Donald Trump está considerando un enfoque en dos etapas para su nuevo régimen arancelario, desplegando poderes rara vez utilizados para imponer aranceles de emergencia mientras se completan las investigaciones sobre los socios comerciales.
Las propuestas que están debatiendo los funcionarios de su administración buscan fundamentar el régimen arancelario “recíproco” del presidente en un marco legal más sólido, al mismo tiempo que le permitirían a Trump recaudar fondos para recortes de impuestos planificados.
Trump ha prometido anunciar sus nuevos aranceles el 2 de abril, llamando al evento “día de la liberación”, lo que ha provocado una carrera por parte de países extranjeros para presionar a los principales funcionarios de su gobierno en busca de exenciones.
Régimen arancelario
El lunes, Trump se comprometió a imponer aranceles “sustanciales” a los socios comerciales de EEUU, aunque también sugirió que podría “dar muchas concesiones” a algunos países. “Nos han cobrado tanto que me da vergüenza cobrarles lo que ellos nos han cobrado, pero será sustancial”, dijo, horas después de anunciar nuevos aranceles a los compradores de petróleo venezolano, entre ellos China.
El reciente mensaje contradictorio del mandatario refleja un debate continuo dentro de su administración sobre cómo exactamente hará cumplir Trump su nuevo régimen arancelario y con qué objetivo.
Entre las propuestas que ha discutido su equipo está la de iniciar investigaciones bajo la Sección 301 contra socios comerciales, mientras se emplean poderes de emergencia poco utilizados para aplicar aranceles de manera inmediata durante ese proceso.
Las herramientas que podrían usarse para imponer aranceles inmediatos incluyen la Ley de Poderes Económicos Internacionales de Emergencia (IEEPA, por sus siglas en inglés), o una poco conocida ley comercial estadounidense, la Sección 338 de la Ley Arancelaria de 1930, que permitiría aplicar aranceles de hasta un 50% a los socios comerciales del país.
Abogados y personas cercanas a los planes también señalan que Trump podría aplicar de inmediato aranceles a las importaciones de vehículos el 2 de abril, reactivando un estudio de seguridad nacional sobre la industria automotriz global iniciado en su primer mandato. El lunes, Trump dijo que los aranceles a los autos podrían anunciarse “en los próximos días”.
Otra opción discutida recientemente —pero que ahora se considera poco probable— es una oscura disposición de la ley comercial de EEUU , la Sección 122 de la Ley de Comercio de 1974, que permite a Washington imponer temporalmente aranceles limitados al 15% durante un máximo de 150 días.
Pero la administración aún no ha definido su enfoque, y el propósito de los aranceles sigue siendo incierto.
Si bien Trump se ha quejado del trato injusto que reciben EEUU por parte de otros países, sus funcionarios están más enfocados en usar los aranceles para recaudar ingresos con el fin de financiar recortes tributarios, más que como una herramienta de presión diplomática, según personas familiarizadas con las conversaciones.
Esto ha llevado a buscar opciones legales ya probadas que el presidente pueda utilizar para imponer aranceles altos a múltiples socios comerciales lo antes posible.
Estrategia de Trump
Las dos figuras principales del proceso también han mostrado enfoques distintos, según las fuentes. Mientras el secretario de Comercio, Howard Lutnick, ha actuado como principal negociador del gobierno, ha criticado a los socios comerciales por sus superávits y políticas fiscales antes de exigir “un acuerdo”.
El representante de comercio de EEUU, Jamieson Greer —abogado que trabajó con el jefe comercial del primer mandato de Trump, Bob Lighthizer— ha asumido cada vez más el rol de estratega legal, buscando establecer un plan duradero para el objetivo del presidente de reordenar el comercio global.
En esa línea, Greer ha defendido iniciar investigaciones contra socios comerciales antes de aplicar aranceles, según personas cercanas a su pensamiento. Este enfoque se basa en leyes comerciales ya existentes, pero tomaría hasta seis meses.
Kush Desai, vocero de la Casa Blanca, afirmó: “Aunque el plan final de aranceles recíprocos para el 2 de abril aún no ha sido revelado por el presidente Trump, todos los miembros de la administración están alineados en cuanto a nivelar finalmente el terreno para las industrias y trabajadores estadounidenses”.
La aparente determinación de la administración por avanzar con su plan arancelario el 2 de abril ha provocado esfuerzos de último minuto por parte de otros países para ofrecer concesiones. El Reino Unido está evaluando opciones para suavizar su impuesto a las empresas tecnológicas estadounidenses como parte de su acercamiento a Washington.
El comisario de Comercio de la UE, Maroš Šefčovič, tiene previsto reunirse con Lutnick y Greer este martes para mantener conversaciones.
Cualquier arancel recíproco que se anuncie la próxima semana será una evolución del arancel universal a los exportadores hacia EEUU que Trump propuso por primera vez durante su campaña presidencial el año pasado.
La política comercial de Trump ha sido errática: el presidente ha anunciado aranceles devastadores contra aliados como México y Canadá, para luego revertirlos —a menudo horas después— frente a un intenso lobby empresarial.
Desde que asumió el cargo, ha aplicado un arancel general del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio, junto con una gama de nuevos productos fabricados con ambos metales. Después de que la UE dijera que respondería de la misma manera a los aranceles a los metales, Trump amenazó con un arancel de represalia del 200% sobre el vino francés y otros productos alcohólicos.