOM solo visan las condiciones urbanísticas aplicables al predio y no autorizan ningún trabajo en espacio público ni privado. Para esto, la empresa deberá solicitar un permiso de edificación.
Los anteriores propietarios Sheraton Santiago (el fondo Inversiones Hoteleras, administrado por LarrainVial Activos, que había comprado el hotel en 2015, en una transacción en torno a los US$ 95 millones), intentaron llevar adelante una cirugía mayor: la construcción de dos edificios (de 32 y 30 pisos) destinados para viviendas.
Pero los vecinos dijeron no. Agrupados en la junta Pedro de Valdivia Norte, echaron por tierra la obra, apuntando a los efectos que generarían las dos torres, que sumarían 295 departamentos.
El grupo Alcázar pagó unos US$ 15 millones en efectivo por el hotel que tiene más de 500 habitaciones, además de hacerse cargo de la deuda, estimada en alrededor de US$ 57 millones. El plan del conglomerado es usar un porcentaje de la constructibilidad del terreno “con proyectos que potencien el hotel y el barrio”.