El flujo de dinero en el sistema financiero global está atascado en el mismo nivel que hace una década, generando nuevas preocupaciones sobre la fortaleza de la recuperación económica después de seis años de crisis financiera.
Una dramática desaceleración en los flujos de capital transfronterizos -revelados en un análisis para el Financial Times del Instituto Global McKinsey- destaca cómo las crisis subprime de EEUU y de deuda en la zona euro revirtieron la globalización de las finanzas, y aumenta las dudas sobre si los flujos volverán alguna vez a sus máximos previos a las crisis.
La contracción podría alimentar las inquietudes sobre el ritmo de la recuperación económica en el mundo desarrollado, pero también oculta un cambio en el ordenamiento económico hacia las economías emergentes y lejos de los bancos europeos.
A mediados de 2007, los flujos de capital transfronterizos hacia el G20 eran equivalentes a casi 18% de la producción económica de dichas naciones. A mediados de 2013, la cifra equivalente era 4,3%. En términos de dólar, los flujos de capital transfronterizos hacia este grupo han caído 67,5% desde mediados de 2007.
“Uno habría esperado que ellos [los flujos de capital] hubiesen descendido comparado con los años de burbuja. Lo que sorprende es la magnitud del retroceso. En vez de ver un rebote, estamos viendo un estancamiento”, afirmó Susan Lund, socia de McKinsey. Ella advirtió que los efectos se sentirían en la economía real y que había “una probabilidad de que la globalización financiera como la conocemos podría nunca recuperarse”.
No sólo los flujos de capital se han reducido, su composición ha cambiado. Gran parte de la contracción desde 2007 es el resultado de bancos debilitados -especialmente en Europa- recortando los libros de préstamos y retirándose detrás de las fronteras nacionales, para que el préstamo bancario represente una proporción mucho más pequeña de los flujos transfronterizos que en 2007.
Como resultado del colapso de los préstamos bancarios, los flujos hacia inversión extranjera directa corresponden a una mayor participación que antes de la crisis, lo que, dado que la mayoría refleja decisiones de inversión a largo plazo, es posiblemente un presagio de una mayor estabilidad en el futuro. Mientras, los mercados emergentes representan una porción mucho más grande de flujos de capital que antes de 2008.
Aunque la contracción en los flujos de capital podría indicar que la economía global está entrando a una fase de, en el mejor de los casos, flojo crecimiento, su rol en promover el crecimiento económico es discutido.
Hélène Rey, profesora de economía de London Business School, dijo que no está claro el beneficio de estos flujos.