El primer ministro islandés, el
conservador Geir H. Haarde, anunció hoy su dimisión y la de su
Gobierno en bloque tras romperse la coalición formada entre
conservadores y socialdemócratas.
Haarde resaltó que su intención era continuar en el poder, pero
que se vio forzado a la dimisión por sus socios socialdemócratas,
tras una semana de intensas protestas contra el Gobierno por su
actuación en la crisis económica que ha colocado al país al borde
del colapso.
La dimisión del Gobierno llega un día después de la del ministro
de Asuntos Económicos, Björgvin Sigurdsson, y tres de la del anuncio
de elecciones anticipadas para el próximo 9 de mayo hecho por el
propio Haarde, que no se presentará por sufrir un tumor maligno.
La líder socialdemócrata y ministra de Asuntos Exteriores,
Ingibjörg Gisladóttir, había exigido previamente a Haarde como
condición para mantener la coalición hasta los comicios que ella
fuera la nueva primer ministra y la dimisión de la dirección del
Banco Central, según informaron hoy medios islandeses.
"Lamento de verdad que no hayamos podido continuar con esta
coalición. Creo que hubiera sido lo mejor", declaró hoy a la salida
del Parlamento en Reikiavik Haarde, que presentará a lo largo del
día su solicitud de dimisión al presidente, Olafur Ragnar Grimson.
Protestas
La dimisión del Gobierno islandés, el primero en retirarse a
causa de la crisis económica mundial, era esperada después de los
acontecimientos de los últimos días, con las protestas más duras que
se recuerdan en el país desde hace más de medio siglo.
Kristjan Kristjansson, portavoz de Haarde, ya había reconocido
ayer que era "incierto" que el Gobierno se mantuviera en el poder
hasta la celebración de las elecciones, en contra de lo que el
propio primer ministro había asegurado apenas dos días antes.
Las protestas contra las autoridades se han sucedido en Reikiavik
desde el estallido de la crisis el pasado octubre, pero se han
intensificado esta última semana, con enfrentamientos entre la
policía y los manifestantes, desconocidos en un país sin ejército y
con índices de delincuencia mínimos.
Colapso bancario
Aunque los primeros visos de crisis económica surgieron en la
primavera de 2008, no fue hasta octubre que golpeó contundentemente
a Islandia, cuyo sector financiero en conjunto era nueve veces el
PIB nacional.
En apenas unos días se hundieron los tres principales bancos del
país, que representaban un 85% del sector bancario y habían mantenido
una agresiva política de préstamos en el extranjero para financiar
sus aventuras expansionistas en Gran Bretaña y Escandinavia.
El Gobierno nacionalizó la banca en una situación caótica, con la
inflación disparada y la moneda devaluada, en un país que hace un
año encabezaba la lista de los más desarrollados de la ONU y que
ahora ha duplicado su tasa de paro hasta casi 5%.
El FMI concedió en noviembre pasado un préstamo de US$2.100 millones a Islandia, cuyo Gobierno se comprometió a poner en
marcha un programa de austeridad.
Islandia, país de algo más de 310.000 habitantes, también ha
recibido un préstamo de US$3.000 millones de Dinamarca,
Suecia, Noruega, Finlandia, Rusia y Polonia.
Según una encuesta reciente, el opositor Movimiento de Izquierda
Verde ganaría las elecciones con 28,5%, el doble que en
mayo de 2007, mientras que el Partido de la Independencia y la
Alianza quedarían por detrás, con pérdidas de 12 y 10 puntos
porcentuales, respectivamente.