El Gobierno de Brasil redujo la previsión
de crecimiento económico del país para 2009 entre siete y ocho
décimas, hasta el 3,7%, por efecto de la crisis internacional,
informó hoy el ministro de Planificación, Paulo Bernardo.
El ministro puntualizó que estos cálculos pueden ser alterados de
aquí hasta el 20 de noviembre, fecha en la que el Ejecutivo
presentará las cuentas al Congreso de forma oficial, aunque admitió
que serán sensiblemente inferiores a los anteriores, que
contemplaban una expansión del 4,5% para el año que viene.
Bernardo explicó que el Estado dejará de recaudar cerca de 9.000
millones de reales (unos 4.261 millones de dólares) tanto por efecto
del frenazo en el crecimiento como por la bajada del precio del
petróleo.
"El precio del barril de petróleo es igual a una nube. Puede
llegar enero y estar completamente diferente", dijo el ministro en
declaraciones recogidas por la agencia Estado.
La semana pasada, el ministro de Hacienda, Guido Mántega,
advirtió que el Gobierno podría formular una "política anticíclica"
cuyo objetivo será mantener el crecimiento económico a través del
incentivo de las inversiones públicas, que son el eje central del
segundo mandato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
En la práctica, esa política se podría traducir en una revisión a
la baja de la meta de superávit fiscal primario, el ahorro de las
cuentas públicas utilizado para pagar los intereses de la deuda, a
fin de mantener el ritmo de obras públicas.
Lula y sus ministros han insistido en que los fundamentos de la
economía brasileña son sólidos, por lo que a su juicio la crisis
internacional no va a suponer un sobresalto grave en el país, que en
ningún caso va a sufrir una recesión.
En 2007 el Producto Interior Bruto (PIB) de Brasil creció el
5,4%, mientras que para este año el Gobierno calcula una expansión
de entre el 4,5% y 5,0%.