Por Paul Volcker y John Reed
Se ha escrito mucho sobre el grado de avance en la actual reforma financiera. Sin embargo, se le ha dado muy poco crédito a los reguladores por sus esfuerzos para imponer una restricción de apalancamiento simple y racional a nuestros mayores bancos.
Todos sabemos la importancia de los estándares robustos de capital para mejorar la capacidad de absorción de pérdidas de tales mega instituciones altamente complejas y sistémicamente relevantes. Antes de la crisis financiera, los requerimientos globales de capital se movieron hacia un enfoque complejo y guiado por un modelo que groseramente le restó importancia al riesgo. Esto agravó la crisis justo cuando el apoyo del capital más se necesitaba. Añadir un simple ratio de apalancamiento –basado en la cantidad de acción común tangible que un banco tiene en relación a sus activos totales– es un paso importante para abordar la debilidad del actual sistema. El cambio debería reducir la probabilidad e impacto del colapso de un gran banco.
De todos los temas que vemos en las crisis financieras y los colapsos, uno que se repite es el apalancamiento. Si bien es genial en el camino hacia arriba para la inversión y la especulación agresiva, es brutal en la cuesta abajo. No sólo colapsará más rápido un negocio altamente apalancado que uno menos apalancado que enfrente pérdidas equivalentes, sino que su colapso tendrá un mayor impacto sistémico al transmitir pérdidas potenciales a sus contrapartes. Si se le añade lo suficiente, el apalancamiento puede pasar de ser la inversión más segura a una receta para la ruina repentina cuando los mercados se mueven.
Estamos complacidos de que los reguladores de EEUU se están moviendo para aplicar un ratio de apalancamiento más fuerte en conjunto con un estándar basado en el riesgo. Si bien los reguladores internacionales han acordado que el ratio de apalancamiento de los mayores bancos no debería ser menor a 3%, los reguladores de EEUU han propuesto duplicarlo a 6% (en otras palabras, por cada US$ 100 en activos, los bancos deben financiar al menos US$ 6 con acción común). Los críticos argumentan que esto podría crear incentivos perversos para que los bancos busquen activos de mayor riesgo/mayor rendimiento. Pero tales incentivos pueden ser dirigidos al usar el estándar junto con un robusto sistema de ponderación de riesgos. Como cada enfoque aborda los potenciales defectos del otro, es prudente usar los dos enfoques.
Los actuales requerimientos de capital “basados en el riesgo” tienen una serie de defectos. Las ponderaciones de riesgo son estáticas; el riesgo es dinámico. Un activo percibido como seguro un día puede convertirse en riesgoso al siguiente. Los juicios regulatorios sobre el riesgo están a menudo contaminados por sesgos analíticos y políticos, información incompleta y las incertidumbres inherentes del pronóstico económico. Como resultado, las reglas son excesivamente complicadas y llenas de excepciones que pueden crear incentivos perversos para favorecer ciertos activos, al mismo tiempo que entregan una falsa sensación de seguridad.
Añadir un fuerte y simple ratio de apalancamiento contrarresta muchos de estos defectos. Es fácil que la administración, juntas, inversionistas y reguladores lo entiendan. También es comparable entre compañías y, en conjunto con un sistema estandarizado basado en el riesgo, difícil de jugar. Un enfoque dual mejora dramáticamente la transparencia sobre la exposición al riesgo de una compañía y debería permitirles a los inversionistas y las contrapartes que realicen comparaciones de manzanas con manzanas entre instituciones grandes y complejas.
Sin embargo, hay una advertencia importante. Además de elevar los estándares, una forma de mejorar este enfoque es arreglar nuestro régimen de contabilidad para permitir comparaciones de manzanas con manzanas entre instituciones de EEUU y sus pares globales.
Los reguladores han hecho un buen trabajo al tratar de establecer una prueba de apalancamiento para justificar los ítems fuera del balance dadas las diferencias entre los estándares de contabilidad internacionales y de EEUU, pero la convergencia sería muy superior. Muchos lectores se sorprenderían respecto de cuán apalancadas están muchas instituciones de EEUU usando los estándares internacionales.
La puerta a un sistema financiero más seguro y menos apalancado está medio abierta. Podemos abrirla ampliamente al unir reglas estandarizadas de capital basadas en el riesgo con limitaciones de apalancamiento, y medidas comunes de balance a través de la convergencia de los estándares de contabilidad global.
Los columnistas son ex presidente de la Reserva Federal y ex presidente y director ejecutivo de Citicorp y Citibank. Ambos son miembros del Consejo de Riesgo Sistémico.